Streaming de corazones

27. Señales.

El fin del evento se acercaba… y también el fin del año. Todo el mundo hablaba de proyectos, metas, viajes.

Yo solo quería un respiro.

En mi departamento estábamos tomando café y tostadas cuando saqué el tema del intercambio. Tenía miedo de la reacción de mis padres, pero para mi sorpresa, los dos sonrieron.

—Hija, eso suena increíble —dijo mamá, genuinamente emocionada.

—Aprovecha —agregó mi papá, mientras cogía otra tostada—. Viajar te abrirá puertas.

Sentí una mezcla rara de alivio y emoción. ¿En qué pensaba? Mis padres siempre apoyan mis decisiones.

—¿Entonces creen que debería postular?

—De todas maneras —asintió mamá—. No te detengas.

Y escucharlos decir eso… dolió un poquito. Quizás una parte de mí creía que iban a decirme que no porque el intercambio queda en otro país, pero al parecer no ocurrió.

Seguí hablando con mis padres e hicimos una videollamada a mi hermano. Él estaba feliz porque mañana en la mañana mis padres volverán a nuestro hogar y, lamentablemente, no podré ir a acompañarlos al aeropuerto.

***

Fui a la oficina central por los papeles. La fecha límite estaba cerca, pero todavía podía postular. Cuando salí con el folder entre las manos, sentí un nudo en la garganta.

¿Por qué lo estoy sobrepensando tanto? No me costó ser alumna nueva en una ciudad nueva aquí para estudiar astronomía. ¿Por qué ahora sí?

—Tal vez esto es lo que necesito… —me dije.

Después de clases fui directo donde Noah para seguir con el trabajo.

—Oye —le dije, dejándome caer a su lado.

—Hola, Cami —respondió con una sonrisa que, admito, siempre me derrite un poquito.

Tomé aire. De alguna manera él necesitaba saberlo… o eso quería creer.

—Estoy pensando en postular al intercambio estudiantil —dije, fingiendo normalidad, como si no me estuviera jugando algo importante al decirlo.

Él se quedó quieto.

Por un segundo, solo uno, vi algo romperse en su expresión.

Pero enseguida sonrió.

—Cami… eso es increíble. Tienes que hacerlo —me dio unas palmadas en el hombro.

—¿De verdad crees que debería? —pregunté, odiando lo frágil que sonó mi voz.

—Sí —dijo demasiado rápido—. Tienes que seguir tus planes, que no te detenga nada ni nadie.

Eso, justo eso, dolió más de lo que esperaba. Ese comentario me atravesó el pecho de una forma absurda, injusta. Asentí, porque no había nada más que pudiera hacer. Porque no tenía derecho a sentirme así.

Pero no dije nada.

Nos quedamos en silencio un buen rato, cada uno haciendo su trabajo. De vez en cuando le daba una mirada a Noah sin que se diera cuenta. Pasó casi una hora y estábamos guardando unos documentos cuando escuché:

—¡Camila!

Aurora se acercó como si fuéramos amigas de toda la vida. Entrecerré los ojos cuando vi su sonrisa… esa sonrisa de “sé algo que tú no”, y eso me dio mala espina.

—Solo quería contarte algo antes de que termine todo —dijo.

—¿Qué cosa? —pregunté por cortesía.

Entonces tomó del brazo a Noah. Me quedé mirando ese contacto que hizo hacia él.

—Noah y yo estamos comprometidos.

Comprometidos.

Fue como si el suelo se hundiera debajo de mí. Mi corazón… dolía, de la misma manera que cuando tuve mi primera ruptura con mi ex. Pero Noah y yo no somos nada más que compañeros de trabajo, por así decirlo. Entonces… ¿por qué me duele el corazón?

Aun así, forcé una sonrisa.

—Oh… Wuao… felicidades. Me alegra mucho por ustedes dos.

Mentira.

Mentira total.

Pero no podía hacer otra cosa.

—Voy al baño. Regreso en un momento —avisé.

Y salí antes de que se notara que necesitaba aire desesperadamente.

Al llegar al baño, cerré la puerta y me apoyé en el lavamanos como si mis piernas ya no supieran sostenerme.

Me miré en el espejo.

Mis ojos brillosos.

Mi mandíbula tensa.

El pecho apretado.

—Camila… cálmate —susurré.

Respiré hondo.

—Esto debe ser una señal para irme. Tal vez… tal vez de verdad debo irme.

No porque quisiera sino porque quedarme dolía demasiado. Intenté recomponerme, pero la puerta se abrió.

Era Aurora.

Perfecta. Segura. Victoriosa.

—Ay, qué coincidencia —dijo.

Sí, cómo no.

—¿Qué quieres, Aurora?

Ella se cruzó de brazos.

—No puedo creer que el mundo sea tan pequeño. Y que por primera vez… te gané en algo.

Fruncí el ceño.

—¿De qué hablas?

—Siempre me pareciste de esas chicas que se salen con la suya. La favorita. La que consigue todo.
Así que sí, se siente bien ganar.

Resoplé, incrédula.

—Eso es ridículo. Ni siquiera me conoces.

—Lo suficiente.

—No voy a seguir con esto.

Salí del baño antes de decirle algo que quizá me metiera en problemas. Noah estaba justo afuera, como si hubiera estado esperando. ¿A mí o a ella?

—Camila, quería hablar contigo…

Pasé de largo.

No podía.

No tenía fuerzas.

Solo me detuve cuando recordé algo del trabajo.

Me giré para mantener la profesionalidad, aunque la voz ya me temblaba un poco.

—Noah, sobre el material que falta, quería saber si…

Y ahí lo vi.

A él.

A Aurora.

Justo a su lado.

Y en ese mismo instante, como si el universo se burlara de mí… Aurora se inclinó y lo besó.

Un beso seguro. Marcado. Como si quisiera que yo lo viera. Y Noah… solo se quedó quieto. Como si no supiera qué hacer.

Sentí cómo algo dentro de mí se apagaba.

No dije nada.

No hice escándalo.

Ni lloré ahí mismo.

Simplemente me di la vuelta y seguí caminando.

Y esta vez… ya no intenté contener las lágrimas.

¡¡¡Volví!!!
Debido a mis estudios (específicamente la presentación de proyectos y los exámenes finales) no pude escribir.
Pero ahora que estoy de vacaciones, regreso con más energía y entusiasmo para terminar mis historias ;D




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.