"Cinnamon" La princesa del reino de San Juan, capital del imperio de la Isla de Puerto Rico, se enamoró de Giovanni. Giovanni, era un jugador de baloncesto escolar, un chico que no formaba parte de ninguna familia real. Un "plebeyo". A pesar de la diferencia enorme en clases sociales, ambos se querían mucho. Se conocieron hace un año en el Colegio Nuestra Señora del Caño localizado en el condado de Santurce del reino de San Juan donde ambos eran estudiantes. Dicha institución escolar es una de las más costosas y exclusivas de todo el imperio de la isla de Puerto Rico. Giovanni logró asistir a ese prestigioso y costoso colegio gracias a una beca deportiva que la institución ofrecía cada 3 años. Tras una competencia feroz entre más de 1,000 solicitantes, él fue uno de los cinco privilegiados en obtener la ayuda económica. El era un excelente jugador de baloncesto que siempre triunfaba en las Olimpiadas Escolares donde representaba al colegio. En la más reciente edición de esos juegos, hace casi un año, fue que la princesa de San Juan y Giovanni se conocieron. ¡Amor a primera vista!
Un día normal aburrido de colegio, sentados en la cancha de baloncesto, un estudiante los grabó a escondidas mientras se besaban apasionadamente. El estudiante envió el video a un grupo de WhatsApp creado por varios de sus compañeros de clases. La grabación se siguió regando hasta que el bochinche le llegó a la directora escolar. Enfurecida, la directora les ordenó a reportarse de inmediato a su oficina. La principal Rosa, una señora alta, obesa, de cabello largo negro, era una mujer extremadamente conservadora. Para ella todo es pecado. (Menos el chisme.) Enfurecida e irracional, no quiso ni escucharlos defenderse. Solo les dijo que vio el video y les advirtió que no permitiría esa clase de conducta pervertida e inmoral en su prestigiosa institución católica.
"Srta Cinnamon", Dijo la principal alzando la voz mientras se levantaba de su escritorio. "Usted como la princesa de la capital debió dar el ejemplo y no dejarse llevar por las tentaciones del diablo."
"Solo fue un beso, directora." – Intervino Giovanni. Inmediatamente la directora le ordenó a guardar silencio y no hablar al menos que se le pidiera.
"El castigo no será expulsión" – explicó la directora mientras firmaba unos papeles y se los entregaba a ambos estudiantes. "Cada uno tendrá que hacer 10 plegarias de penitencia en la capilla de la institución. Esto tendrán que hacerlo cada uno en asientos separados todos los días por dos semanas después de clases. También me comunicaré con sus padres para que se reúnan conmigo de hoy pa' hoy."
Los padres de ambos jóvenes desconocían de su relación y cuando se enteraron se formó el problema. Lo primero que hicieron los reyes al comenzar la reunión fue culpar a Giovanni por lo que pasó. Le "pegó" a ella las "malas costumbres" del "caserío" (Como se les dice a los residenciales públicos en Puerto Rico) la madre de Giovanni acusó a los padres de Cinnamon de ser "Clasistas" Y los amenazó de "sacarlos" del trono en las próximas elecciones. Continuaron acusándose e insultándose a través de toda la reunión mientras Cinnamon y Giovanni mantenían la cabeza baja tratando de entender lo que pasaba. ¿Tanto show por un beso? Ilógico. Cansada de tanta gritadera, la directora les ordenó a sentarse, guardar silencio, y escucharla. Por el momento Giovanni y Cinnamon no serán expulsados pero no podrán estar juntos ni en la hora del recreo. Ambas familias estuvieron de acuerdo con la "sentencia." También, los padres de la princesa le confiscaron el teléfono móvil. A pesar de la prohibición, Cinnamon y Giovanni siguieron viéndose a escondidas. El problema es que en este colegio católico no hay secretos y estas frías paredes de concreto hablan. 3 semanas después de la "intensa" reunión escolar, un maestro los sorprendió besándose apasionadamente debajo de las escaleras. Caricias, besos, sonrisas, pasión era lo que había entre ellos.
"La princesa y el baloncelista están en las suyas otra vez. ¡Están teniendo sexo en las escaleras!"- Reportó el profesor Dewey ante la directora de la escuela.
"¡Esos malandrines no mancharan el buen nombre de esta institución! ¡Tráelos a mi oficina!" –ordenó la directora golpeando su escritorio con el puño derecho.
Llegaron a la oficina y pretendiendo seguir instrucciones, se sentaron en lados opuestos del pequeño despacho. La directora, harta de tantos dolores de cabeza, decidió suspenderlos por un mes. De inmediato se comunicó con los padres de ambos para pedirles otra reunión de emergencia. Una vez más, la asamblea privada se volvió un papelón estilo telenovela. Los reyes no creían que la princesa fuese capaz de hacer esa clase de espectáculos en público. Otra vez acusaron a Giovanni de contagiarla con sus "malas costumbres callejeras." Los padres de Giovanni alzaron la voz y le dijeron que su hijo es un joven estudioso y enfocado en los deportes. No es un "maleante pervertido" como ellos quieren dar a entender. También le recordaron al rey que él tiene "esqueletos en el clóset" y en las próximas elecciones saldrán a la luz pública. La directora escolar, harta de escucharlos sacarse los "trapos sucios" al estilo de un debate electoral, les ordenó a callarse y sentarse. Procedió a firmar la orden de suspensión de ambos jóvenes por un mes y cuando regresen seguirán sentados en filas opuestas en el salón de clases.