Still Here I: Hache

Fuerte discusión| el sonido de su nombre

«Él le temía al agua...»

Nos hicimos casi dos horas de camino en la motocicleta de Josh. —Macky, necesitamos darnos prisa, ve, le llamaré a tu madre para que sepa que estás en mi casa y que no debe preocuparse.

—Gracias... por entenderme y ayudarme, ¿podrías esperarme aquí? —le pedí a Josh, el departamento de Sylvia se encontraba en el penúltimo piso de un edificio gigante y sorprendentemente alto.

Se iría lejos mañana, desde que Gideon murió, ha estado buscando maneras para lograr caminar. Y hasta ahora, han sido inútiles.

Subí hasta allí. Golpeé unas tres veces la puerta. Unos segundos después, abrió.

—Vamos a hablar —dije, invadiendo el interior de su pequeña casa, haciéndola a un lado.

Sylvia giró su silla de ruedas luego de cerrar la puerta y asintió con descaro.

—Primero, dime, la persona que está frente a mí... ya no es la niña tonta que ha perdido la memoria, ¿cierto? —bufó con cinismo.

Callé, aún estaba asimilando lo que fui a decir.

—¿Qué quieres? Estoy haciendo mis maletas, así que ve al grano —explicó, señalando con las manos que estaba a punto de preparar su equipaje.

—Se me hacía raro que supieras tanto sobre el mundo imaginario... —carraspeé, caminé un poco por su pequeña habitación—. ¿Sabes? Quizás me ganaste... quitándome lo que más quiero. Pero, ¿por qué piensas que así Gideon descansará en paz? —reí.

—No lo impediste... —antepuso lo mismo que había dicho en el hospital—. A pesar de que él te consideró su amiga, no lo hiciste.

—¡Por favor, ni siquiera pudiste evitar que cortara sus muñecas cada vez que le hacían daño! —Alcé la voz—. Un simple títere hecho con madera vieja está buscando culpables... ¿No es ridículo?

—Cállate —murmuró—, no lo entenderías.

Pero yo estaba enojada. Buscaba desquitarme de la peor manera. Sabía que eso no traería a mi amigo de vuelta, mas necesitaba sacar todo lo que tenía que decir desde hace poco tiempo.

—Él te desechó, y cuando tu alma de títere se transformó en humana y caíste al mundo real... fingías ser mi amiga, ¿y todo ese tiempo creíste que yo no sabía quién eras? ¿O pensabas que me tragué el cuento de que eras su hermana mayor? —Rodeé su silla, me acerqué tomando las manillas—. Caíste bajo al intentar atacarme cuando no recordaba nada.

—¡Aléjate de mi silla! —Sylvia tomó las ruedas para rodar lejos de mí—. Gideon me amaba, ¡tú qué sabes!

—Le decían loco por traer una marioneta vieja, hecha con madera sucia, cubriendo su mano... Al que llamaba Sylvia con tanto cariño —me incliné hacia ella—, pero era por tu causa que todos... incluso su padre, quisieran verlo muerto.

—MACKY, CÁLLATE. —Se dirigió a la puerta y la abrió con brusquedad—. Vete, antes de que grite... —sus párpados dieron pestañeos para no soltar las lágrimas de sus ojos verdes.

—La última vez que lo vi, fue antes de que saltara, me dijo que ya no soportaba más. Me habló sobre ustedes, me dijo todo. Él no quería saber más de ti, porque destrozaste su vida. Creyó que si él moría, tú por fin dejarías de hacerle la vida un infierno.

—¡¡BASTA, BASTA!! —Gritó por fin, tapó sus oídos con sus manos—. ¡VETE!

Caminé hasta estar frente a frente. —Sylvia, ¡tú eras su amigo imaginario! ¿Y sabes qué pasa cuando el creador revela a su imaginario? —sobrepuse mis manos en las suyas—. Lo olvida...

Mi voz se llenaba de rencor con cada palabra que emitía, mas no podía parar ahora. —Gideon quería olvidarse de ti antes de morir, por eso viniste a parar al mundo real —reproché.

Sylvia me veía con odio. Yo le mentí para hacerla sufrir por quitarme a alguien que adoraba tanto... Yo le mentí para sentirme mejor; pero la culpa me comía el alma hasta dejarme seca.

Hace 5 años, Gideon Torrent creó a su amigo imaginario, lo llamó Sylvia, fue el motivo de su felicidad, hasta que un día hace seis meses, compañeros de su clase le arrebataron aquel títere amado, y con él, su única razón para seguir con vida... Gideon la amó mucho, yo traté de razonar con él porque fui la última que lo vio con vida, no era del todo mi amigo, pero... me confió a su amada Sylvia... y yo no cumplí con lo que me pidió, antes de eso, ella intentó asesinarme en aquel río...

Sylvia tenía que saber que yo no tuve la culpa de que Gideon muriera... Tenía que apaciguar su corazón. Tenía que saber que, lo que le dije sobre Gideon, era todo lo contrario. Pero no lo haría, yo no la iba a desmentir. Porque ahora nada de lo que ambas hiciéramos nos iba a devolver lo que más amábamos; y yo no estaba dispuesta a perdonarla ni a rogar que entendiera razones.



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En el texto hay: celos, amor y amistad, amigo imaginario

Editado: 13.07.2018

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