¿En qué momento había terminados así?
En medio de la acera con la cabeza escondida entre mis piernas, intentando calmar el dolor dentro de mí y detener las lágrimas que resbalan sobre mi mejilla, sin entender donde había quedado mi valentía una que por más que intentaba encontrar no lo conseguía.
¿Pero quién era yo para lograr eso?
Nadie, eso era como me sentía en este momento pues, aunque yo quisiera regresar a dentro con la cara en alto, lo único que lograba era esconderme en mi misma mientras las lágrimas mojan mis mejillas en medio de un oscuro callejo, uno igual de donde había sido rescatada años atrás, tal y como una pequeña niña en busca de sus madre, mi orgullo estaba herido demasiado para regresar al lugar, tal vez era porque mi corazón era el que verdaderamente estaba sufriendo en estos momentos, era el, el que no podía dejar de llorar.
"El corazón es el órgano más importante de todos, porque con él puede llevarnos al cielo, pero también al infierno. Y a pesar de eso nadie puede llegar a vivir sin él."
Recuerdo las palabras que alguna vez mi hermana Gizem me enseño, las misma que me hacen llorar como la primera vez que las escuche ocasionando que las lágrimas aumenten más, no solo por lo que acababa de hacer, sino por el hermoso recuerdo de mi hermana, a quien no había podido ver a pesar de estar en el país, a causa de la gran gira que estaba teniendo para su nueva colección de ropa.
—¿Xia Lin? —Alguien llama mi nombre, pero me niego a levantar la mirada, solo para que todos vean lo débil y frágil que podía llegar a ser —¿Estas bien? —Tocan mis hombros con cariño, esperando el oportuno momento para consolar a una pobre chica.
—Estoy bien —Asiento entre mis brazos tratando de sonar lo más convincente posible, cosa que sabía que no estaba funcionando —No se preocupen por mí, por favor vuelva por donde vino —Pido sin importar lo mal que suene eso, sé que estoy mal, pero, aun así, me niego a que alguien más me vea en este tipo de situación.
—Yo no creo que estés tan bien como dices —Responde el dueño de la voz, sin alejarse ni un centímetro de mi patética posición —Tal vez yo podría ayudarte mejor de lo que piensas Xins —Escuchó aquel pequeño pero cariñoso apodo que solo una persona conoce, quién era la persona que me lo había puesto.
—¿Tae? —Pregunto sorprendida al verlo hincado frente a mí, sin importar ensuciar su costosa ropa sobre el sucio suelo de la calle —¿Qué haces aquí? —Me limpio las lágrimas que hay sobre mi rostro, intentando verme menos patética de lo que ya lo hacía.
—Intentando ser un buen soporto para mi mejor amiga —Sonrió con la honestidad que tanto lo caracteriza, mientras transmite cariño a través de una dulce mirada —¿Puedo hacerlo? —Me pregunta poniéndose de pie frente a mí, estirando su mano en mi dirección, la cual dudo bastante antes de tomarla correspondiendo a la ayuda que el castaño siempre tenía para ofrecerme.
—Como siempre lo has hecho sin percatarte —Afirmó formando una media sonrisa en su dirección —Ya todo esta perfecto —Me obligó a forzar una sonrisa, aunque no tenga el ánimo para hacerlo, lo último que quería era seguir causando aún más problemas de los que hasta ahora lo había hecho.
—No tienes por qué demostrar alegría cuando lo único que quieres es llorar —Pasa sus manos sobre mi rostro, limpiando las lágrimas que aun resbalan sobre mi rostro, sin ningún tipo de disgusto —Hasta las princesas más valientes tienen momentos de debilidad y no por ello dejan de ser princesas —Me cuenta con una sonrisa que logra derribar los muros a mi alrededor.
—No puedo —Soy honesta con el como siempre lo había sido, sin poder detener las lágrimas que continuaban cayendo sobre mis mejillas.
—Lo sé —Asiente sin presionarme en lo absoluto —Sabes que puedes contármelo hasta que tú lo desees, yo solo esperare ¿de acuerdo? —Asiento sin poder evitar formar un puchero que es imitado por mi mejor amigo, quien me sonríe con ternura antes de envolverme en un cálido abrazo que no tardo nada en corresponder.
Aquí estaba mi salvavidas, una vez más manteniéndome a flote.
—¿Vamos por un par de tragos a mi departamento? —Propone sin terminar con nuestro abrazo, asintiendo con rapidez antes de romper el abrazo intentando arreglar un poco mi rostro, imaginando lo mal que podría estar después de todo lo que había llorado —Déjalo te he visto en situaciones peores —Tae bromea recordando los millones de veces que nos habíamos vistos recién levantados, algo que después de todo, seguía siendo vergonzoso para mí.
—Cállate —Le ordeno con enfado antes de golpear uno de sus brazos, recibiendo una reacción exagerada de él, tal y como siempre lo hacía —Vámonos, ¿dónde está tu auto? —Camino por el largo callejón deteniéndome al llegar a la acera en donde las personas me esquivan para evitar chocar contra mí.
—Justo aquí, sube —Me ordena subiendo con rapidez al auto percatándome del descuido total que el castaño había tenido al haber estado sin mascara o algo que le cubriera el rostro lo bastante bien como para no llamar la atención, entrando con mucha más rapidez de la que lo hubiera hecho al auto —¡Ya lo sé, no me regañes! —Ni siquiera me da tiempo de hablar antes de decirme aquello que me tendría preocupada mucho tiempo —No te preocupes tanto, si sale algo yo me encargo de arreglarlo —Me guiña un ojo con seguridad, haciéndome negar ante su despreocupación.
¿Qué podía hacer?
Así siempre había sido y honestamente no creía que fuera a cambiar nunca.
—Vámonos —Es lo único que me dedico a decirle antes de escuchar el motor del hermoso auto que muchos desearían tener, incluyéndome entre ellos.
—Si mamá —Continúa molestándome, consiguiendo otro golpe en su hombro, causando que ría con fuerza antes de poner en movimiento el auto, dejando atrás con rapidez aquel amargo lugar.