Su alumna favorita

25. La suplente.

Podía sentir como mis pies iban flotando hasta el mientras mí memoria jugaba en mí contra trasladandome a lo que habíamos hecho hacía pocas horas atrás en ese cuarto de hotel, el único sitio en el que parecía que podíamos ser nosotros sin impedimentos sin peros y eso si que me molestaba. 

Porr supuesto que disfrutaba de su compañía pero me estaba cansando de ser su pequeño secreto, no quería  seguir ocultandome , quería pasear de su brazo, recorrer tiendas refugiarnos de la lluvia  en algún callejón luego de haber dado un paseo o ir a desayunar o cenar sin tener que estar en un reservado alejados del ojo público .

 Me acerque a él en mí papel de camarera como tendría que ser también tendría que ponerme en la piel de su estudiante no la chica con la que se sacaba las ganas de follar porque ya no le apetecía hacerlo con la mujer que se suponía que sería fue futura esposa.

Y si por supuesto que era consciente de que él no era enteramente el culpable de esto yo tenía mí propia cuota de responsabilidad aquí por igual porque no  le ponia un alto a esta situación . 

-Que se le ofrece a hoy caballero?- dije, golpeando la hoja blanca la cual tenía el logo impreso de la cafetería en uno de sus costados.

Una taza con el nombre que hacía referencia a la mítica cafetería de Luke en “Gilmore Girls”. Yo había insistido en usar una similar a la de “Friends” pero Xavier me aseguro que la serie jamas le había causado gracia y que no ocuparía algo que no le daba alegría para representar su negocio.

Juro que ese fue uno de los motivos por los que considere dimitir. De no ser porque realmente me hacia falta el dinero lo habria hecho. Nadie le faltaba el respeto así a mi programa favorito.

Y aquí me tenían garabateando las líneas del nombre del local porque hasta eso me parecía más fácil que fijarme en él.

Lamentablemente mí método se vino abajo en cuanto su perfume entro en mí nariz gracias a la brisa que ingreso junto a un nuevo cliente.

Sus ojos se clavaron en mí,las gafas cuadradas cayendo al puente de su nariz. Una media sonrisa se dibujo en su rostro, sutil y discreta en absoluto parecida a la que me había dado en la intimidad. 

-Una torre de pancakes para dos y una taza de café, por favor - ordenó con voz ronca. 

Como si fuera una colegiala inexperta en la materia del amor sentí el revoloteo de las mariposas en mí estómago.

Tal vez me estaba volviendo loca sin embargo tenía la sensación en mí interior de que en cierta forma me estaba tendiendo una invitación para mí.

Solo Dios sabe lo devastada que quedaría si me equivocaba.

-Si, por supuesto, en un minuto estaré de vuelta - le anuncie y me di media vuelta para ir a por su pedido.

Cuando estaba a menos de medio metro de distancia sus palabras volvieron a llegar a mí.

 -Y  necesito de mí ayudante de cátedra conmigo- agrego.

 Como una boba menfire sobre mis talones y acorte la distancia que nos separaba, rehaciendo mis pasos.

-Yo?- inquirí.

-Si mal no recuerdo ese es el puesto que le asigne tras mí errático comportamiento en clases. 

Que les había dicho yo? Que si las cosas no salían como yo esperaba y mís supociones estaban equivocadas quedaría hecha polvo? Pues ya podía saborear el agrio gusto de la tierra.

Okay puede que haberme mantenida del amor y el romance por tanto me haya convertido en una experta en el asunto. Una virgen en el tema , si solo en este, no obstante las señales de alertas habían estado controlando ante mí y yo había estado tan cegada por los recuerdos que no me había fijado en ellas.

Ahora delante suyo sentía que el mundo se me caía a pedazos y el pánico me tomaba como presa, proyectando los peores escenarios en mí cabeza.

 Podía ser este el punto final para nuestro cuento de hadas, que fue lo que cambió en ese tiempo que estuvimos separados? Había hecho algo mal? Fui demasiado exigente con él al pedirle que eligiera por una de las dos y eso la hizo cambiar de opinión?

-Si, señor- murmuré, haciendo hacia atrás la silla que estaba a su lado y tomando haciendo en ella con una sonrisa falsa en mis labios fingiendo, haciendo de cuenta que estaba bien porque antes muerta que permitirle ser testigo de cuánto su indiferencia le habían dolido. 

Él comenzó a sacar un montón de papeles y a ponerlos en medio de ambos.

-La razón por la que la he invitado aquí es para que me ayude a elegir la próxima lección que daremos mañana. Espero que no le moleste verse inmersa en un debate.

Me trataba de usted y no podía quedarse viéndome más de cinco segundos, si los había contado, esto no podía ser bueno. Claro que no.

-Estoy entre : Alice Ball, la famosa química afroamericana que desarrolló el primer y único tratamiento efectivo para las miles de personas que por el año 1915 tenían lepra,Giusi Nicolini , quien se forjó como regidora entre las graves crisis de refugiados que sucedieron a las primaveras árabes y a la guerra en Siria- giro la hoja hacía la derecha para continuar con su exposición - Katia Krafft  una intrépida pionera en vulcanología que estudió los picos explosivos en una época en la que había pocas mujeres en este campo o Marie Tharp quien ayudó a probar las teorías de la deriva continental. Además, co-publicó el primer mapa mundial de los fondos oceánicos. Sin embargo, el homenaje se da hoy porque un día como este, pero en 1998, la Biblioteca del Congreso nombró a Tharp como una de los mejores cartógrafas del siglo XX.

Era evidente que estaba en un claro predicamento al igual que yo por haber caído en sus redes incluso cuando me había prometido que no lo haría y ya estaba metida hasta las narices, hundida como si me hubiese parado encima de arena movediza.

-En esa otra carpeta tiene más información - indico -La invito a leerla- agrego en ese tono que dejaba en claro que no era buena idea contradecirlo.

Y créanme no quería hacerlo, presentía que ya había metido mucho la pata.




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