Stranger Things: Noche Estrellada

Capítulo 4: Tormenta

Lunes. Una semana más empezaba, una menos para el final del verano. Como si el calor de los días pasados hubiera servido de aviso, una capa de nubes, opacas y voluminosas – tubulares, como diría en broma Lucas – se extendía sobre el claro del bosque, junto a la cabaña, en el que estaban Max y Jane.

- Fue algo extrañísimo… - Decía Max, mientras Jane y ella caminaban en dirección al camino vacío que llevaba allí. – Billy frenó el coche tan de golpe que me di con el asiento de delante. No sé… Fue como cuando enseñándole a Mike el monopatín el año pasado me caí de golpe. Yo nunca me caigo, y Billy nunca frena.

Jane miró a otro lado, recordando el papel protagonista que había tenido ella en aquella caída, y la vergüenza sobre cómo había tratado a Max al principio. ¿Cómo había sido tan celosa de no darse cuenta de que tenía una amiga justo delante de ella? – Pensé que iba a sortearlos en el último momento, como siempre hace, o incluso a golpearlos. – Max suspiró. – Pero frenó.

- Bien. – A Jane nunca le había caído bien aquel chico, ya fuera por opinión del resto del equipo o por las cosas que Max le contaba.

- Pero luego aquel chico soltó la silla de ruedas. – Rememoró su amiga. – Y se acercó, y entonces pensé “Ya se ha liado”. Porque ya sabes cómo es mi hermano.

Y aquel chico latino se había acercado, enfadado, y había golpeado la ventana, preparado para increpar a Billy. – Le dije que lo dejara de una vez. – Seguía diciendo Max. – Íbamos a llegar tarde y papá se iba a enfadar. Pero no, para qué hacerme caso. – Le dio una patada a una piedra. Las dos sabían cómo era el hermano de Max, aunque Jane no lo conociera en persona.

- Tarado… - Murmuró, y Max asintió. Al llegar al camino, emulando a su amiga, Jane dejó la tabla en el suelo y puso un pie encima.

- Es un imbécil. – Confirmó Max. – Así que bajó la ventanilla cuando se acercó el otro, y le dijo… ¿Cómo le dijo? Le dijo, “¿Puedo ayudarle en algo?” con aquella voz tan idiota cuando quiere que algo le salga bien. Y entonces, ¡Pum! – Golpeó el aire, sobresaltando a Jane. – Le pegó una en la nariz así, que el otro chico se cayó para atrás. Y entonces… Bueno, no sé muy bien. – Se encogió de hombros. – Yo estaba atrás, ¿No? Y estaba esa niña gritándole algo al otro, y estábamos todos tensos, pero creo que… ¡Epa! – Mientras hablaban, Jane se había intentado subir a la tabla, sólo para descubrir que con los dos pies sobre ella no era tan estable como creía. Por suerte, Max impidió que volviera a morder el polvo. – Te tengo, te tengo. – Dijo, mientras la ayudaba a recuperar la estabilidad. – Está bien, siempre pasa las primeras veces. – Dijo, alegre de no haber sido ella la única con aprendizaje accidentado. – En fin, la cosa es que ese tipo agarró a Billy por la garganta, y ya sabes cómo es con su cuello desde Halloween. – La jeringa de somnífero, la pelea… Desde entonces, no la había mirado igual. – El chico le dijo algo, y él agarró la marcha atrás y salió pitando. ¡Billy! ¡Salió huyendo! – Sin poder contenerse, soltó una carcajada. El hecho de ver a Billy escapar con el rabo entre las piernas era muy gracioso, aunque algo inquietante si lo pensaba en frío. También había sido inquietante verlo asfixiarse y jadear, sobre todo cuando parecía que el otro, que se cubría la nariz, no lo había tocado aún. Pero Max estaba atrás, y era un momento tenso. Y ahora las dos se reían, después de que Jane lo hubiera llamado “tarado” de nuevo. Ya no merecía la pena.

- En fin, a ver si conseguimos controlar esto de una vez. – Dijo, pisando el patín de forma que lo agarró sin agacharse. Jane siempre había querido saber hacer eso. Y quien dice siempre dice “desde hace medio año”. Pero, para ella, eso era siempre. – Al menos, antes de que llegue Will, ¿No crees que está tardando mucho?

 

 

Will, efectivamente, estaba tardando. Pero, por suerte, no había monstruos o enfermedades extrañas de por medio. Lo que había, era un local de alquiler de vídeos. Un West Coast Video que había encontrado un hueco en los corazones de la gente de Hawkins, o más bien en sus pantallas, ya que, a pesar de que no tenía demasiada oferta, cumplía de sobras con la demanda, incluso la de gente como Will y sus amigos.

Saludando a la pequeña que había frente al escaparate, en el que se anunciaba una película, Will entró al local y se dirigió a su sección favorita, saludando a la dependienta como una vieja conocida.

Todo había comenzado el domingo, cuando le había hablado a su madre de los videojuegos enterrados en el desierto. Ella había creído que era una tontería – y lo era, evidentemente… ¿Quién enterraría tantos juegos? – pero le había recordado la petición de Max, y la mirada de Jane. – Estaba asustada por algo. – Le había dicho a su madre, sin dejar de dibujar. – No nos dijo nada, pero sé que estaba asustada.

- ¿Quieres que hable con ella, cielo? – Le preguntó Joyce, pero él negó con la cabeza. Ya no eran niños pequeños, tenían que aprender a cuidarse solos, ¿No? Además, Jane era su amiga. Era su trabajo estar con ella y animarla.

Y por eso estaba allí, pasando de estante en estante. Sabía qué debía buscar, a pesar de lo que hubiera dicho Mike. Sabía que le daba vergüenza, pero también sabía que a Jane le gustaría ver aquella película. Así que pasando por delante de dos cinéfilos que hablaban en la bandeja de últimos estrenos, atravesó el pasillo y… De repente, se quedó solo.

Su respiración se entrecortó. Los recuerdos del Otro Lado seguían frescos, pero pronto se dio cuenta de que no había ni enredaderas oscuras ni partículas siniestras flotando en el aire. Sólo había pasillos. Pasillos y pasillos de películas, que parecían no acabarse nunca, sumergidos en una atmósfera estática. Will se frotó los ojos y quiso llamar a la dueña, la señora Schulz. Pero su voz pareció desaparecer en el aire. Como un vídeo que detienes mientras vas al baño, como la línea de luz que se cuela por la puerta en la noche. Tragando saliva, intranquilo, Will volvió a mirar a los estantes, y se di cuenta de que había llegado a donde quería. La película de E.T. estaba ante él, grande y casi brillando, como queriendo llamar su atención. 



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En el texto hay: misterio, suspense, stranger things

Editado: 21.05.2020

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