Ay Dios mío, no podía creer que hoy era la graduación. Mamá estaba ayudándonos hacer el nudo de la corbata, papá ayudaba a Jake a arreglar su traje.
—Mis dos niños se miran muy elegantes hoy, ya son todos unos hombres.
—Tú también te miras hermosa mamá.
Ella me da un beso en la mejilla y limpia el maquillaje que se me quedó, papá lleva a mamá en su auto, mientras Jake y yo vamos en el mío. Lo dejo que se apoye en mi para caminar al auto fuera de casa.
Se rehusaba a usar un bastón para ayudarlo a caminar, aunque sé que todo eso era solo porque se sentía avergonzado, mirar a un joven de diecinueve años con bastón no era algo normal y las miradas que caían en el habían influido en su seguridad.
Cuando estamos dentro del auto, poniéndonos en marcha para llegar al instituto, por fin puede respirar tranquilo. Esta nueva dificultad en su vida vaya que lo cansaba.
Aunque su salud mental era lo que más nos preocupaba a todos en la familia, Jake había caído en un agujero negro en su mente y construyó un muro a su alrededor para que nadie lo alcanzara, el simplemente no quería ser salvado.
—¿Hiciste tu discurso? —le pregunto cuando el silencio del auto ya me supera.
—Para nada, creo que diré lo que surja en la marcha. Decir palabras alentadoras no es tan complicado.
—Si cuando son mentiras.
—¿Y cómo sabrán los demás que son mentiras? Siempre se creerán todo media vez sonrías. Es así de fácil engañarlos.
Me quedé en silencio porque no tenía una buena respuesta para él y de los dos probablemente yo sería quién quedara como perdedor en esa conversación. Jake siempre había sido un enigmático conversador, aunque no dice mucho, vaya que lo poco que decía te dejaba pensando.
Él tenía el don de la palabra, mientras yo solo el de desear y realizar. Hacerle frente a Jake en una conversación era casi imposible, tenía futuro como filósofo.
Me detengo a un lado de la calle algo irritado, sorpresivamente ninguno dice nada. No parece tan sorprendido por lo que hago.
—¿Sabes? Ya pasé por esto, la sirenita no tenía un pensamiento tan diferente al tuyo cuando pasó su accidente ¡Y mírala! Logró cumplir su deseo… ahora ella puede seguir adelante porque no se rindió en el pasado.
—Eres estúpido al comparar las dos situaciones, ¡Esta mierda se acabó Alec! Ella tenía opciones, posibilidades y la suerte que todo estuviera con ella. Yo no tengo eso, mi pierna quedará así para siempre, no hay nada que la cure.
—Tiene que haberlo, lo sé.
—No, no lo sabes. Porque tú no estuviste aquí cuando esto pasó, ni en las consultas con el doctor ¡Simplemente no estuviste!
—¡Porque estaba en París!
—Cumpliendo tu sueño —susurra— y no te culpo por eso, yo te di alas para que fueras y no me arrepiento. Como gemelos siempre hemos estado juntos, era hora de marcar un camino diferente para cada uno.
—Pero eso no significa que sigamos solos.
—Pero sí que cada uno debe lidiar con sus propios problemas. Dejarme dormir contigo por las noches, despertarme cuando tengo una pesadilla. Dejar que me apoye en ti para caminar, estar a mi lado. Eso es todo lo que puedes hacer por mi, nada más. No eres doctor y mucho menos Dios.
—No voy a rendirme Jake.
—Tu no, pero yo sí.
Se acomoda en el asiento viendo a la ventana… ¿Lo ven? Discutir con Jake es perder. Vuelvo al camino y manejo más rápido para alcanzar a mis padres en la carretera.
Llegamos al instituto y de nuevo lo ayudo a llegar a nuestros asientos con los demás graduados, en la primera fila nos sentamos los seis. Esto se sentía más real, la madurez nos reclamaba como próximos adultos y daba miedo.
El director empieza con la graduación, debían iniciar los discursos… yo tampoco había preparado nada, estaba estructurando algo improvisado en mi mente, aunque mucho de ello eran frases de canciones que me gustaron tanto como para aprenderlas y que sonaran bien juntas.
Cada uno de los seis fue dando su discurso, hablando desde el fondo de su corazón y de todo lo aprendido como vivido.
JAKE
A veces las cosas parecen imposibles de realizarse, pero cuando las hacemos… nos terminamos riendo porque no eran tan complejas como lo suponíamos, la determinación es una de las claves de la vida para tener éxito, porque si no lo deseamos nunca lo tendremos.
Aunque hay que saber cuándo parar, porque hay cosas que simplemente no son para ti y por eso nunca las alcanzarás, porque tu camino es otro. Pero siempre tendrás a dónde ir.
EMILY
Siempre tendremos a dónde ir, solo debemos escoger el camino indicado, aunque no siempre es el que no tiene obstáculos. Lo difícil siempre será mejor, porque lo sencillo lo obtienen todos.
Necesitamos perder el miedo para avanzar más lejos, y está bien el recurrir a otras personas. Eso no te hace débil, aumenta tu valor, porque significa que eres tan fuerte como para mostrarte afectado frente a otros.
ARON