Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 10

Llegamos a la casa en total silencio, miraba de reojo a Clarissa quien iba revisando su agenda.

No mencionó el incidente con Renato, aunque sabía que estaba molesta.

Jacinto nos ayudó a bajar del auto y el llevo las bolsas hasta mi dormitorio.

Me di una ducha, necesitaba relajarme después del encuentro con Renato y el que aún me faltaba con Bruno, esperar que no le mencionaran nada era como esperar que llovieran chocolates, hmmm lo sé tengo antojos de chocolates.

Salí de mi baño vestida con mi pijama, según Clarissa mi flamante futuro esposo no debía verme hoy porque traía mala suerte, así que pasaría el resto del día en mi cuarto.

Mis ojos tropezaron con un Bruno recostado en mi cama, sus brazos cruzados debajo de su cabeza, me recorrió con sus ojos de arriba, abajo.

Me sentí desnuda, con su invasión visual.

- Greta - por su tono de voz ya sabía lo que se avecinaba - ¿tengo que partirle la cara a Renato para que te dejé en paz?

Mordí mi labio, era verdad que Renato se había vuelto como una piedra en el zapato pero yo no era partidaria de la violencia.

Negué con la cabeza

- odio la violencia - susurré, lo vi levantarse de mi cama y acercarse hacia mí.

- tú odias la violencia, y yo odio que el ex de mi casi esposa aparezca por todas partes donde ella anda - puso su dedo índice en sus labios - no soy un hombre de mucha paciencia y creo que mucho lo he sido con este tipo.

Abrí mi boca pero Bruno puso su dedo sobre mis labios.

- te tomó entre sus brazos- la sonrisa de Bruno me causó escalofríos, sabía que era como un volcán a punto de hacer erupción - a unas cuantas horas de ser mi esposa, tu cuerpo tiene las huellas de las manos de otro.

- no me tocó de la manera en que lo insinúas- levanté mi cabeza para verlo a sus ojos que eran como si estuviera viendo una tormenta - él no se ha tomado bien mi matrimonio.

Bruno ladeo su cabeza.

- Greta, tan inocente, siempre buscándole el lado bueno a la gente - alargó su mano y tomó un mechón de mi cabello entre sus dedos, agachó su cabeza y aspiró el olor de mi cabello - delicioso como un melocotón maduro.

Se acercó más y deslizó sus manos por mis brazos, sin darme cuenta entre abrí los labios los cuales gritaban ser besados por Bruno, mi casi esposo y aún no había probado sus besos.

Mis piernas temblaron cuando él se pegó a mi cuerpo y sus manos dejaron mis brazos para cerrarse en mi cintura.

- casi mía y aún no te he tenido entre mis brazos - nos miramos a los ojos.

Pase mi lengua por mis ya resecos labios que deseaban ser besados, Bruno paso su pulgar por donde mi lengua mojo mis labios, su tacto produjo cosquilleo en mis labios y al fin decidió terminar mi tormento y sus labios tocaron los míos, me exploró con delicadeza para luego apretarme más a él y fundirnos en un apasionado beso.

Mi pasión era igual a la de él, quería transmitirle en ese beso cuanto lo amaba, que podían pasar mil años y mi amor siempre sería de él.

Se separó y respirábamos agitados.

- Vaya, me sorprende encontrar tanta pasión en ti, me gusta eso - beso el lóbulo de mi oreja, enviando tantas sensaciones en mi columna vertebral - ahora soy el último hombre que te tocó antes de jurarme fidelidad ante nuestra familia - se separó totalmente y vi rabia contenida en su rostro - y seré el único que te toque cuando seas mi esposa.

Me quedé atónita y molesta a la vez porque el beso sólo fue para su maldito machismo, borrar según él cualquier caricia de Renato, borrar su tacto y yo de incrédula, había caído como una tonta.

- sal de aquí Bruno, necesito descansar.

Se quedó inmóvil sólo sus ojos se movían, tras unos segundos que me parecieron una eternidad se dio la vuelta para salir de mi cuarto.

- primera y última vez que me echas de la habitación y me voy por mi madre porque se pondrá histérica si sabe que estoy aquí a unas horas antes de la boda- veía su espalda tensa por qué no me daba su rostro - Esperó que también hoy sea la última vez que hayas visto a ese tipo, eres mía Greta, y te repito que no habrá divorcio entre nosotros.

- es demasiado pronto para asegurar eso Bruno, existe la posibilidad de que te enamores de alguien o lo haga yo y deseemos formar una familia.

Se giró y sus ojos eran dos pozos oscuros.

- sobre mi cadáver Greta, olvídate que te casaras con otro y le darás otro padre a Alejandra, eso nunca pasará.

Suspiré

- quiero descansar - di dos pasos hacia él pero me detuve cuando sentí un leve movimiento en mi vientre, involuntariamente puse mi mano en mi vientre, sin darme cuenta Bruno ya estaba a la par mía.

-¿Estás bien? - su rostro se había tornado preocupado.

Sonreí

- he sentido a mi hija, se acaba de mover y es una experiencia maravillosa - fruncí el ceño al ver que Bruno se ponía de rodillas y apoyaba su mejía en mi vientre y pasaba sus brazos por mi cintura.

- por un momento pensé que algo le había pasado a la niña, Greta, jamás me lo hubiera perdonado.

Se quedó callado y sé que era porque había sentido el movimiento de Alejandra.

Lo sentí estremecerse y noté que sus hombros se movían, ¿Bruno estaba llorando? es imposible pensé, el era de hierro ante todos, jamás revelaba sus emociones o sus sentimientos.

-¿Estás bien? - murmuré, no sabía qué hacer con él, era distinto consolar a Antonio porque él se dejaba querer.

Bruno era diferente.

- Alejandra es el milagro no sólo de mi hermano, es el mío también.

Sonreí al ver que una personita diminuta que aún no había nacido ya tenía en sus manos a ese hombre duro, celoso y posesivo.

Si tenía alguna duda de si Bruno sería un buen padre de mi hija, esta se había esfumado.

 




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