Su alumna favorita

11."Arderia en los fuegos del infierno por ti"


 

Creo que si pudiera ser la reina de algo hoy, sería la de la disociación, al 100% , porque por más que pareciera que estaba totalmente concentrada en secar las copas, no era así, simplemente mis manos se movían por si sola, llevando el trapo de un lado al otro, mecánicamente, y sinceramente no podría importarme menos.

 

El show que había brindado ayer en medio de la clase peleaba una dura batalla con la pesadilla que tuve antes de asistir a esta, y la cual me mantuvo en vilo toda la noche, para ver cuál perduraba más en mí memoria.

 

-Nunca antes te había visto ponerle tanto énfasis a una tarea tan mundana como limpiar una copa- se burló Georgina- Parece que tu vida depende eso.

 

-Pues, es lo único que tengo ahora para distraerme - confesé, sin un apice de emoción en mí voz.

 

-Ni que lo digas - tocó la bolsa que se había formado debajo de mis pestañas inferiores - Que sucede,linda?

 

Solté un suspiro y me deje llevar por esa sensación que me embargaba cada vez que tenía que expresar mis sentimientos.

 

-Ayer tuve un pequeño altercado con uno de mis compañeros.

 

-Q…Que paso?

 

-Se comporto como cualquier tipo de su edad que tiene una tarjeta negra en su billetera y sigue las tendencias que aparecen en las revistas de moda.

 

-Con esa información que me has brindado puedo afirmar que se la tenía merecida.

 

-Pues… Creo que me pase un poco de la raya - rasque mí cuello nerviosa- Actúe como hacía mucho no lo hacía.

 

-Tendras que explayarte más porque no hay forma de que te dé la razón con eso.

 

-De acuerdo - murmure - Solo porque confío en ti y se que no me juzgaras… Tanto. Tomé su playera y lo levanté. Afortunadamente el profesor intervino antes de que el asunto empeorará. Pero no tuve lo que podríamos llamar una salida digna de una persona equilibrada - hice una pausa- Si hubiese tenido una buena noche de sueño, me habría tomado de una manera distinta sus palabras, lamentablemente no pude pegar un ojo a causa de una pesadilla.

 

-Quieres hablar de ello?- pregunto, apretando mí hombro. Ese era el modo que ella tenía de alentarme a abrirme.

 

-Ayer mientras revisaba las actividades extracurriculares que ofrecían en la cartelera y que me permitirían ganar puntos para cambiarme de clase, recibí un mensaje de mí ex. Ju…Juro que no se cómo ha vuelto a encontrarme, tendría que estar detrás de las rejas. Supongo que alguien ha pagado su fianza para que salga en libertad, seguramente uno de esos tipos a los que les vendía sus sustancias de diseñador - dibuje unas comillas en el aire.

 

-Vaya, nena a ti si que te gusta meterte con tipos de mierda - susurro.

 

-Lo se- asentí, avergonzada- Y esperaba haber dejado ese patrón en el pasado al mudarme aquí… La evidencia está más que a la vista - masculle- Es por eso que necesito con urgencia salir de ese aula y no tener contacto alguno con Princkett. Nada bueno puede salir de eso. Ya estuve ahí, y no miento cuando te cuento que haría lo que fuese para borrar esa experiencia de mí memoria. No quiero volver a las veladas sin poder dormir, a estar tirada en un baño, tiritando por el miedo, los ataques de ansiedad, la presión en el pecho o mucho menos tener que esconderme de las autoridades para no acabar presa.

 

-Demonios, Serena- contesto- Desconocía que fueses una de esas chicas- comento, dándome un toquecito amistoso con su cadera-No sabía que estaba junto a una delic…

 

-Perdon,no quería interrumpir su charla - dijo Ramon- Howland hay un tipo . Ramón con aire universitario y refinado buscándote.


 

Gina soltó una risa que podría haber hecho tintinear las copas.

 

-Lo confirmo, los atraes como las miel a las moscas. Ve, ve - posó sus palmas en mí espalda y me empujó hacia la salida- No quieres que hacerlo esperar.

 

Podría hacer tantas cosas, pensé mientras me acercaba a su mesa, no obstante debía  ser profesional si no  perdería mí trabajo.Y eso si que no me lo podía permitir.

 

Era imperante el comportarme como un ser humano decente, ya había metido demasiado la pata hoy. 


 

-Buen dia y bienvenido a nuestro café - saludé fngiendo que era un cliente más- Que se le apetece comer?- añadí arrepintiendome de inmediato  algo en su mirada que me hizo estremecerme.

 

Su sonrisa ladeada podria haber sido considerada una de las más hermosas que existían en el mundo de no ser porque escondía terribles intenciones detrás.

 

No tenía el poder de leer la mente y aún así apostaba lo que fuese a que él habia interpretado en un sentido distinto esa frase.

 

-Me gustaría que me acompañaras- pateó la silla que tenía frente a él con cuidado, dejando un espacio para que yo me sentara-Por favor - agrego, llamando con su brazo a Sasha, quien ni lenta ni perezosa y haciendole honor a su olfato de sabueso que funcionaba solo cuando un cliente “apuesto” solicitaba de sus servicios, vino corriendo adónde estábamos, deteniéndose en seco al verme allí.

 

 Si Carter hubiese tenido un diente menos, o fuese calvo ella no habría acudido con tanta rapidez. A pesar de ser una interesada de primera la cual trabajaba aquí con el propósito particular de conocer gente de ela alta sociedad y hallar entre ellos a su futuro esposo, tenía criterio y una pizca de dignidad. Jamás estaría con alguien que no fuese “estéticamente decente”, sus dichos, no los míos. Yo no era tan superficial aunque si cargaba con mis propios demonios.

 

-Que puedo hacer por usted?- le consulto sin quitar sus pupilas de encima de mí. Era la viva encarnación del resentimiento y la envidia. 

 

No es por ser arrogante pero tenía la sospecha de que moría por estar en mí lugar y yo con gusto se la cedería.




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