Mi cuerpo flota por inercia.
No puedo abrir los ojos.
Siento que estoy yendo a la deriva y siento miedo hasta que una mano jala de mi hacia arriba. Trato de abrir los ojos pero solo veo oscuridad y escucho el ruido de golpes. Me quedo sin aire y mi cuerpo se siente más liviano, si no fuera por la presión en mi brazo diría que me estoy hundiendo.
Y me asusta.
(...)
James.
Con mi puño intento romper el hielo que esta arriba de mi impidiéndome salir. Necesito aire y Kaelyn parece un peso muerto bajo mi mano. Necesito sacarnos de aquí. Con más furia golpeo el hielo sin importar el dolor de mis nudillos, solo veo el reflejo de la luz que atraviesa el hielo. La furia de no poder salir crece en mi de una manera que conozco bien.
Doy un último puñetazo y el hielo se deshace. Golpeo varias veces más sin preocuparme del ardor de mis nudillos. La rabia y la desesperación hacen que el gran golpe final llegue y hago el hueco que necesito.
No me paro a inhalar todo el aire que necesito y jalo con premura a Kaelyn que esta muy pálida. La acuesto de lado intentando que bote el agua pero no sucede. Un sentimiento desconocido para mí hace que ponga mis manos sobre su pecho para presionar con fuerza, me acerco a darle respiración boca a boca.
No puede morir.
No lo hará.
Kaelyn abre sus ojos y el miedo que hay en ello me desespera, la siento para que vote todo el agua. La sostengo contra mi hasta que la última gota de agua salga de su sistema. Visualizo lo que hay mi alrededor.
Nieve y más nieve.
Estamos a las afueras de un bosque cubierto de nieve y el hueco que hice en el lago ya no está. No sé qué ha pasado o cómo sucedió. Mierda y más mierda. Recuerdo que Kaelyn perdió el equilibrio y cayó jalandome con ella y de ahí todo fue oscuridad. Miro mi muñeca donde el gato del infierno me arañó y solo veo una tenue línea más pálida que mi piel. Mis dientes castañean y sé que si nos quedamos así con nuestra ropa húmeda moriremos.
—Necesitamos irnos de acá.— agarro el rostro de Kaelyn que parece no tener ni fuerzas para mirarme. Sus ojos grises están llorosos y sus labios tienen un leve color azul. Su vestido está empapado, el miedo sigue ahí pero también veo curiosidad cuando ve detrás de mi. Una curiosidad que sé que nunca la dejará.— Hay que adentrarnos al bosque y buscar refugio.
Kaelyn mira detrás de mi y sus ojos se abren demasiado.—¿Enserio quieres entrar ahí?
No sé como es que aun puedo sonreír pero lo hago.— ¿Ahora te echas para atrás? ¿Tú? ¿La chica que conocí en un bosque se aterra ahora entrar a uno?
Respira profundamente.— ¿Acaso soy yo la que está alucinando contigo y este lugar? Y si estoy en un coma elitico después de beberme todos esos tragos.
Me pongo serio al instante.—Esto es real.
La ayudo a pararse y rodeo su cintura con mi brazo, no me quejo. El calor corporal del otro es lo único que nos puede salvar. Ingresamos y me recuerda al bosque al que mi padre me llevo cuando era un niño. La familiaridad del lugar me golpea pero no es momento para ello. Caminamos minutos, horas, ya no lo sé. No hablamos porque solo tendríamos más preguntas sin respuestas. Le doy mi chaqueta a Kaelyn que lo acepta sin chistar, ella es la que está más descubierta y si bien antes me había encantado como iba vestida ahora no es más que un problema.
Caminamos abrazados y mi cuerpo siente la calidez de ella que al ser tan pequeña puedo cubirla toda. Escuchamos ramas crujir. Nos ponemos alerta y Kaelyn me susurra.— Subamos a ese árbol.
Asiento y con cuidado subimos lo más callado que podemos. Ambos colgamos de una rama y vemos a tres personas caminando bajo de nosotros. Kaelyn a mi lado se tapa la boca con su mano.
Las personas de abajo se bajan la capucha de sus capas, son dos hombre y una mujer. La chica ríe y suena tan jovial que cuando saca una espada me confunde. Los dos a su lado sacan una espada más grande y el otro un arco.
—Esta vez tu sentido de caza te ha fallado, hermano.— se burla chica, solo le veo el cabello que es tan negro como el de los demás.—Quizá debería refrescarte un poco.
Y sucede.
Algo que la ciencia no puede explicar y sale de mi entendimiento.
La chica mueve su mano y la nieve bajo de ella se levanta en un arco y se convierte en agua. El chorro de agua se dirige a su hermano y el lo esquiva con su mano, como si fuera un mosquito molestando. Kaelyn ahoga un grito y se pega más a mi pero ese sonido es suficiente para que el que lleva el arco suelte una flecha hacia nuestra dirección.
Por instinto la cubro con mi cuerpo y siento como me roza la flecha. Kaelyn grita.—¡No!
Me desequilibro por el impacto y resbalo del tronco y Kaelyn me sostiene cayendo al vacío que nos espera.
Un gran montículo de agua fría nos engulle hasta caer en el suelo sin dolor alguno y se desvanece. Escupo el agua porque ya van dos veces en las que casi muero ahogado. Kaelyn hace lo mismo y mira con furia a los que hicieron esto.
—¿Quiénes son?— pregunta unos de los chicos con arco, el hermano de la chica.—¿Brujos?
—No creo que lo sean.— susurra el otro chico, baja su arco y quiero reír por lo estúpidos que se ven apuntandonos pero el ardor de mis espalda hace que suelte un siseo de dolor.
Kaelyn intenta acercarse a mi y el primer chico la apunta sin contemplaciones. Me paró sin importar el ardor y como ahora su mirada esta fija en Kaelyn aprovecho para tirarle una patada en una de sus rodillas. Cae sobre su rodiila y Kaelyn le da un puñetazo en la cara y se acerca a mi lado.
La chica desconocida me sonríe y el otro me mira con odio y trata de atacarnos pero la chica congela sus puños. Se forma el hielo en ellos y él la mira con furia.—Odio cuando haces esto.
Se encoge de hombros.—Kaz se lo merecía, a demás siempre es divertido verlo golpeado por una mujer.
—Malina.—sisea su hermano.