Su estrella

Libertad

Al fin llegamos a casa de nuevo, Mikhail traía muchas cosas, y por un momento me sentí apenada por ello, pero el empezó a dejar todo en la alacena de forma tan natural que lo único que atiné a hacer fue ayudarlo, mi madre ya no estaba aquí, seguramente se había ido a descansar o algo así, era habitual en ella así que no dije nada al respecto y después de acomodar las cosas empezamos a hablar, un tema llevo a otro y eso nos llevó a estar en el sillón sin dejar de hablar ni un segundo por un larguísimo periodo de tiempo, ni él ni yo siquiera revisamos los celulares y lo único que pudo pararnos fue la llamada de mi madre para ponernos manos a la obra con las galletas, después de más tiempo del que hubiese podido esperar mantener una buena charla con Mikhail.

Antes yo ya le había ayudado a mi madre con esto, pero hoy fue diferente, como si acabase de descubrir la receta, Mikhail era claramente un tipo que en su vida había tenido que preparar algo, por lo que fue aún más divertido.

El comer las galletas juntos fue satisfactorio, él era mucho más de lo que cualquiera esperaría, muchísimo más.

Mikhail no dejaba de agradecer la buena sazón de mi madre, y lo entendía perfectamente, yo era afortunada por ello.

Y en algún punto hasta casi lo convencimos de que algún día tenía que hacer galletas él sólo para otras personas, como su familia.

Algo había estado distrayéndome en los últimos minutos de la conversación, era mucho ruido proveniente de la calle así que cuando vi luces a través de la ventana, ya no pude ignorarlo

- ¿Qué ha sido eso? - pregunté, deteniendo la conversación, sin apartar la vista de la ventana.

- Son solo fuegos artificiales - mi madre me respondió - hay una fiesta a unas calles de aquí, no sé de qué pero tenían un programa extendido.

Eso era una buena explicación, aunque no dejó de parecerme extraño Tal vez me había visto paranoica pero este tipo de cosas no eran del todo de mi agrado, aunque agradecía infinitamente que no fueran fuegos artificiales con explosivos, ya que esos sí que me hacían sentir tensa.

- Podrían ustedes ir un momento a ver de qué de trata, quizá puedan divertirse - la oferta de mi madre me tomó por sorpresa, era obvio que Mikhail le había caído muy bien, sino a ella jamás se le hubiese ocurrido hacerme una oferta como esa, volteé a ver a Mikhail y el hizo lo mismo - si no les gusta pueden regresar.

Con Mikhail me la pasaba bien (algo reciente), así que me pareció buena idea, pero aun así no quería parecer muy emocionada por ello

- Bueno...- Mikhail y yo lo dijimos al mismo tiempo, lo que fue raro, pero a mamá le causó risa y me dedicó esa mirada que sabía que me costaría una charla con ella más tarde.

Mikhail me dio una señal para que yo hablé primero

- Aún no es demasiado tarde, - empecé sin saber cómo terminar - así que...- lo miré dudosa - podríamos ir solo un momento, ¿Te animas? - pregunté

- Si, claro, podemos ir solo un momento - accedió, quizá un poco serio, pero tampoco parecía decirlo por compromiso

- Iré a ponerme algo distinto - indiqué entonces.
Mi blusa estaba llena de harina, así que tuve justificación.

No quería tardarme tanto en ello, pero quería verme bien, así que me coloqué un buzo gris, entallado, que era uno de mis favoritos y salí enseguida.

Ambos salimos, caminando, y pude sentirme observada por mi madre, era seguro que nos seguía con la mirada haciendo uso de la ventana.

Y esa sensación desapareció cuando caminamos hasta la siguiente curva, era noche, aunque no muy tarde, al acercarnos al centro del festejo las luces, música y todo lo que antes había estado escuchando lejano, era más audible.

Realmente era un festejo grande, y me llamó la atención verlo así que se lo dije a Mikhail y fuimos hacia allá.

Era una danza típica de algún lugar, no sé de dónde, pero era muy atractivo todo, y por ello había mucha gente.

- ¿Puedes ver? - preguntó Mikhail junto a mí

Solo asentí, podía parecer extraño pero la gente siempre dejaba pequeños espacios que eran suficientes para ver, no del todo, pero era efectivo.

La manera en la que bailaban era genial, sincronizados y folclóricos, sus atuendos de colores llamativos eran perfectos así que cuando terminaron, aplaudí emocionada, porque realmente lo habían hecho bien.

Creí que saldría otro grupo, pero no fue así, todos se dispersaron, y nosotros hicimos lo mismo y por eso dentro de nada Mikhail y yo estuvimos de pie en medio de la gente.

Pensé en que era momento de comer algo, así que mi vista fue directo a un carrito de carne asada.

- Mira allá - dije mirando un puesto de carne en palito - ¿Has comido uno?

- No - aseguró, y era algo que obviamente esperaba de él

- Entonces vamos - ofrecí.

Pedí dos, uno para él y otro para mí.
No acepté el dinero que quiso darme, porque realmente me apetecía invitarlo yo, y por fortuna no insistió

No parecía convencido de comerlo, pero no me dijo nada, y después noté perfectamente que le encantó, había descubierto que siempre que algo estaba delicioso, Mikhail podía comer como si su vida dependiese de ello, y me causaba gracia

- ¿Te gustó? – pregunté

- Está buenísimo – dijo sonriendo

Y se veía muy lindo así.

Aparté un momento la mirada de él y caminé un poco más allá, no quería hipnotizarme por lo lindo que podía llegar a ser, pero el llegó detrás de mi

Nos quedamos ahí un momento mientras una banda tocaba una canción suave

- ¿No quieres bailar? - cuestionó.

- No puedo, no sé cómo hacerlo - me negué rotundamente un tanto avergonzada

Se acercó con suavidad y me tomó por la cintura, lo hizo con firmeza y luego me acercó al resto de personas. Fui incapaz de soltarme.

Esto fue lo que menos esperaba de él, si de hecho ya era sorprendente que el supiera bailar, definitivamente él era una caja de sorpresas.

- Si yo aprendí a hacer galletas, tú puedes aprender a bailar - dijo con amabilidad y aun con una sonrisa que no pude evitar corresponder.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.