Llevamos casi tres horas en la sala de espera del hospital, por ahora están tratando todas las heridas externas de Valesca. Como los rasguños, golpes y moretones. Se me revolvió el estómago de solo pensar en la sangre de sus heridas, había perdido la cordura cuando hace unos días vi a ese imbécil a punto de golpearla, pero esto era otro nivel.
Superaba mis límites.
Hace no más de una hora, dos agentes policiales vinieron a informar sobre el accidente a los padres de Valesca, por suerte me permitieron escuchar el informe que recaudaron. Según el informe de la policía, una camioneta se llevó por delante a Valesca en un cruce, el culpable es el conductor que iba ebrio.
Tuve que contenerme para no molerlo a golpes por su falta de responsabilidad. Se dio a la fuga, pero lo interceptaron en otro camino para apresarlo. Enfrentará un juicio por percances viales.
Solo quedamos Jake, sus padres y yo. Aron acompaño a las chicas a sus casas, esto probablemente tarde toda la noche. Aunque ahora ya es de madrugada, pero el hospital sigue en movimiento.
—Ya tratamos todas las heridas de la joven —se acerca el doctor con un expediente en mano y una enfermera por detrás— y le realizamos algunos exámenes.
—¿Eso será todo doctor? —interroga su papá, cuando quiere puede llegar hacer un hombre intimidante.
—Ella presenta una fractura en la pierna derecha, a causa del impacto el filo del hueso a cortado un vaso menor de la pierna causando un sangrado interno en los ligamentos de parte del tobillo y la comisura del pie.
—¿Tendrán que operarla? —pregunta afligida su mamá.
—Me temo que si señora, debemos detener el sangrado y sellar el hueso o podría perder la movilidad de la extremidad.
—Haga lo que sea necesario para ponerla a salvo —me aproximó al doctor.
—Ese es nuestro objetivo joven, deben firmar los permisos para llevar acabó la operación, y se le dará inicio en breve. Es una operación bastante compleja, puede que no tenga los resultados que esperan.
—¿A qué se refiere? —Su papá fue quien dijo la pregunta que ya me escalaba por la garganta.
—Ella puede quedar lisiada.
—Haga todo lo posible, ella no puede quedar así —le ruego.
Sus padres siguen al doctor para firmar los permisos y Jake y yo nos quedamos esperando, no me iba a ir. No estaba en mi mente apartarme de ella en este momento. Yo sabía que ella le ganaría al destino y brillará con más fuerza.
Ella era fuerte, obstinada.
Esto solo era un obstáculo menor a lo que ella enfrenta.
Me vuelvo a sentar junto a Jake en las sillas de la sala, el cabecea en su asiento, le agradezco que este aquí. Yo me sentía igual de agotado que él. En menos de media hora los papás de Valesca salen de la oficina del doctor y vuelven a unirse a nosotros poco tiempo. Ellos se miran igual de cansados y abrumados.
—Empezaran con la operación, el doctor dijo que tardará unas horas, deberían ir a descansar muchachos —nos dice su papá.
—No, yo me quedaré hasta que termine —replico y me pongo de pie.
—Alec estas agotado, es mejor que descanses y vuelvas por la mañana, ahora solo el doctor puede hacer algo. Ni tu ni nosotros podemos —me persuade su mamá.
—Ella tiene razón, es tarde y esto está fuera de nuestras manos —dice Jake que se para a mi lado y me toma del hombro.
—Pero avísenme si pasa algo, quiero ser el primero en saber cuándo salga de la operación —ellos asienten y sigo a Jake hasta mi auto.
No quería irme, pero tienen razón. Esto ya no está en mis manos, no soy doctor y menos Dios para curarla. Volvería por la mañana, solo porque por el momento no servía para nada estando en este estado, donde ni siquiera mi mente conecta con mi cuerpo.
Jake sube al auto como conductor, mi cuerpo físicamente no tiene energía, me esfuerzo por seguir en pie. Me tiró en el sillón del copiloto. Cierro mis ojos y solo siento a lo lejos el camino hasta casa, el movimiento del auto, la brisa golpeando la ventana y los autos que pasan a nuestro costado.
Me pierdo en todo ese vacío.
JAKE
Conduzco, con la mirada fija en el camino, ya es de madrugada, podrían ser las tres o cuatro. Me alivia ver a Alec dormido en el asiento de junto, hoy no fue su día sin duda. Llego y estacionó al frente de la casa, todos deben estar durmiendo, apagó el auto y sus luces, miro a Alec y le concedo diez minutos más de sueño.
Oh hermanito nunca te había visto así, cuando de niños tú eras el más fuerte de los dos. El que les daba la cara a los problemas mientras yo me escondía detrás de su espalda.
Saco mi teléfono y le mandó un mensaje a Aron, entablamos una conversación con Aron sobre sí ha dejado a Andra y Emily en sus casas, el dice que si y que se quedará con Andra. Eso me deja más tranquilo.
—Alec —toco su hombro y se remueve— llegamos, dormirás mejor en tu cama. Vamos adentro.
Frota sus ojos y salimos del auto, está un poco ido por el sueño y apoyo su brazo en mi hombro para que no se caiga al suelo o de un traspiés. Subimos las escaleras hasta su habitación. Solo la linterna de mi teléfono nos alumbra el camino y tratamos de no hacer ruido. Lo dejo sentado en su cama.