Stubborn

24. De vuelta

Cuando entro a la piscina veo a todos murmurando entre ellos, no soy alguien que ande metido en chismes de pasillos, pero parece que el de hoy si es bueno. Me acerco a Archie que está con Antonella y otros internos. Le toco el hombro para que me voltee a ver.

—¿Qué sucede? Parece que todos andan en lo mismo. Desde que estaba en la cafetería los vi pasarse los rumores.

—Acaso vives debajo de una piedra, todos andan hablando de que ya está aquí el último interno, esperemos el entrenador lo presente hoy. Aunque dicen que no estará precisamente con nosotros, tendrá un entrenamiento diferente y fuera del grupo. Quién sabe porque, pero eso es lo que se rumorea.

—Seguro hacen eso de apartarlo porque debe estar por debajo de nuestro nivel, por fin usan la cabeza aquí. —habla Antonella que saber quién la a invitado a la conversación.

—¡Reúnanse! —dice el entrenador que acaba de llegar— el entrenamiento de hoy terminará más pronto, daremos una carrera de relevos y carreras individuales mixtas. Bien a sus lugares.

Todos nos quedamos con el mismo pensamiento. ¿Y el interno? Parece que hoy no habría presentación. Tal cual, el entrenamiento dura la mitad de lo usual y se nos pasa en un abrir de ojos, todos se dirigen a las regaderas y vestidores. Yo espero a Archie que sigue guardando sus cosas.

—Listo, vámonos. Necesito dormir un poco.

—Hoy ni entrenamos demasiado ¿Por qué tienes tanto sueño?

—Estuve hasta tarde viendo una serie ayer, dije que miraría solo un capítulo más y me termine la temporada

—Con razón escuchaba voces en mi sueño. Pensé que me estaba volviendo loco.

Seguimos caminando y afuera de la puerta Antonella se nos pega como chinche, Dios… esta mujer me cansaba de solo verla.

Caminamos por el pasillo a los vestidores, me ducharía en el baño de la pieza, con Antonella a la par prefería no arriesgarme a una violación. A lo lejos el entrenador habla con alguien y se despide para seguir su camino y esa persona viene hacia acá.

Siento como mi corazón se paraliza y vuelve a latir tan rápido que siento ahogarme con el propio aire, seguido me encuentro corriendo tan rápido como mis pies se mueven hasta toparme con ella y caemos al suelo ambos.

—Estas aquí.

—No podía dejarme vencer.

La abrazo tan fuerte a mi cuerpo con el miedo que esto sea un sueño, una alucinación de mi mente, pero su piel se siente tan real como la mía, las lágrimas se me escapan y terminan cayendo en su rostro.

—Deberíamos darles un poco de espacio, esto es un momento de ellos dos… parece. —dice Archie y escucho los pasos alejarse de nosotros.

Me quedo un momento más recostado sobre ella, hasta que caigo en cuenta de su lesión y me aparto antes de lastimarla —más— nos quedamos sentados a medio pasillo vacío.

—¿Qué haces aquí?

—No iba a dejar que me ganaras, me tomo tiempo, pero te alcance tiburoncin.

—Como no lo vi antes, tú eres la interna que se iba a sumar. Sabía que no podían darle tu lugar a nadie más, debías estar aquí.

—Has crecido.

—Seguro, un centímetro y medio es algo. En cambio, tu… sigues igual de hermosa. ¿Qué paso con las muletas y la férula?

—¿Andra te ha mandado fotos de mí?

—No exactamente, lo vi en tu Instagram… la foto con el doctor Medcal. Me alegro mucho porque eso significaba que al menos lo ibas a intentar, y ahora ya estás aquí.

—Claro que sí, tenía que venir y enseñarte como se nada. Además, la medalla del Prix ya tiene mi nombre, sería falta de educación no venir a por ella.

—Extrañaba esas respuestas mordaces, vamos y te presento a los chicos. Por cierto, ¡Hice un amigo! ¿Puedes creerlo?

—Cuando dejas de hablar de ti mismo sueles ser agradable, estoy orgullosa de ti Alec.

Le sonrió y la ayudo a pararse para ir caminando juntos a los vestuarios donde debían estar Archie y algunos más.

—Muchos dijeron que el entrenador te presentaría en el entrenamiento… ¿Qué sucedió con eso?

—Por las mañanas tengo que ir a terapia psicológica, así que no pude.

—Wow eso es nuevo, no sé si deba preguntar sobre ello o si prefieres tenerlo solo para ti.

—Está bien, no me avergüenza o incomoda, mi psiquiatra reside en París por el momento. Sin duda fue la razón que necesitaba para decidir venir de una buena vez, ya es hora de sanar por completo.

—Así se habla, yo también estoy orgulloso de ti sirenita.

Llegamos al vestidor y solo esta Archie y Antonella ya vestidos y listos para salir. Pero se detienen cuando nos miran.

—Que bien que los encuentro aún. Quería presentarles a Valesca; Mi novia. —Archie chilla como chica, mientras Antonella la mira de arriba abajo— Sirenita el es Archie, el amigo del que te conté. Y ella es Antonella otra interna.

—Mucho gusto, gracias por ser amigos de Alec. —Archie le estrecha la mano sin problema, pero Antonella ni siquiera la ve. A estas alturas los tres nos habíamos dado cuenta de su mala vibra.




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