Stubborn

28. Deseos de Navidad

La nieve ya había traído las fiestas consigo, todos estaban ayudando para tener todo listo para la celebración de Navidad de hoy. El único pesar que teníamos era no poder estar con nuestras familias, los cinco la pasaríamos en la sala común.

Algunos otros en las habitaciones o fuera en las calles de París. Nosotros habíamos reservado la sala para estar más a gusto, veríamos algunas películas. Comeríamos y seguramente algo más se nos ocurriría.

Hacemos un círculo de mantas y almohadas, todos con nuestros pijamas y más relajados que de costumbre. Mañana era el Prix y vaya forma de celebrar navidad ¿No? Al menos hoy en noche buena la pasaríamos bien.

—¿Empezamos con los regalos? —volteamos a ver a Archie que parece un niño impaciente.

—Puedes esperar a que siquiera nos acomodemos, esos pueden esperar al último —dice Marcus colocando un plato con galletas que el mismo horneo, cocinaba mejor que yo en ese sentido.

—Porque no empezamos diciendo lo que más nos ha gustado de estar aquí. —propone Antonella y todos la secundamos.

—Empieza tu Archie —le dice Alec como castigo de su impaciencia, como si el no lo fuera.

—Está bien; me gustó conocerlos. Cada uno tiene una personalidad diferente, pero parece que encajamos bien. —nos sonríe y a todos nos da sentimiento que él sea así de transparente siempre— le toca a Marcus, está acabándose las galletas el solo.

Y era cierto, había hecho demasiadas, pero solo para su placer. Bajo nuestra atenta mirada tuvo que tragarse el bocado en la boca y hablar.

—Me gusto tener una competencia real, no son tan malos como pensé, entrenar con ustedes si fue un verdadero reto. Tienen potencial.

—Vaya muchas gracias —ironiza Antonella— me toca... me gustó todo, el lugar no está mal y las personas están bien, siempre y cuando te juntes con las adecuadas.

Esta estancia nos había hecho crecer de muchas formas, aprendimos a valorarnos por igual. De tener más tiempo seguro hubiéramos sido unos grandes amigos, por hoy solo grandes compañeros y conocidos. Aprendimos a querernos y esa era la mejor lección que nos llevaríamos de este lugar después de mañana.

El ambiente se pone más nostálgico conforme avanza la noche. Alec dijo todo lo que nos gustó por igual para no alargarnos. Hicimos un tiempo para comer de las galletas de Marcus, batidos que prepararon Antonella y Archie y algo de pavo que con esfuerzo logramos sacar adelante Alec y yo. Aunque el crédito era del vídeo en YouTube.

—¿Ya vamos por los regalos?

De tanta insistencia de parte de Archie decidimos complacerlo, entregamos y recibimos nuestros regalos. Antonella destapa un kit de pintauñas y demás que Alec le regaló, a ella le fascinaba eso. Yo destapó una caja con cosas para apuntes, libretas y lindas lapiceras de parte de Archie, sinceramente quedé muy complacida con eso.

—Fue un consejo de Alec —se disculpa él.

—Está bien, me encantó.

Marcus destapa una caja con nuevo equipo de natación, no sabía que regalarle, pero había escuchado que pronto cambiaría su equipo y aproveché la oportunidad.

—Escuché que pronto lo cambiarías y pensé en aprovechar la oportunidad.

—Y no podría estarte más agradecido —me sonríe sinceramente.

Archie destapa una caja que es regalo de Antonella y sus ojos se iluminan como siervo de media noche.

—Me he dado cuenta que te gusta demasiado la comida y los dulces.

—Eso significa que me prestas atención ¿Eh?

Antonella se vuelve roja, mientras el aprovecha para abrir una de sus bolsas de golosinas y ofrecernos a todos. Por último, Alec recibe el regalo de Marcus, su cara era una obra de arte. Estaba entre conmovido, sorprendido y extasiado.

—Es para que no me extrañes y sueñes conmigo.

Nadie entendía la situación, Alec saca de la casa una foto enmarcada en grande de el saliendo de la piscina y Marcus tendiéndole la mano para salir.

—Gracias amigo.

Nos miramos unos a otros, mañana todo se decidiría, pero perdamos o no. Ya habíamos ganado una familia en cada parte del mundo, y asi los kilómetros, los mares y un continente entero nos separaran ya habíamos soportado lo suficiente. Éramos invencibles como grupo.

—Feliz navidad chicos.

Dice Archie y efectivamente en el reloj de la sala marcaban las doce de la media noche en punto.

—Que sus deseos se cumplan —Marcus toma la mano de Archie y de Antonella.

—Nunca dejen de creer —Antonella toma mi mano.

—Ni de intentar —tomo la mano de Alec.

—Unidos todo es posible

El círculo se cierra cuando toma la mano de Archie, y bajo las campanadas de la catedral que reciben la navidad, nos damos ánimos y buenos deseos para la lucha más feroz mañana. Era hora de cerrar nuestros ojos y abrirlos en un nuevo día, donde cada paso tendría cuenta. No había vuelta atrás, eran sacrificios necesarios.

ANTONELLA

Talvez después del Prix me tomaría un descanso, estoy en competencias desde que tengo uso de razón y no he parado. Papá ya se hizo un nombre en el mundo del deporte, el no esperaba menos de mí. Pero ciertamente ya estaba cansada mentalmente, quería hacer cosas nuevas, al menos para mí. Ir a una universidad normal, con más chicos, tener amigos y no solo compañeros, era hora de dejar la educación de casa.




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