31. El Salvador.

Decir que me sentía del carajo  era quedarme corta y las horas en el trabajo se asemejaban a una tortura debido a las pocas horas de sueño.

-Serena- chillo Raúl-Presta atencion- añadió desde el otro lado de la barra.

Su grito desesperado activo algo en cerebro que me permitió comprender que fue el primero en percatarse de que el café se estaba rebasando, lamentablemente no fue suficiente para evitar la tragedia que arruinaría este día aún más y que se produjo cuando el vapor de la espuma golpeo como un látigo ardiente mí mano.

-Carajo- gruñi a la vez que  la taza caía a mis pies y se rompía en míl añicos al igual que mí estabilidad y mí corazón.

Por supuesto que sabía que había cruzado un límite , había roto una regla, se suponía que en un sitio tan distinguido como este no podía usar ese tipo de vocabulario.

Como era de esperarse me gane unas cuantas miradas de desaprobación de nuestros clientes asiduos y juro que tuve que contenerme para no enseñarles el dedo medio. Es que acaso ellos no tenían exabruptos en sus hogares? Ellos nunca maldecían? Me les reiría en sus estiradas caras si respondían que no.

Ese era uno de los motivos por los cuales no podía soportar a esta gente. Ante la sociedad se mostraban como seres hechos y derechos sin embargo en la intimidad eran los típicos embusteros , los que trataban mal a los que se encontraban en una escala social menor a la suya, los que abusaban de sus empleados.

Pero cuando salían a la calle se mostraban como los perfectos candidatos para el Nobel de la paz. Tristemente para ellos eso no iba conmigo y estaban lejos de engañarme.

-Hey, hey, hey- exclamó Rupert, arrodillandose a mí lado.

Honestamente desconocía en que momento había llegado aquí.

-Q…Que estás haciendo aquí?- murmuré, confundida, mí cerebro dando vueltas.

-Estaba trabajando en un ensayo en la mesa de siempre - comento- Cuándo el ruido me obligó a salir de mí burbuja personal y cuando vi que tu eras la principal afectada no pude quedarme quieto, tenía que venir a ayudarte - informo.

-Estás al corriente de que estás quebrantando las reglas de mí trabajo.

Asintió con una sonrisa juguetona en sus labios.

-Que puedo decirte- se alzó de hombros - Soy un chico muy malo  Me gusta desafiar las normas sociales-añadio dándome un guiño que supongo que pretendía ser coqueto. Quizás en su imaginación con esto había quedado como un campeón y su confianza sería suficiente para ganarse mí aprobación… lamentablemente no género absolutamente nada. 

De hecho podría este gesto podría haber venido del mismísimo Brad Pitt y el resultado podría haber sido igual.

Aún así si fuese Carter quien lo hubiese ejecutado la situación sería otra.

-Te encuentras bien?- pregunto, la preocupación era genuina, eso si podía asegurarlo.

-S…Si- contesté con los ojos llenos de lágrima. Mí voz temblorosa se confabulo con la gota que cayó por mí mejilla para tirar abajo mí fachada de chica fuerte.

-Duele?- tiro con cuidado hacia arriba la manga de mí camisa - Dios- con su mano libre golpeó su frente- Que estupideces digo- soltó una risita nerviosa - Lo siento, obvio que lo hace - Tienes un botiquín de primeros auxilios o algo así?

Asentí Y  señale la caja a mí costado con mí cadera el me pidió que fuera a su mesa.

-Por que no hacemos una cosa?- propuso- Ve a mí mesa y estaré contigo en un minuto para solucionar este problema.

-Por que estás haciendo esto?- susurré mientras hacía un enorme esfuerzo para no derrumbarme al ponerme de pie. Consideraba que ya me había abochornado demasiado hoy.

-Porque somos amigos y eso es lo que hacemos - afirmó, jugueteando con mí cabello- Estamos juntos en las buenas y en las…Malas. Cómo esta. Jamás te dejaré desamparada, no cuando estés en peligro o involucrada en una situación…. Desfavorecedora. No podría perdonarme a mí mismo el saber que podría haber hecho algo para arreglarlo.

No exagero cuando digo que mí mente se volvió loca por un instante plasmó una imagen de él luciendo una armadura gris encarnando al motivo caballero que salvaba a la pobre damisela en apuros, el que sacaba su espada para derrotar al gran y terrible dragón, el problema era que yo no lo queria el, quería a la bestia , a la que haría de mí vida un completo martirio.

🔥🔥🔥

-No es que quiera entrometerme pero desde que vengo a tomar mí desayuno a esta cafetería nunca he presenciando un acontecimiento como este. He sido testigo de cómo tus compañeros la cagaban , llevando órdenes equivocadas o rompiendo vajilla, no obstante tu resaltaba entre ellos por ser lo opuesto, la muchacha perfecta y disciplinada que no comería errores… Lo siento, es imposible que me guarde esto para mí cuando me parece que es relevante sacarlo a flote.

-He tenido una semana- hice una pausa y me otorgue unos cuantos segundos de ventaja para buscar las palabras adecuadas- Complicada- agregué al fin- Tuve que mudarme de casa por un tema con mí ex y su obsesión por mí.

-Q…Que?

-Una consecuencia más de mí juventud rebelde- renegue- En ese entonces me creía inteligente por involucrarme con el, si pudiera volver en el tiempo evitaría a cualquier costa esto.

-Esta…Estás insinuando que estás en riesgo?

-Mmmm no… Me gustaría pensar que no, acudi a la policía, en vano, ya que para ellos mis pruebas no alcanzaban para tomar acciones en contra suyo por lo que me vi sola y desamparada, tuve que actuar rápido. Afortunadamente una de las mujeres que conocí en mi clase me había ofrecido instalarme en el edificio de su fraternidad así que sin otra alternativa, eso fue lo que hice. No me apetecía perjudicar a Georgie tampoco, entendí que lo mejor era separarnos hasta que está pesadilla terminase.

-Lo hará?

-Confio y espero que si…

-Igual yo- respondió, ajustando la venda en la zona afectada- Y como te está yendo en tu curso?

-Mi ….Que?

-Las lecciones , te note muy entusiasmada cuando empezaron, sigues sintiéndote así o ya se perdió esa sensación?