Su alumna favorita

6.No te librarás de mí.

Había una verdad que era irrefutable, sentía que mi cuerpo estaba mas liviano esta mañana, tanto como puede estar el de alguien que carga sobre sus hombros con un gran peso, uno que llevaba nombre y apellido, y que era ni más ni menos que mi profesor.

 

Con el que me había acostado.

 

Y créanme cada vez que lo volvía a repetir en mi mente,sonaba peor y peor. ¿Que me costaba ser una chica normal y simplemente declinar su oferta? ¿Por qué le dije que sí le daría un tour por nuestro piso? Tendría que haber sido más lista y haberme dado cuenta de que era una trampa, una manera de llegar a mi y tenerme para sí solo y a su merced, pero el alcohol, las luces y esa adrenalina que generaba la idea de empezar un nuevo capitulo habían cegado mi logica y raciocinio.

 

Demonios, se suponía que yo era la que se habia metido en esa carrera porque tenía la intención de inspirar a futuras generaciones, contándoles historias sobre mujeres valientes que lucharon por sus ideales y creencias, era yo quien estaba dispuestas a alentarlas de los peligros que habian en el mundo y a los que estaban expuestas por pertenecera este género, evitando así que sufrieran lo mismo que yo. ¿Y qué fue lo que hice? Cagarla, ignorando por completo esto y cediendo a mis más bajos impulsos.

 

Una mano volteo mi cuello en cuanto mi cerebro me traiciono y reprodujo la imagen de él acorralandome contra la pared, sus labios sobre mi cuello y sus dedos recorriendo mi muslo por debajo de mi falda. Una combinación extremadamente peligrosa y la que me llevó a meterlo en mi cuarto. En su momento pensé que era inteligente hacerlo, porque si ese tipo era tan bueno en las preliminares, en el acto debía ser diez veces mejor.

 

Días después aquí estaba. Arrepintiéndome y castigandome por haber sido tan estúpida, buscando una solución al problema que yo había creado. Y hasta ahora había encontrado una:Presentar una solicitud para que me cambian de clase o pedir que me dieran la chance de que estudiara desde casa, por ese semestre o al menos hasta que la titular se recuperara de su terrible accidente. Estaba dispuesta a inventarme una enfermedad si era necesario. De ningun modo les confesaria que el motivo por el cual me queria salir de ese salon era porque habia tenido sexo con el maestro.

 

—Hoy te ves mas resplandeciente que nunca— exclamó la señora Mayfried con una sonrisa enorme en su cara a la vez que sus pupilas  hacían un meticuloso seguimiento de los muffins que trasladaba de la bandeja al estante exhibidor.

 

— ¡Hola! — respondí e intenta retribuir un poco de la amabilidad que ella me estaba dando— Debe ser porque el olor de la mora entró por mis fosas nasales y se fue colando por mi sistema, brindándome esa luz de la que me habla. O tal vez se deba a que aun entro en esta hermosa falda— menee mi cintura— Es increíble como algo que compre en “Forever 21” hace cinco años todavía me quepa— añadi, abrazando la pequeña victoria que eso representaba.

 

—Que daria yo por poder usar la ropa que tenia de joven— murmuró ella con aire soñador— Esos tiempos han quedado muy, muy atrás…Aunque me alegra oir eso, tengo la sensación de que ese halo blanco que te rodea no tiene nada que ver con tu vestimenta o la comida… Si mi intuición no me falla… Tiene que ver con un chico. Has conocido a alguien— me apunto con su dedo,como acusándome.

 

Mis mejillas se ruborizaron de inmediato como una reacción a esto.

 

—Lo sabia, lo sabia — chillo como una colegiala a la que su amiga le había contado que el mariscal de campo por fin se había fijado en ella— Lo conozco.

 

Negue. 

 

—No. No se, lo dudo. Tal vez si, puede que se lo haya cruzado por las calles— balbucee,rogando que no me pidiera su nombre. Lo último que necesitaba era que me diera un detallado relato sobre los antecedentes de esta persona.

 

Afortunadamente ella se dio cuenta de esto porque en su semblante la curiosidad que lo embargaba fue reemplazado por la preocupación.

 

—Mmmm, ya veo.Es una ciudad enorme así que las chances de que haya sido así son amplias.

 

Y así y todo, de entre los millones de individuos que circulaban por las calles de Nueva York, yo me las había arreglado para meter en mi cama al tipo que se suponía debía educarme.

 

—Y si lo hago juro que le agradeceré, porque desde que te has convertido en una de nosotras, es la primera vez que te veo … Así.

 

— ¿Así como?— pregunte confundida.

 

—Radiante. Con esa vibra que traen consigo los nuevos comienzos— afirmó— Sin embargo— entrecerró sus ojos— Mis poderes de bruja,bruja arpía como algunos les gusta llamarme ya que no soportan que les cante una que otra verdad, me dicen que estás en medio de una batalla. Que ese rayo de sol que cuelga sobre ti está siendo testigo de como una nube negra se avecina para robarle su brillo. Es como si lo que te está pasando hoy te tiene en medio de un limbo, en una cuerda floja y no sabes para qué lado saltar, hacia las fauces del león para ponerle un fin a esto o hacia el colchón seguro y mullido.

 

Mierda. Sabía que la señora Mayfried era… Excéntrica, no obstante desconoce que una de esas rarezas suya fuese tener el poder de leer a la gente frente suyo tan bien. Y debía admitir que esa metafora que había utilizado era de lo mas interesante. Conociendome probablemente pasaría la noche dandole vueltas a esto. O terminaria recurriendo a Georgina para que me ayudara a descifrar que era.

 

Vamos que no era tonta, simplemente no tenía la valentía de aceptar lo que significaba, y prefería escucharlo de otros labios en lugar de los míos. 

 

—He sido docente por muchos años y he podido ver como mis niñas venían a clases un día siendo las más felices del universo porque por fin habían encontrado al “señor perfecto” para regresar al siguiente devastadas porque sus  cabezas lo habían idealizado y ellos les habían enseñado sus verdaderos colores. Es imposible contar cuántas horas invertí siendo su consejera o transformándome en un hombro sobre el cual llorar. Tristemente algunos le quitan importancia a los romances en esa época, aun así, en mi opinión— aclaro— Son los más sanos y menos turbulentos. Porque, nadie se anima a reconocerlo, a medida que vamos creciendo esto se pone mas y mas dificil.Se complejiza a niveles estratosfericos. Ya cosas como una llamada no devuelta, o flores que jamás llegaron para nuestro cumpleaños son nimiedades. Esta etapa nos preocupa que el interés se pierda, que la llama se apague, que la compatibilidad que en una primera instancia nos había unido no haya sido más que una farsa. El miedo a ser reemplazado se instala en nuestro interior y el reloj es nuestro peor enemigo porque somos conscientes de que volver a comenzar a los 30, 40 e incluso 60 es terrible y desalentador. ¿Quien se quiera aventurar a una nueva relación a esa edad? Es por ello que nos conformamos con las migajas que se nos ofrecen y entablamos vínculos que no durarán ni dos meses— suspiro— Confía en mí, estas canas y arrugas no han venido solas y es por eso, si me lo permites.




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