Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 8

Desperté cansada la verdad no había podido dormir, Bruno me había puesto los nervios de punta.

Bajé a desayunar tarde porque no me quería encontrar con él, calculé el tiempo que Bruno se tardaba en desayunar e irse a su trabajo.

Sonreí al ver a Antonio en la mesa, cuando no se sentía bien desayunaba en su cama y luego pasaba durmiendo.

Me acerqué a él y lo abracé fuerte y deposité un beso en su mejilla.

- Buenos días Antonio - lo saludé mientras me sentaba en la silla que el caballerosamente había apartado.

- Buenos días Greta, luces cansada - examinó mi rostro - ¿te sentiste mal? - tomó mi mano y la apretó fuertemente.

- estoy bien, no te preocupes, tú hija no me ha causado ningún malestar, salvo los antojos.

- eso es maravilloso querida - respondió Clarissa cuando llegaba al comedor - Buenos días Antonio, Greta - se sentó en frente mío -debemos ir a buscar el vestido para tu boda.

Cerré los ojos, el día de mañana sería la esposa de Bruno.

- Bruno me pidió que te ayudará con tu vestido, con tan poco tiempo espero encontremos un lindo vestido- tomaba su café mientras anotaba en su agenda.

- mamá, por favor desayuna, luego concéntrate - Antonio sonreía - se ponga lo que se ponga, Greta se verá hermosa y el embarazo la hace ser más bella de lo que ya es - comía mis frutas sonriendo, realmente Antonio era un hombre muy especial, sabía cómo hacerla sentir a una como una auténtica belleza, él me veía hermosa y yo me miraba nada agraciada.

- Gracias Antonio.

El levantó mi mano y besó mi dorso.

- no tienes porque darlas, nuestra hija será preciosa de eso estoy seguro, para mi será una lástima no estar cuidando de ella - sonrió con tristeza - lo que le espera a mi hermano cuando Alejandra crezca y los chicos la empiecen a buscar.

Reí al ver la cara horrorizada que puso Clarissa.

- pobre mi nieta, Bruno se volverá loco cuando vea como la sigan, no quiero estar en los zapatos de Alejandra, eso será épico.

Deje de reír, Clarissa tenía razón, mi pobre hija tenía que enfrentar al celoso de su tío, si aún no era mi esposo y ya actuaba como si fuera mi dueño y yo anduviese tatuada en la frente " propiedad de Bruno Williams".

- esperó cuide bien a mi hija pero temo que la vuelva loca con sus celos - Antonio frunció el ceño - ¿sabes que sería peor?, que heredé el carácter de Bruno.

Hice un gesto de asombro, si mi hija heredaba el genio de su tío, me imaginaba los pleitos monumentales que tendrían porque serían dos tercos peleando sin ceder, creo que sí eso pasaba era de mi que se tenían que compadecer.

- Bueno ya no pensemos en eso, mi hija aún no nace y se que Greta será el equilibrio entre ellos - Antonio tomó su jugo de naranja- no quiero perderme ver el vestido, así que tienes que posar para mí cuando regreses.

Me mordí el labio, los nervios acabarían conmigo, me sentía confundida, temerosa, no sabía qué clase de vida tendría con Bruno, él era posesivo, celoso, controlador, con mal genio, sólo me faltaba conocerlo como esposo y temía que no me gustaría la experiencia.

Pero iba a luchar para que Bruno me viera como su igual y no como alguien de su propiedad, sería un largo camino lo sabía.

Pasamos casi todo el día fuera, de tienda en tienda buscando vestidos, Clarissa aprovechó para buscarme ropa de maternidad y muchísima ropa para Alejandra que sabía que no usaría porque era tanta y los bebés crecían rápido, pensaba que mi futura suegra se le había olvidado los dos hijos que tuvo.

No dejó que pagará nada de lo que nos compró, orden de mi querido casi esposo que todo se lo iban a cargar a su cuenta y las facturas se las harían llegar a él, solté el aire, Bruno sabía que me gustaba ser independiente pero ya él estaba tomando el control, iba a ser un camino muy duro para recorrer.

Clarissa me observó y dejó los vestidos que estaba viendo.

- no te molestes, déjalo comprarte todo, Bruno lo está pasando peor que yo, nosotras las mujeres somos más sensibles, emotivas y no nos da pena llorar, mi Bruno guarda todo el dolor que siente y trata de ser fuerte, déjalo hacer todo lo que este a su alcance por ti y la bebé, la niña será la parte de Antonio que tendremos de él, la que no permitirá que nos derrumbemos en nuestro dolor.

Asentí y se formó un nudo en mi garganta al ver los ojos bañados de lágrimas de Clarissa.

Ella hizo una mueca y se dirigió al sanitario.

- pensé que nunca te dejaría sola - me giré al escucharlo hablar.

- Renato- susurré.

- hasta donde he llegado para poder hablar contigo, seguirte como un maldito acosador.

Su rostro estaba rojo, se pasó la mano por el pelo.

- dime que es mentira que te casaras con ese maldito - fruncí el ceño, me molestó la forma en que se dirigió a Bruno.

- sí, voy a casarme con él - él negó con su cabeza.

- algo está pasando, tú no eres impulsiva, siempre has sido centrada, piensas bien las cosas antes de tomar una decisión.

- ya tomé mi decisión, nadie me está obligando, me casó porque lo deseo.

-¡no lo conoces!- se me acercó y yo di un paso atrás - dime que pasa realmente, yo te puedo ayudar, si quieres podemos escapar, puedo ser el padre de tu hijo, no me importa, nacerá a mi lado, me verá como su padre.

Me sorprendí porque en el año que estuvimos juntos Renato era alérgico a los bebés y sobre todo al matrimonio.

- ¿qué dices? ¿Huyes conmigo Greta?
 




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