Los secretos de Hunter
Amanecer a su lado y ver aquel tranquilo rostro frente a ella le causaba ligeras corrientes de emoción en todo el cuerpo. Amy bostezó ligeramente, se sentó en el colchón, alejando el fuerte agarre de Hunter que tenía en la cintura, y le dio un pequeño beso en la frente que lo hizo sacudirse entre sueños.
Iba al baño cuando oyó que golpeaban la puerta principal con fuerza. Se oía tan desesperado que tuvo que bajarse de allí rápidamente con el temor de que fuese alguna noticia mala. Pero apenas abrió, la sorpresa de ver a su hermano Drake la tomó por sorpresa.
—¿Drake? ¿Qué haces aquí?
Lucía furioso. Pocas veces lo veía molesto o con aquel gesto de ira en el rostro. Su hermano era muy conocido por ser tranquilo y con una sonrisa simpática en el rostro.
—Vine a hablar contigo sobre el idiota que tienes por enamorado -sonrió forzado e inspiró con fuerza, los dientes presionados.
—Ya hemos hablado de esto -respondió con la voz dejada y cansina-. Sé que no te agrada pero no tienes ninguna razón para desconfiar de él.
—Pues ahora lo tengo —espetó tajante y le hizo un gesto con la cabeza para que salieran de allí—. Ve a cambiarte rápido, te espero afuera.
Tan extrañada, siguió pensando que era seguramente otro intento para que se alejara de Hunter porque, según Drake, no era de confiar. De todas formas, se apresuró a cambiarse mientras Nowell dormía ajeno a todo lo que sucedía. Y cuando salió, Drake continuaba tan serio como antes.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Y por qué de pronto estás aquí? —Fue lo primero que le dijo cuando este, apoyado sobre el tronco de un árbol, miraba a todos lados como sí buscara a alguien.
—Estoy harto —La miró enrabiado-. Resulta que tu lindo Hunter ha ido a amenazarme a nuestra casa mientras tú seguías aquí. Taylor y él se aparecieron de pronto porque... —paró bruscamente y desvió la mirada lejos de ella—. Estoy cansado de esto. Harto de que se aparezcan de pronto y me jodan con amenazas.
El entrecejo de Amy se había fruncido en demasía, lo miraba sorprendida, como si hablase de otra persona diferente.
—¿Por qué...?
—¡Eso no importa! —Le cortó—. ¡No puede ir a mi casa a asustarme con su presencia! —Tragó en grueso y giró—. Ese imbécil me caga de miedo. ¿Por qué no vas y le preguntas la razón por la que todos le temen tanto? Entonces entenderás la razón por la que no te quiero con él.
—¡Drake, espera!
¿Cómo era posible que le dijera eso y no le diera más explicaciones? Lo siguió, pero este fue más rápido cuando se subió a un auto, que posiblemente le habían prestado, y arrancó rápido de allí, lejos de ella.
Se quedó varada frente a la pequeña casa y con un nudo en la garganta mientras intentaba realmente asimilar lo que había sucedido. Sí, sabía que Hunter estuvo ayudando en algo a Taylor y que, es más, desaparecieron ambos un par de noches. Pero jamás creyó que fuera algo tan serio como para ir a amenazar o a fastidiar a alguien, precisamente a Drake.
Entonces se sintió realmente tonta. Por supuesto que sería a Drake, Taylor lo odiaba con todo su ser por razones que no sabía. ¿A quién más iría a rendir cuentas con el único que lograba asustar a su hermano? Quizá era por eso que necesitaba tanto a Hunter.
Con la mano temblorosa y, aunque todo empezaba a tener sentido, abrió la puerta con un nudo en la garganta y deseando que aquello no fuese cierto. Cerró detrás de ella y suspiró profundo cuando lo vio bajando las escaleras entre bostezos, tallándose los ojos y estirándose.
Algo dentro suyo se movió inquieto cuando Hunter le sonrió al instante en que la vio.
—Oí cuando saliste —Se mordió los labios y avanzó hacia ella con un brillo malicioso en los ojos—. No hay nada que hacer, ¿por qué no... —Le rodeó la cintura y depositó besos en sus labios— me acompañas a la habitación?
No podía seguir así sin aclarar lo que Drake le había dicho. Así que de manera inconsciente giró el rostro, intentando alejarse de él para aclarar su mente.
—¿Qué sucede? —murmuró confundido.
—Hunter... —suspiró profundo y lo miró a los ojos con tristeza—. Sólo dime la verdad, ¿qué es eso que tanto haces con Taylor?
Nowell sonrió tímidamente.
—La ayudo con una mujer, no lo va a aceptar aún pero lo vuelve loco como no tienes idea.
Sintió como si le arrancaban el corazón al oírlo. Sus labios se entreabrieron con desesperación, decepcionada.
—Dime la verdad -logró decir con la voz baja—. ¿Qué le hiciste a Drake?
—Oh... —Fue todo lo que dijo con sorpresa. Ahora incómodo, se sacudió el cabello—. No creo que quieras saberlo.
—¡Solo dímelo! —gritó con la voz temblorosa, sin aire ni fuerza. Sus ojos ardieron y quemaron al saberse engañada una vez más.
Hunter la miró confundido por cortos segundos hasta que, de pronto, abrió los ojos aún más como si acabase de entender algo. La abrazó fuerte y apenas enredaba los dedos en el largo cabello de ella cuando lo alejó.
—Pequeña... —murmuró acongojado—. No le hice absolutamente nada si eso crees, lo juro —Y levantó las manos frente a ella—. Es algo sobre Taylor, yo sólo lo acompañaba para darle apoyo moral.
—No te creo.
Con la tristeza tiñendo el rostro de Hunter, la miró largos segundos hasta que empezó a contarle.
—Drake ha estado... —meneó la cabeza, los ojos entornados mientras buscaba la palabra correcta—intimidando... acosando a alguien, la ha molestado mucho e insistido demasiado. Taylor está muy molesto con él, y créeme cuando te digo que esto no se trata del odio que se tienen -Se encogió de hombros—. Esto va mucho más allá de eso porque ella le importa. El problema es que a tu hermano no le importa lo que le digan, y lo sabrás bien porque lo conoces. No importan las veces que Tay fue a hablar con él hasta llegar a pelear, a Drake no le importa en lo absoluto, sigue yendo detrás de ella. No le hice nada —Y soltó una pequeña risa burlona, cargada de autosuficiencia—. Sólo me ve y es suficiente. Eso es lo que hicimos, fuimos a que Taylor le diga que la deje en paz porque le hace daño a ella.