“La reputación lo es todo por aquí”.
Es tarde, son las siete de la mañana, y se supone que ya debería estar en la escuela por órdenes de Nicol, si no fuera porque tengo chofer, estoy segura que no llegaría a la escuela. Pero tampoco puedo ir sin algo en el estómago, así que, como toda una floja, me arrastré a la ducha para bañarme, ya que, anoche por floja no lo hice.
El agua de la ducha se lleva la mayoría del odio que siento hacia la sociedad por la mañana. Al salir, me pongo mi uniforme, ya que voy a una escuela de ricos y el uniforme me da “clase y poder sobre los demás”, que pendejada. No me peino, ni me maquillo porque, no me sé maquillar y el pelo esta mojado.
Bajo con mi mochila colgada en mis hombros y el celular en mi mano, cosa que no ha dejado de sonar porque como dije es tarde, y Nicol no para de preguntar dónde demonios estoy. Entro a la cocina en busca de algo ligero y transportable, mis padres han de seguir durmiendo y la cocinera insiste en hacerme un desayuno rápido y elaborado, yo niego y tomo una manzana, me despido de ella y regreso al pasillo principal para salir de la casa.
Al salir, mi chofer me abrió la puerta de la camioneta para que pudiera subir, una vez arriba, le dije que debíamos ir rápido, ya que debí haber estado en la escuela desde hace casi una hora. Durante el trayecto, de fondo sonaba “Drama Club” de Melanie Martinez, mi chofer se iba burlando, me decía que algún día mi impuntualidad me metería en problemas, le conteste que se callara entre risas.
Él es lo más cercano a un padre o hermano mayor, ha estado conmigo desde que aprendí a caminar, prácticamente fui criada por las cocineras, niñeras y los choferes, a esas personas les debo mi vida, y saben más de mí que mis propios padres. Ya llegara el día en el que se los agradezca como se debe.
Al llegar, me deja en la entrada de la escuela, me despido y entro. Para este momento mi celular puede ser usado perfectamente como un vibrador, la exagerada de mi mejor amiga no lo deja descansar, camino a mi casillero, en el cual esta una enojada Nicol, le sonrió mientras me acerco y una vez estoy frente a ella, lo primero que llega son regaños.
-Llegas tarde- menciona con un tono molesto, en sus manos cargaba un sujeta papeles y su rostro emanaba molestia.
- Primero que nada, Buenos días, ¿Cómo dormiste? - dije sarcásticamente.
-Tenías que haber llegado a las siete, el primer ministro llegará pronto y tiene que estar todo listo- me regañaba mientras dejaba mi mochila en el casillero, a veces su querer tener todo perfecto cansa.
-Nicol, cálmate, no porque llegué 10 minutos antes que el ministro significa que algo malo pasará- cerré mi casillero y la volteé a ver-. Ahora, supongo que tenemos que ir con el director, ¿o me equivoco? - ella negó con la cabeza y nos fuimos rumbo a la dirección.
Caminábamos en silencio, Nicol iba medio leyendo sus papeles, mientras que yo había sacado mis audífonos, había puesto el reproductor aleatorio, por lo que podía salir cualquier tipo de música. Había días así que realmente me sacaban de contexto con toda mi vida, conocía a personas en los suburbios, personas que debían esforzarse para salir adelante y luego estábamos nosotros, vestidos con telas caras y esperando por la llegada del primer ministro.
Cuando llegamos a la oficina, Nicol toco a la puerta, y casi al instante esta se abrió, el director nos dejó pasar; por el volumen de la música no alcancé a escuchar lo que el director decía, Nicol asintió y el director se retiró, baje el volumen y me puse a merodear por la oficina, suelo pasar mucho tiempo aquí pero nunca le había puesto tanta atención, fui a uno de los estantes y tome una foto de una generación que salió hace unos ayeres, reconocí a un par de chicos, sonreí por los buenos recuerdos, me gire con la foto en mano y vi a Nicol, la cual estaba viendo por la ventana.
- ¿Recuerdas las fiestas de los chicos? - le pregunte haciéndola girar.
-Cómo olvidarlas, fueron a las primeras fiestas que fuiste y luego nos arrastraste, piscina, alcohol y un montón de universitarios- contesto divertida-. Y como olvidar tu enamoramiento con uno de ellos.
Reí ante el recuerdo, y es que aquellos chicos fueron con los que comencé a ir a fiestas, lamentablemente luego de ese año su padre se volvió a casar y todos se mudaron a la Ciudad de México.
-Hubiera funcionado si él no se hubiera ido.
-Sí o sino, lo hubieras confundido con su gemelo- dijo divertida.
-Fue un accidente, estaban vestidos iguales.
- ¿Cuáles eran sus nombres?, recuerdo a tu amor platónico, ¿Killian?
-Sí, y su hermano, Andrew- contesté viendo la foto-. Si ellos no se hubieran ido, ahora todo sería distinto- dije con un aire nostálgico.
-Lia, nadie sabe lo que hubiera pasado, deja de culparte.
Camine a donde ella se encontraba, sin soltar la foto me pare enfrente de la ventana, vi llegar un par de camionetas negras con vidrios blindados, el director estaba en la puerta de entrada aguardando, varios compañeros comenzaban a llegar e ignoraban las camionetas. De estas bajaron y primer ministro un hombre alto, fornido, guapo para su edad y su hijo un chico común no tan alto como su padre, un poco escuálido pero guapo.
Editado: 23.04.2022