Glenda no me había llamado a trabajar hoy, y eso más que darme una preocupación económica me dio un aviso de que no podría despejar mi mente.
- Saldré a caminar un momento ¿Quieres venir? - le ofrecí a mi madre
Ella se negó
- Me encuentro algo cansada - se veía cansada también - voy a descansar
No le insistí más.
El doctor le había alzado la dosis y los medicamentos eran muy fuertes para ella, era relativamente normal que le cueste adaptarse a ello. Pero me preocupaba mucho.
Salí con muchas cosas en mente, planeaba olvidarme de todo por un momento, necesitaba estar sola, darme tiempo a pensar. Fue difícil, mi situación era agobiante o quizá solo era uno de esos días malos en los que todo parece peor de lo que son.
No había gente a mi alrededor, estaba todo bastante desolado, un lunes no es buen día para dar un paseo ni siquiera por ser pasado el mediodía.
Llegué a una plaza. Y encontré una banca con un árbol enorme al lado, de alguna manera me dio una buena sensación el sentarme allí. A observar todo y nada al mismo tiempo mientras las aves cantaban.
¿Qué hora podía ser? Había estado caminando muchísimo tiempo.
«Llamada perdida de Mikhail» Esa era la notificación en m celular.
Me preocupé por eso, quería dejar de pensar un poco en la situación y él me había llamado.
Me levanté de la banca para dar un par de vueltas casi en el mismo lugar pensando en si devolver la llamada o dejarlo pasar. Hasta que una nueva llamada se anunciaba en mi pantalla., pues mi celular había estado en modo silencio
Dudé en si contestar o no, aunque finalmente lo hice.
- ¿Hola? Mikhail – dije sin saber bien que decir, y fue más como una pregunta
- Halley, ¿Cómo estás? – ¿quería saber la respuesta a esa pregunta?
Era desesperante no saber cómo responder
- Estoy bien – respondí después de un silencio que pareció eterno. Aunque ciertamente no me encontraba bien - ¿tu estas bien?
- Estoy bien también – aseguró. En cierta parte me alegró que estuviera bien, pero, desearía haber podido decir lo mismo con más seguridad, cómo él – sé que no quieres hablar de nosotros en este momento, pero...
Tenía la idea de saber que necesitaba
- Necesitas algo del contrato – me apresuré aunque de verdad deseaba estar equivocada.
Con todo lo que había pasado últimamente, quería de verdad pensar un poco menos en que teníamos que seguir rigiéndonos en una falsedad.
- ¿Podemos vernos? – consultó sin negarlo.
No podía verlo ahora, no estaba en casa y mi madre se encontraba un poco mal.
- No puedo ahora – dije, aunque me arrepentí, yo no estaba en condiciones de negarme, Mikhail seguía siendo mi jefe – es decir, ¿puedes decírmelo por teléfono? - rogué internamente para que acceda
- Está bien – aceptó – mañana mi padre tendrá una reunión en casa y... vas a ser mi pareja allí.
Aquello me hizo sentir fatal. Me confundía mucho el hecho de que me dijera todo lo que me dijo para luego continuar solo con una farsa.
Pero ¿Quién era yo para quejarme?
- Está bien, es mi trabajo - acepté sin ánimo.
- Te recogeré mañana temprano de tu casa y prepararemos todo – volvía a ser mi jefe.
- Está bien, te esperaré.
- Bien – dijo
- Bien - imite
- Hasta mañana - habló de nuevo.
La situación era cansada
- Descansa Mikhail - finalicé y colgué.
Él había dicho lo que tenía que decirme, pero parecía aún no estar seguro de todo. Tuve miedo de que estuviese jugando conmigo.
Mi plan de sacar de mis pensamientos a Mikhail fracasó.
Solo regrese a casa. Quizá mi madre necesitaba algo así que sería mejor que esté allá.
////Al día siguiente////
Mikhail llegó a casa en la mañana, mi madre lo recibió. Parecía que verlo la animaba un poco, podía escuchar sus risas desde mi habitación, cuando aún estaba alistándome.
- Buenos días Mikhail - saludé llegando con ellos
- No quiere quedarse a desayunar - mi madre lo delató.
- Hoy tenemos que hacer un par de cosas - le conté - Mikhail está con algo importante y tengo que ayudarle
- Está bien, pero tiene que regresar otro día - advirtió
- Encantado, vendré a verla pronto.
- Regresaré temprano - dije a mamá dándole un beso en la frente
- Diviértanse - dijo ella - y por mí no te preocupes que he quedado con Glenda.
Sonreí por eso, y también fue como bajarme un peso del hombro.
Mikhail y yo nos fuimos
Fue extraño darme cuenta de que estaba conduciendo hacia el mall y que no hiciera ninguna llamada. La vez anterior había llamado a Zack, y fue muy divertido ¿Pero ahora?
- ¿Y Zack? – pregunte sin evitar sonar muy curiosa
- ... - solo me dedicó una mirada de confusión.
¿No sabía el nombre de las personas que trabajan para él?
Menudo chico que está hecho.
- ¿Me acompañará él? Fue quien me ayudo la primera vez – le ayudé a recordar
- Él se ha ido de vacaciones hace poco – recordó
- Qué lástima – fue más un pensamiento que dije en voz alta.
- Él está pasándola bien con su esposa e hijo, no creo que sea tan malo – notó.
Y sí, creo que había sonado demasiado mal.
- ¿Tu...vas a ir conmigo? – tuve miedo de la respuesta.
No era nada en contra de Mikhail, pero no podía visualizar algo lindo y cómodo si Mikhail era quien me acompañaba
- Si no te apetece puedo llamar a alguien más – obviamente no iba a aceptar eso, no quería hacerlo sentir mal.
- No, está bien contigo – acepté. Y fui muy convincente
Cuando llegamos, la grandeza del lugar me sorprendió de nuevo, ya no era la primera vez que estaba aquí y aun así volví a ponerme nerviosa.
- ¿Tú tienes alguna idea de esto? – pregunté empezando a preocuparme.
- Claro - dijo - para eso estoy aquí – me resultaba difícil creer que Mikhail pudiese ayudarme, pero sonaba muy seguro — Escúchame, Halley — se detuvo frente a mí - ahora no soy Mikhail – casi reí con eso – soy quien te ayudara a escoger algo bonito - era demasiado tierno actuando así.