Stubborn

20. Caminos separados

El frío en el ambiente me deja temblando los dientes, no quería imaginar cómo estaría el agua de la piscina en este momento. Tomo con fuerza el cinto de mi bolsa de entrenar mientras camino por los pasillos buscando la piscina donde entrenaría hoy.

Había estado entrenando solo por toda una semana y hoy por fin me integraría a un grupo de nadadores para hacer el entrenamiento más riguroso. Esperaba estar a la altura o que ellos no fueran tan malos como para bajar mi nivel al de ellos.

Termino de ponerme el uniforme para entrenar y dejo mis cosas con el casillero que me asignaron, salgo de los vestidores y camino a la piscina. A unos pasos de ella ya puedo escuchar las voces y murmullos de algunos, pero se quedan en silencio cuando cruzo esa puerta.

El nuevo entrenador me da una sonrisa mientras que los demás se quedan en silencio, solo son otros dos chicos quienes me sonríen.

Un chico pelirrojo con pecas por todo el rostro, se mira el más amigable de todo el grupo. La siguiente es una chica de cabello negro intenso, piel pálida y labios rojos.

Ya no se si es labial o natural, un flequillo recto que tapa su frente acompaña esos ojos rasgados verdes. Trago grueso cuando me mira como si un león se quisiera abalanzar hacia mí.

—Alec D'amico. De Estados Unidos ¿Correcto? —dice el entrenador revisando una hoja en su portapapeles.

—Así es, me disculpó por la tardanza.

—No te preocupes, estábamos a mitad de las presentaciones. Puedes tomar asiento.

Me dirijo a las gradas junto a los demás y me siento en la tercera grada junto a otros chicos que solo me saludan con un movimiento de cabeza. Fua ustedes no son la sirenita para intimidarme.

—Bien, quién es el siguiente en presentarse. —El chico de las pecas levanta la mano.

—Soy Archie Shameles, de Francia. Encantado de conocer a cada uno.

—Esperamos grandes cosas de ti Archie. Siguiente —la chica me voltea ver y me causa escalofríos.

—Soy Antonella Lauv, espero no tener que bajar mi nivel al de ustedes, así que no sean perdedores.

Si antes me caía pésimo ahora lo hacía más, no tenía un gramo de humanidad en ella. Qué asco, mi hermosa sirenita yo sé que te gustaría tratar con ella. Debo de estar lejos de ella si no quiero meterme en problemas.

—Bien chicos, hagan parejas y diríjanse a los podios de la piscina. Haremos carrera de relevos, tienen cinco minutos para conocer a su compañero.

Todos bajan de las gradas y parecen ya haber hecho amistad con otros, pero por suerte yo no venía a eso, solo hacer el mejor. El chico de las pecas —Archie— se acerca a mí. Talvez sea la nostalgia, pero el me recuerda a Jake.

Y de todos aquí el me parecía el más auténtico y amigable. Los demás solo eran prepotentes sin talento, a mi parecer.

—¿Alec? —me extiende la mano en forma de saludo.

—Soy yo, tú eres Archie —le correspondo el saludo.

—Si, quería ver si ya tienes dúo, si no es así. Podríamos serlo, pero si ya tienes la mirada en alguien más entiendo.

—No tengo la mirada en nadie, así que porque no.

—Genial, yo sabía que no eras tan engreído como en las fotos.

—Fotos, ¿Que fotos?

—Bueno estaba emocionado por venir aquí así que busque por internet a todos los que participarían. Me llamaste la atención, en Norteamérica eres toda una sensación en el nado, el país apuesta mucho por ti.

—"sensación" no se si sería la palabra correcta, solo trabajo duro y me esfuerzo todo el tiempo. Cambiaría la "sensación" por dedicación.

—Eso es genial, espero estar a tu altura. —él se queda callado en modo pensativo— hay algo que aún no me cierra, en el listado decía que vendrían dos de Estados Unidos. ¿Dónde está el segundo?

—Tuvo que quedarse, tenía problemas personales que arreglar, llevaban tiempo así que no pudo venir.

—Oh entiendo.

Por el rabillo del ojo miro a Antonella acercarse a nosotros, esa chica sería todo un caso y debía mantenerme a mil millas de distancia de ella siempre. Ahora que la miraba era todo lo opuesto a mi sirenita, en todos los malditos sentidos ella estaba por debajo de Valesca.

Pero como culparla, si yo a la sirenita ya la había puesto en un pedestal en lo más alto. Llega hasta nosotros y aparta a Archie con un empujón de manos, quién carajos se creía ¿La reina Isabel? Hasta esa viejita era mejor.

—Archie lárgate, quiero al americano como pareja —esa chica estaba enfureciéndome.

—Pero Antonella.

—Archie, ¿Te di permiso para dar peros? Creo que no.

—Bueno será para la próxima Alec —me sonríe y la imagen de Jake al despedirse de mi me golpea con fuerza la mente.

—Nada de eso Archie, ¿Lauv cierto?

—Antonella, puedes llamarme por mí nombre.

—Preferiría no hacerlo, ya estoy en dúo con Archie, así que puedes ir y conseguirte a otra pareja.

Archie me mira como si hubiera cometido un crimen y Antonella, ella solo me apuñala con la mirada, pero qué más da. Ella ni siquiera es mi tipo, mi corazón y todo mi hermoso ser ya tenía dueña y certificado de posesión.




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