Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 1

Me recosté en la puerta del coche con los brazos cruzados, esperaba que Greta saliera pronto de su trabajo.

Cuando se graduó en la universidad le ofrecí amablemente trabajo en nuestra empresa a lo que se negó argumentando que quería valerse por sí misma.

La verdad desde que sus padres murieron en un accidente ella se retrajo totalmente, parecía un perrito desamparado y no permitía que nadie se le acercará solo dejaba a mi madre hacerlo.

Suspire de alivio al verla aparecer, venia concentrada en unos papeles que no había notado que estaba ahí esperándola.

Un coche se estaciono adelante del mío, un hombre alto se bajó de él y empezó a caminar en dirección a Greta.

Antes que él llegará hacia ella la llamé.
Levantó el rostro sonriéndole al desconocido, me miró y su rostro no ocultó la sorpresa al verme ahí.

Le dijo algo al hombre quien me volteó a ver con el ceño fruncido, mientras Greta se encaminaba hacia donde estaba.

- Bruno - susurró

- Greta, necesito hablar contigo un tema delicado - fruncí el ceño al ver que el hombre estaba a unos pasos nuestros esperando a Greta.

- ¿Pasa algo?

Negué con la cabeza

- no puedo decirte nada aquí, es algo privado- miré mi reloj con fastidio.

- está bien - se encaminó hacia el extraño, cruzaron un par de palabras, el desconocido cuando se dirigía al auto me miró con molestia.

Me encogí de hombros y le abrí la puerta del pasajero a Greta.

Todo el recorrido hacia el apartamento de Greta lo hice en silencio, iba sumido en mis pensamientos, en lo que le iba a decir.

La vi de reojo esperaba que no se negará, pero ella tenía la última palabra.

Me estacione frente a la casa donde vivía, era lo único que le había aceptado a mi madre, era muy orgullosa y era algo que admiraba de ella que todo lo quería por sus propios medios a base de su trabajo.

Claro nunca se lo había dicho a ella ni a nadie.

Me bajé para abrirle la puerta, era una mujer baja de estatura pero eso la hacía ver frágil, provocaba el deseo de protegerla, sonreí al saber que Greta estaba lejos de ser frágil, ella era una mujer fuerte.

Recorrimos el camino hacia su porche y la seguí, abrió la puerta y cuando encendió las luces no pude evitar curiosear, era la primera vez que llegaba y me gustaba como estaba decorado, invitaba a sentarse a leer un buen libro o a escuchar música con los ojos cerrados...

- ¿Bruno?

Salí de mis pensamientos, Greta no dejaba de observarme.

- ¿Quieres algo de tomar?

Negué con la cabeza y me deje caer en el sofá.

- Greta, siéntate por favor - la vi sentarse y por primera vez sentí temor ante lo incierto.

La vi juntar su mano en su regazo y sus ojos atentos a mí.

-Antonio está muriendo - cerré los ojos, me dolía el alma sólo mencionarlo.

-¿Qué?- susurró.

Vi lágrimas recorrer su rostro, saque mi pañuelo y se lo tendí.

- le acaban de detectar cáncer terminal, no lo vimos a tiempo Greta - me pasé la mano por el pelo - él tiene un único deseo.

Llegaba la hora de decirle.

- ¿Cuál es? -secándose las lágrimas

- quiere un hijo, siempre quiso uno pero nunca pensó que su vida sería corta pensó que tenía tiempo para ser padre- Agaché la cabeza - Sabes que su relación con Julieta nunca fue algo serio para ella y no quiere que ella sea la madre de su hijo.

- ¿Y entonces quién?- tragué bastante saliva porque era el momento.

- hemos pensado en una persona que sabemos será una buena madre y que jamás buscaría a aprovecharse y despilfarrar la fortuna que Antonio le dejaría a su hijo.

Ella asintió, al ver que no respondía nada, suspire.

- Antonio y yo hemos pensado en ti Greta, estamos seguro que tú serías una buena madre para mi sobrino.

La vi abrir la boca sorprendida y luego cerrarla.

Se quedó en silencio un rato, no dije nada porque sabía que ella estaba meditando.

Se levantó y se paró de frente a su ventana.

- Sabes que estoy agradecida con tu familia por haberme acogido como una hija cuando mis padres se fueron, yo les debo mucho.

- Greta no estoy cobrando ninguna deuda porque no la tienes con nosotros, queremos que seas tú porque sabemos que amarías y cuidarías bien al bebé.

- ¿Será...? - se interrumpió con la cara roja.

Sabía lo que deseaba preguntar

- No Greta, si queremos que esté para el nacimiento del bebé no hará ningún esfuerzo y sé que sería algo incómodo para ambos, lucharemos para que sobreviva para que pueda conocer a su hijo, así que será por inseminación artificial.

La vi que asintió.

—Acepto Bruno, seré la madre del hijo de Antonio.

Kgerals




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