Su estrella

Un corazón roto

- Aún llueve demasiado - dijo mirando los ventanales del lugar.

Estábamos los dos, y yo aún tenía muchas preguntas que no habían sido respondidas y que no podía sacarlas de la cabeza.

- Es un día muy frío - fue lo único que dije, el mínimo aporte que alcance a pensar.

Escuché su risa en ese momento y lo luego su mano acarició mi cabeza como solía hacerlo de ves en cuando.

- ¿Estás en otro mundo ahora? - el notó que no estaba prestando atención.

- Lo siento - dije con pena - tengo muchas cosas en la cabeza.

Su rostro expresó comprensión y luego se agachó un poco para que nuestros rostros queden en la misma altura - Puedes contármelo - aseguró.

Solo asentí sin dejar de mirar sus facciones, que ahora estaban tan a la vista.

- Tengo que hacer unas compras, ¿Te apetece café? - preguntó volviendo a su pose normal.

- No - negué - ya bebí con... Mikhail - dudé un momento en mencionarlo, pero no había caso - podría acompañarte si quieres

- Me parece genial - dijo con entusiasmo - tengo que... - una llamada lo interrumpió.

Se disculpó para atenderla y obviamente no me iba a oponer, se alejó solo unos pasos.

- ¿De qué color? - preguntó después de un momento y luego rio - está bien, lo tengo pendiente...confía en mí.

Terminó su llamada y volvió.

- Ella es...- dijo apuntando su teléfono con una sonrisa que me dolió.

- ¿Tu novia? - más que una respuesta buscaba una confirmación, los había visto hace un momento, no podía hacer a un lado eso.

Asintió

- ¿Puedo saber desde cuándo? - su expresión cambió por un momento, un pequeñísimo momento.

- Bueno, desde hace dos semanas - me contó - la conocí hace unos meses y...me pareció impresionante.

El hablaba de ella como si hablase de perlas, y sonreí en automático por ello, aunque el pensamiento de que desearía ser yo, me atacó por la espalda, y fue notorio.
Además hace nada habíamos salido, yo no lo sabía y había estado pensando en besarlo, ¡Era una locura!

- Lamento no habértelo dicho antes - se disculpó poniéndose frente a mi, mientras me dedicaba una mirada de ¿Pena?, o no sé que, prefería no saberlo.

- Está bien Theo - me obligué a sonreír - te acompañaré a hacer las compras que tienes pendientes y luego iré a casa.

El me agradeció y caminamos juntos, aunque yo no sabía bien que compraríamos.

Esperaba ir a un autoservicio de acá, un restaurante para llevar comida, incluso una tienda de ropa pero entramos a una tienda de accesorios y cosas de mujer.

Nos recibieron unas chicas amables, que calculo estaban ya en los 30's y luego el siguió por la sección de moños.

- Ella me pidió un listón, o lazo de color naranja - me explicó - tiene una presentación en un teatro importante y en no sé donde más, aun tiene que encontrar algunas cosas y no tiene demasiado tiempo, así que me lo pidió

- Ahí hay algunos - apunté un tablero con lazos de todos los colores, fingiendo estar feliz por él, y también sintiéndome una mala amiga por no poder alegrarme de verdad.

- ¡Es verdad! - dijo feliz tomando algunos en color naranja - ahora la pregunta es ¿Cuál debería escoger?

- Llámala y pregúntale - sugerí

Negó con impaciencia - me dijo que se estaba quedando sin batería, solo tuvo la suficiente para hacerme la llamada de hace un rato.

- Bueno... entonces no lo sé - me rendí.

El volvió su mirada a mi, con una sonrisa brillante - Ya sé

Su gesto no me agradó mucho, y me confundió.

- Puedes ponértelos tú, en su lugar - se me erizó la piel con ello, no me apetecía hacerlo.

- Yo n...

- Por favor, ella te lo va a agradecer también - ¿Ella sabía de mi?.

- Está bien - dije soltando un suspiro silencioso.

Me voltee y el llevó todo mi cabello hacia atrás, y luego colocó el primer listón.
Recordé como se veía su novia.
Mi cabello no era tan negro y liso como el suyo.
Mi estatura era bastante menor a la de ella.
Ni siquiera mi piel tenía ese color tan vivo y tan perfectamente bronceado como ella.
Yo no era ella, el no estaba conmigo.
Sentí mis ojos arder y respiré hondo para que mis lágrimas no se escapen.

Este no era el momento

El decía muchas cosas "éste está muy lindo", "éste es más largo" "...más corto" y yo no podía prestarle atención.

Me quedé ahí, sintiendo sus manos en mi cabello, y también sintiéndome tan tonta e ingenua, tan inferior y tan pequeña.

- Creó que tengo al elegido - dijo después de sacar el último de mi cabello, y levantó un listón victorioso. - seguro le va a quedar increíble - afirmó.

- Seguro que si - apoyé. Y realmente no mentí.

- Bien, podemos irnos - me tomó por los hombros, y fuimos hasta la caja.

- Son 3 dólares - dijo la chica, y Theo sacó el dinero para pagar.

- ¿Algo más en lo que podamos ayudarle? Hay maquillaje, estos lips sticks acaban de llegarnos y son increíbles - promocionaron - Son un buen regalo para su novia.- ella me señaló.

- No somos pareja - aclaré tratando de no sonar demasiado herida - esto...

- Está bien - me interrumpió Theo - me gustaría llevarle uno a mi novia, y quiero otro para mí amiga también.

Parecía no hacerlo intencional, pero cada palabra que decía me destruía más, sentí mi corazón arder, al mismo tiempo que nuevamente los ojos me amenazaban con llorar.

- Escoge el que quieras - dijo tomando uno, que seguro era para su novia.

Tomé uno rojo que fue el primero que vi, no quería uno, no ahora y no de él, no bajo estás circunstancias.

Le cobraron todo y después salimos por fin.

- Gracias Halley, no hubiera podido hacerlo bien sin ti - me sonrió como siempre.

- No es nada Theo, sabes que puedes contar conmigo. - hice lo mismo

- Lo sé - acarició mi cabello

- Ahora tengo que irme, mi madre debe estar esperándome - buscaba zafarme de la situación, había aguantado mucho hoy, había estado al borde de las lágrimas y no podría contenerme una vez más.




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