Entré molesta a mi cuarto, rectificó a nuestro cuarto, podía ver la presencia de Bruno en todo el cuarto.
Me dirigí al baño molesta, ni en mis peores pesadillas imaginé que las cosas serían así, mi boda un total desastre y para culminar Bruno actuando como un cavernícola con Antonio.
Cerré los ojos mientras el agua recorría mi cuerpo, amaba a Bruno pero él se olvidó que yo existía apenas Carmen estuvo en el mismo lugar que él.
Y ahora se portaba como si estuviera celoso de Antonio, tantas veces me quede dormida con él en su cama y a Bruno no parecía importarle pero desde que se comprometió a ser mi esposo, se comportaba como si fuera mi dueño.
Cerré el grifo y me sequé con vigor, deseche el camisón que Clarissa me había comprado para la noche de boda, no dejaba nada a la imaginación.
No iba a tener noche de boda, aún no podía borrar de mi mente él ver como Bruno ponía su mano en la mejilla de Carmen, sus ojos se habían suavizado, fue como una puñalada en el corazón.
Me puse mi pijama de corazones algo aniñado, pero no me importaba, me sentía tan dolida que no me importaba como me viera Bruno.
Sentí movimiento en el cuarto, suspiré, Bruno estaba ya en el cuarto.
Abrí la puerta y lo vi sin camisa, me mordí el labio, tenía que ser fuerte y tener dignidad, yo sólo era un reemplazo de Carmen.
Desvíe la mirada y vi mi vaso de leche en mi mesita de noche, en silencio me dirigí a tomar el vaso, me la bebí toda, Bruno se había quedado quieto mirándome.
- muy diferente tu ropa de dormir a la que me estuve imaginando - se acercó lentamente.
Retrocedí, tenía que tener hielo en las venas para poder sobrevivir esta noche teniendo a Bruno tan cerca.
- estoy cansada - susurré.
- no pasará nada que tu no desees - puso su mano en mi cintura, acercándome hacia él - siempre has sido bella pero el embarazo te ha sentado muy bien, te ves preciosa.
Tragué fuerte, no debía olvidar que hace unas horas estuvo embelesado por Carmen.
- Gracias - puse mi mano en su pecho para apartarlo, grave error, su tacto causó cosquillas en mis dedos - deseo dormir.
El sólo descendió y rozó mis labios, instintivamente cerré los ojos y era una débil, seguía su beso con la misma intensidad que él.
Ambos nos apartamos al escuchar el sonido del vaso al estrellarse en el piso.
Bruno se movió rápidamente y me cargó apartándome de los vidrios rotos, depositándome en la cama.
- yo recogeré, no quiero te cortes.
Tocaron la puerta y sin que respondiéramos, entró Antonio.
-¿Estás bien Greta? -su rostro era serio.
- si Antonio, se me resbaló el vaso, lamento haberte molestado.
Antonio sólo se cruzó de brazos, nos miraba a ambos, Bruno se levantó y se acercó a Antonio.
- disculpa mi comportamiento de esta tarde - Antonio permanecía en silencio - estaba preocupado porque te fuiste con Greta sin decir donde iban.
Antonio hizo una mueca con su boca.
- no era preocupación, era desconfianza - levantó la mano para que Bruno no hablará - me celas con tu esposa, aún sabiendo que en su vientre abriga a mi hija.
- no son celos - mi esposo se sentó en la esquina de la cama - tu llevabas el auto y me pre...
- ¡no metas mi maldita enfermedad en esto! - me sobresalte ante el estallido de Antonio, nunca había conocido el mal genio de Antonio - me insultas al pensar que yo sería capaz de aprovecharme de tu esposa.
Bruno se levantó y se acercó a Antonio.
- perdóname hermano - puso su mano en su hombro - eres lo que más amó y lo sabes.
Antonio se apartó de él y se acercó a nuestra ventana que daba al jardín.
- también te amo hermano pero te juró que si me toca enfrentarme a ti no lo dudaré - se giró - ahora mi prioridad es Alejandra y Greta por ser su madre.
Miré a Antonio quien seguía alterado.
- Antonio perdóname - creo que a la única persona que mi esposo pedía disculpas era a su hermano menor.
- sácala de esta casa - Bruno se puso pálido y dirigió su mirada hacia mí.
- no es lo que piensas, te lo aseguró - se iba a acercar a mi pero Antonio se interpuso.
- empiezo a arrepentirme en no haber sido yo quien se casara con Greta, pensé que esto estaba arreglado, me has decepcionado.
Bruno apretó la mandíbula, no entendía a qué se referían.
- ¿quieres mi lugar?- preguntó furioso Bruno.
- ¡te di a una mujer excepcional y el mismo día que la conviertes en tu esposa, metes a otra a nuestra casa!
- ¿Qué?- susurré, antes que todo se pusiera negro.
Editado: 30.12.2021