Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 17

Después de una suculenta cena traída por mi esposo, sentía que iba a explotar.

Antonio se había acomodado a la par mía en la cama, me contempló mientras comía, nuestra amistad había crecido y podía decir que era mi mejor amigo.

Lo veía cansado y con marcadas ojeras, tenía miedo que no llegará al término del embarazo.

- he pensado en nuestra conversación- se quedó mirando el techo - llamaré a Julieta, le diré que deseo hablar con ella - lo contemplé - quiero irme en paz.

Me recosté en su hombro

- es lo mejor, así cierras este capítulo en tu vida pero debes prever que ella no quiera marcharse.

- no quiero su lástima - se quitó el gorrito que se ponía - no soy el hombre que conoció.

- eres el mismo Antonio y si ella jamás te ha valorado, se perdió la oportunidad de estar con la persona más maravillosa que he conocido- él me sonrió.

- Greta me alegra que al fin decidiste salir de tu caparazón y compartir conmigo mis últimos días.

- no sabes cuánto lamento haber permitido que la tristeza y la negación de lo que había pasado no me permitió seguir mi vida, me negué por años a aceptar la verdad.

Bruno se había quedado dormido en el sillón, mientras hablaba lo contemplaba.

- mi hermano te amará como tú lo amas a él - me acomodé más en su hombro.

- no lo sé- suspiré.

- no le eres indiferente, se retorcía de celos, imaginando cosas entre tú y yo -negué con la cabeza.

- para él solo soy un objeto, se cree mi dueño.

Antonio se rió, me encantaban los hoyuelos que se hacían en sus mejillas, esperaba que mi hija los heredara.

- ¿sabes que nunca fue así de posesivo con Carmen o con las otras?- me acomodé el cabello- me gusta ver a mi hermano que por primera vez no sabe cómo actuar ante una mujer.

Me mordí el labio, no quería que mi corazón se hiciera ilusiones.

No supe a qué horas me quedé dormida, quise moverme pero un brazo me tenía aferrada por la cintura, levanté la cabeza y miré a Bruno profundamente dormido.

Tendría una nueva afición verlo dormido, su rostro totalmente relajado, sus pestañas descansaban como un abanico en sus mejillas.

-¿te sientes bien? - murmuró sin abrir los ojos.

Hice una mueca al darme cuenta que me atrapó contemplarlo embelesada.

- tengo mi vejiga llena, parte del embarazo ir al sanitario a cada rato.

El sonrió y apartó su brazo, acomodó la almohada para seguir durmiendo.

Eche un vistazo al reloj de la mesita y me sorprendí al ver que ya eran las 8:00 am.

- llegarás tarde, a esta hora ya estás en tu trabajo - deslice mis pies en las pantuflas.

- no iré a trabajar, estoy recién casado, no podemos irnos de luna de miel por Antonio pero si puedo dedicarles tiempo a los 3.

Mi dirigí al baño, iba a ducharme rápido para bajar a desayunar, esperaba que Carmen hubiera sido lista y se hubiera marchado ya.

Me miré en el espejo y no me gustó lo que vi, mi cabello parecía un nido de pájaros y así me había visto Bruno.

Cuando bajamos a desayunar me alegro ver a Antonio en la mesa, sabía que él hacia el esfuerzo para compartir con nosotros, sus ojeras las miraba más marcadas y la palidez en su piel era más notoria, su siguiente quimioterapia sería en unos días y lo pasaba mal después.

- Buenos días Antonio- me acerqué y lo abracé fuerte.

- Buenos días Greta - se separó y abrazo a su hermano.

- Bruno me sorprende verte en casa a esta hora y no estás corriendo como lo haces, temiendo que si faltas la compañía quebrara.

Bruno sonrió y se sentó en la cabeza de la mesa.

- no olvides que soy un hombre recién casado y se supone estoy de luna de miel.

Antonio sonrió.

- me alegra escuchar eso hermano, mamá salió temprano que se iba a reunir con sus amigas porque planean la próxima cena para recaudar fondos.

Bruno sólo asintió y tomó su taza de café, me gustaba verlo con ropa informal.

Bebía mi jugo de naranja pero no dejaba de contemplarlo embelesada, aún no podía creer que él era mi esposo.

Parpadee cuando escuché a Antonio aclararse la garganta, lo miré y su cara de burla me dio a entender que no se perdió detalle de mi derrame de baba por su hermano, le saqué la lengua y él soltó una carcajada.

Bruno levantó la mirada y nos miraba a los dos interrogantes.

- Buenos días - mi corazón latió con fuerza al ver entrar a Carmen al comedor.

Antonio apretó la mandíbula y se recostó en el respaldo de su silla.

- me sorprende verte, pensé que tú dignidad te había hecho marcharte a penas despertaste -Carmen le lanzó una mirada de odio a Antonio.

- ni con un pie en la tumba dejas de ser tan antipático.

Bruno soltó sus cubiertos, que hicieron estruendo al chocar con su plato.

- no le hables así a Antonio - Carmen sólo se encogió de hombros.

- él me atacó y a ti no te pareció importarte - ella extendió su mano para agarrar la de Bruno pero él la apartó.

- te agradecería que no olvides que está aquí mi esposa y le debes respetó - ella me miró como si yo fuera un bicho que se atrevió a pararse en la mesa.

Enderece mis hombros y no le bajé la mirada.

- ¿por cuánto tiempo Bruno?- tomó el café que le había llevado la muchacha del servicio.

- para siempre - Bruno la miraba con el ceño fruncido.

Ella se puso a reír

- si tu para siempre es como el te espero que me dijiste eso significa que es poco tiempo - clavó sus ojos maquillados en mi -y yo estaré esperando.

Antonio se levantó y tiró su servilleta.

- Greta vamos a respirar aire fresco- se detuvo a esperarme, me levanté y cuando lo hice, Bruno igual se levantó.

- esperó desayunes y te marches, mi esposa necesita descansar por nuestra hija y no necesita extraños en nuestra casa.

Carmen se fijó por primera vez en mi pancita que se notaba más.

- el viejo truco, así que te embarazaste, ahora entiendo porque Bruno se caso contigo, me extrañaba que él se fijará en ti pero ya veo la razón.




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