Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 13

La mujer llamada Carmen, avanzó hacia Bruno, sus ojos eran como cuchillos.

Sentí un brazo a mi alrededor me giré y vi a Antonio con los labios apretados.

- Bruno... -Clarissa me miraba con preocupación - creo no es momento de discutir, Antonio tiene que descansar.

- ¡Me voy por mi trabajo y aterrizando mi avión me doy cuenta que te casas con otra!- Bruno la miraba atento y pude notar que su expresión se suavizó -me pediste ser tu esposa, te pedí tiempo ¿y es esa tu espera?- se acercó a mi esposo el cual no me había dirigido ni una sola mirada desde que apareció su ex.

No pude evitar sentir dolor al escucharla decir que él le había pedido matrimonio, para él ella era la mujer perfecta para ser su esposa y yo solo era su obligación.

- Carmen, lo siento - extendió su mano y tocó su mejilla - me solté de Antonio, no quería ser testigo de las muestras de amor de mi esposo hacia su ex.- salí de la oficina del juez.

Sentí pasos detrás de mí, me giré al ver a Antonio quien me seguía.

- Greta - negué con la cabeza - está bien, no hablaremos del tema, creo que deberíamos escaparnos.

- tienes que descansar Antonio - él se acercó y me miró a los ojos.

- hoy tenía que ser el día más feliz de tu vida pero Carmen lo arruinó- sólo asentí - donde iremos sólo descansaremos.

La verdad necesitaba salir de ahí, mi esposo estaba con la mujer que amaba y yo no me sentía con las fuerzas para discutir, de algo estaba segura el día de hoy habían dos mujeres amando al mismo hombre, solo que yo era la que salía perdiendo.

Nos dirigimos al auto de Antonio, no había notado que él llevaba las llaves.

- no creo sea conveniente que tu conduzcas Antonio, deberíamos llamar a Jacinto.

El sonrió.

- ¿y perdernos la cara de preocupación de mi hermano al ver que su recién adquirida esposa escapó a pocos minutos de la boda? -soltó una carcajada, Antonio era alguien tan alegre, se que en toda mi vida que me restaba, lo extrañaría, y sentía pena porque mi hija se perdería esa vivencia con su padre.

Me ayudó a subir a su auto, él se acomodó y despacio empezamos a recorrer las calles.

- Jacinto le daría cada 5 minutos informe de nuestro paradero a Bruno y quiero que sude un buen rato como castigo por no haber echado a Carmen a penas puso un pie en la oficina del juez.

Esa parte vengativa de Antonio no la conocía, sonreí.

-¿Porqué no te amé a ti?- susurré.

- desde niña sólo veías a Bruno cuando tu madre te llevaba a casa -se mordió el labio- hubo un tiempo que esperé que me notarás, pero nunca pasó Greta- lo miré sorprendida, él solo me sonrió.

- ¿tú acaso?- tragué saliva

- fue hace mucho tiempo, después conocí a Julieta y sabes que esa mujer se convirtió en mi gran amor - fruncí el ceño al no recordar su rostro - para ella yo no fui tan especial o eso me quería hacer creer, decía que no me tomaba en serio la vida, y me alegra no haberlo hecho porque la he disfrutado y al mismo tiempo he sido feliz y lo que más quiero es que mi madre, Bruno, tú y Alejandra sean felices.

Estuvimos en silencio todo el recorrido que hicimos hasta un parque.

Me gustaba, podía apreciar un lago, Antonio me ayudó a bajar del auto, caminamos por la grama, me relajé al escuchar los pájaros cantar, las ramas de los árboles moverse al ser soplados por el viento, se respiraba limpio.

Antonio tomó mi mano y me instó a que nos sentáramos en la grama, debajo de un frondoso árbol, de ahí podíamos apreciar el lago.

- ¿aún la amas? - recosté mi espalda en el árbol.

Antonio se quedó callado, tomando un poco de grama entre sus dedos.

- mucho- ambos observamos como el viento se llevaba la grama de sus dedos.

- ¿Porqué no la buscas? - el suspiró.

- no quiero que me diga que me ama por lástima- apretó su mandíbula- no quiero la lástima de Julieta, si no me amó cuando había vida en mí, no quiero que me mienta cuando cada día muero.

- ¿y si ella te ama Antonio? - el se encogió de hombros - creo ella debería saber lo que te está pasando, no lo hagas por ella, hazlo por ti para que cuando te toque marcharte lo hagas en paz.

Su mirada estaba perdida en el paisaje.

Cerca del lago había muchos niños con sus padres, el cuadro era muy pintoresco, digno de tomar una foto, me lamenté no llevar mi móvil.

-¿Crees que debería buscarla?

Asentí

- por ti, creo sería buena idea, podrás cerrar ese capítulo de tu vida.

Ambos nos quedamos en silencio un buen rato, escuchábamos el sonido de los pájaros, me fui relajando y no supe en qué momento me quedé dormida.

Solo sentí que me movían suavemente.

- despierta mi dulce Greta -sonreí, el único dulce era Antonio.

Me aparté, me había quedado dormida en su hombro, digna cuidadora era yo, el que debería haber descansado era él no yo.

- tú amado esposo esta como loco, me ha hecho como mil llamadas sin contar los mensajes, creo que ya lo hicimos sufrir lo suficiente- se levantó y extendió su mano - vamos.

Titubeo, no quiero irme y ver la pena en el rostro de Bruno al verse amarrado a mí y no casado con su amor Carmen.

- nunca te he conocido por cobarde- bufé no me había dado cuenta que todos los años pasados que vivimos bajo el mismo techo Antonio me había aprendido a conocer y yo nunca lo noté porque estaba pendiente de Bruno.

Tomé su mano y deje que me ayudará a levantarme.

- vamos- empezamos a caminar y pensé tristemente que a pocos minutos de ser la esposa de Bruno ya habían comenzado nuestros problemas.

Me encogí por dentro porque si nuestro matrimonio iba a ser así, con la sombra de Carmen en nuestras vidas creo que duramente llegaríamos a los 6 años que pidió Antonio, porque podía amar a Bruno pero no estaba dispuesta a vivir mi vida entera con él viéndolo como se sacrificaba por Antonio.

Definitivamente sólo serían seis años ó podía convencerlo para que nuestro matrimonio fuera con menos tiempo, y no creía que Bruno se opusiera, ¿o sí?




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