Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 7

Me quedé de piedra, no sabíamos si nos soportaríamos y me hablaba de una relación para toda la vida.

Se acercó lentamente.

- ve a descansar - me di la vuelta y salí, la verdad no tenía nada que decirle, en mis sueños más locos y que no compartía con nadie me imaginé casarme con Bruno, soñaba despierta lo que sería ser su esposa pero en la realidad hasta el alma me temblaba porque me llevaba mejor con Antonio por su carácter cariñoso, amable, compresivo etc.

Eran hermanos pero eran diferentes, Antonio era como Clarissa pero Bruno sin duda era como don Fernando que en paz descanse en carácter y en lo físico.

Me acomodé en mi cama y me sumí en un profundo sueño.

Cuando desperté ya estaba oscuro, me moví y me di cuenta que no estaba sola, encendí la lámpara de mi mesita de noche y en la esquina del cuarto estaba sentado Bruno, imperturbable.

- ¿pasa algo? -susurré, por un momento sentí miedo por Antonio, porque Bruno no entraba a mi cuarto.

Se quedó callado, estiró las piernas y se cruzó de brazos.

- ¿cuántas veces te ha visitado el tal Renato estando aquí en la casa?

Me sorprendí con su pregunta

-¿Renato? ¿De qué hablas?- me acomodé en el espaldar de la cama.

- cuando llegué, me lo encontré en la salita y a la muchacha del servicio que venía a llamarte -

- ¿está aquí? - me moví para levantarme.

- ya no está - su voz me causó escalofrío, era esa voz que usaba cuando estaba muy molesto y trataba de controlarse, puede que no hablará con él en el transcurso de los años pasados pero si había aprendido a conocerlo, a saber sus estados de ánimo.

-¿por qué se fue? - me pegué al espaldar de la cama, cuando lo vi casi saltar para ponerse de pie.

- es inaceptable que ese hombre busqué a mi futura esposa - apretó los dientes y se sentó en la cama a la par mía, traté de fundirme en el espaldar de la cama, sentía que estaba siendo asechada por un león. - le pedí - sonrió - creo que la palabra correcta es que le "exigí" que no se te acerqué mas y le di la buena noticia que serás mi esposa.

- serás mi esposo, no mi dueño, seremos un matrimonio en el papel por Antonio y Alejandra, nada más.

Bruno tomó mi cara de la barbilla y se acercó.

- no eres la esposa que elegí, ni la futura madre de mis hijos que esperé tener, pero quiero que entiendas que una vez lleves mi apellido tú me respetarás.

Apreté mis labios y buscaba a soltarme de su agarré.

- ¿Crees que esa es la educación que recibí, siendo tu esposa saltar de cama en cama?

- eso espero Greta porque en la única cama que saltarás será en la mía - mi corazón empezó a saltar y tenía miedo que Bruno estuviera escuchándolo.

- no pretenderás que seamos pareja- se acercó más a mí y clavó sus ojos en los míos.

- te recomiendo que busques en el diccionario la palabra " casarse" y "matrimonio" algo que te quedé claro es que Alejandra no será la única hija que tendremos y los otros serán concebidos de la manera tradicional.

Se levantó y al acercarse a la puerta se volteó.

- pediré te suban la cena, debes descansar y si yo fuera tú, ya me estuviera haciendo a la idea que serás mía para toda la vida.

Tomé mi almohada y se la tiré pero teniendo tan mala suerte que solo cayó a sus pies, soltó una carcajada y se marchó.

Me quedé molesta porque Bruno actuaba a la era de las cavernas, una cosa era ser su esposa y otra muy distinta ser de su propiedad.

Suspiré, al aceptar la proposición de Bruno de llevar al hijo de Antonio nunca me imaginé que terminaría casada con el amor de mi vida porque eso era Bruno, mi amor platónico, mi amor de adolescente, mi amor de adulta y el tío de mi hija.

Me quedé pensando en el gran giro que había dado mi vida con el deseo de Antonio, de dejarles en esta tierra cuando él se marchara a su hijo.




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