Stubborn

22. No eres nadie

Voy en el asiento trasero del auto con los audífonos pegados a la tableta mientras escucho música y entro de página en página para tener más información sobre todo este circo que se montaron en París.

Desde hace unos días atrás habían surgido muchas noticias sobre Alec y esa Antonella, había fotos de ellos en diferentes actividades en París. A ella no le molestaba que la emparejaran con él, sin embargo, Alec desmentía cada cosa cuando podía.

Y eso estaba bien, pero no dejaba de molestarme, es normal ¿No? No habíamos hablado en mucho tiempo, sé que no quería contestar sus llamadas, pero cuando dejaron de llegar me sentí extraña. El auto se estaciona frente al centro de fisioterapia y consulta, y mis dedos se mueven más rápido no queriendo dejar de leer toda la sarta de idioteces que decían los reportajes, hasta que mamá me quita la tableta de imprevisto.

—Llegamos, cuando acabes volverás con lo que sea que haces, ahora a terapia cariño.

Pongo los ojos en blanco y ella se queda con la tableta y los audífonos, me quito el cinturón de seguridad para salir del auto y alcanzar las muletas del otro asiento.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, estoy bien sola. Vuelve en una hora máximo. Gracias por traerme.

—Está bien, con cuidado.

Cierro la puerta del auto y camino a la entrada, mamá toca la bocina en forma de despedida y llegó a la recepción para llenar la ficha de ingreso.

—El Dr. Medcal te espera en la sala de radiografías.

—Está bien, gracias Maribel.

Camino por los pasillos hasta la sala donde me esperan, abro la puerta y ahí está el doctor que me ayuda a entrar, me siento en la silla frente a su escritorio.

—Es un gusto volver a verte Valesca.

—Hola Doctor. ¿Con que empezamos hoy?

—Con un chequeo de peso, estatura. Pura formalidad.

Asiento, me quito la sudadera y el me ayuda a subir a la balanza. También mide la presión y otras cosas, sentía nervios no quería más retrasos.

—Siéntate en la camilla, tomare unas radiografías de la pierna. Eso nos dirá que tanto nos a funcionado el plan de terapia.

Camino hasta la camilla apoyada en su brazo, me quito el calzado y subo mis jeans para dejar la piel limpia y el la acomoda según la quiere para el examen.

—¿Todo bien con el otro chequeo? —él se detiene por un momento y me mira, alcanza su tabla con papeles para revisar algo.

—Has perdido dos kilos en menos de tres semanas, eso es malo. Cada cuerpo necesita cierta cantidad de masa muscular para estar sano. Tu eres alta así que necesitas un peso específico, como un balance.

—Solo no he estado comiendo bien —me encojo de hombros.

—Creciste un centímetro y medio, estas perdiendo equilibrio en tu cuerpo al subir de estatura y bajar de peso, le dejas todo el trabajo a tus huesos y eso debería ser algo compartido con los músculos.

Doy un largo suspiro decepcionada un poco de mí, al final yo soy la encargada de mi cuerpo, me centre en otras cosas y descuide otras. El doctor acerca una lámpara a mi pie que parece hacer ruido de fotos, es luz, pero se siente frío. Le toma fotos en todos los ángulos y cada una se revela en la computadora, también checa mi pie con sus manos, se aleja a su computadora y parece que ahí termina la radiografía.

—Puedes volver acomodarte, empezaremos una dieta para no perder el equilibrio de tu cuerpo. Así la recuperación ira en marcha.

—Gracias doctor.

Me quedo sentada en la camilla viendo atentamente a lo que el hace en la computadora, revela las fotos de mi pie solo que, desde los huesos, eso me asombra. Es como un filtro de Instagram, genial.

—las terapias en agua y en tierra están funcionando progresivamente, fue una buena decisión y una buena idea de tu parte un entrenamiento híbrido, tienes un gran potencial para fisioterapeuta Valesca.

Le sonrió a medias, me sentía bien por el halago pero esa no era mi meta, yo quería trabajo de campo no solo ver y liderar.

—Gracias Dr. Medcal.

El revisa los rayos equis que me acaba de tomar, los mira con tanta atención que me asusta el hecho de que sea porque algo anda mal. Por fuera se miraba bien, pero por dentro podría salir una sorpresa.

—La placa de tu pierna talvez no sea un impedimento para competir, aunque no debes de acelerarte mucho, pero vas por buen camino.

—¿A qué se refiere con eso?

—Hasta ahora la placa en tu pie a funcionado como un molde para que todos los nervios, tendones y demás que hay ahí se aseguren en su lugar. Esta recuperación va por buen camino.

—¿Tanto como para volver a competir?

—No del todo, vamos a un 50% de una recuperación total.

—Porque a la mitad, se supone que debería ser total.

—Esta es la primera fase de la recuperación, ahora te toca la segunda.

—¿Cuál es esa? De qué trata y porque no lo dijo desde el principio.

—Porque esa fase solo viene cuando ya pasas la segunda, la otra parte de la recuperación viene del trabajo mental, tu cuerpo está mejorando, pero tú mente sigue golpeada. Necesitas un equilibrio para no caer de nuevo.




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