Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 21

Los días pasaron y la verdad era de continuos malos sabores por vivir bajo el mismo techo que Julieta, sé que para ella era difícil ver a otra mujer llevando el hijo del hombre que ella aseguraba amar.

Ya contaba con 7 meses de embarazos, días duros para todos porque Antonio cada día se deterioraba más, habían días que no lo miraba debido a su estado y él prefería que yo no lo viera en esa condición por las emociones que yo le transmitía a Alejandra.

Y Julieta con mucho gusto me cerraba el paso al cuarto de Antonio, esa mujer realmente me detestaba.

Bruno había tenido que salir de viaje, el pobre lo hizo porque era muy necesaria su presencia en las negociaciones que estaban llevando a cabo para adquirir un nuevo hotel.

Antonio le dijo que no se preocupara que a su regreso lo iba a encontrar porque el lucharía hasta que conociera a Alejandra.

Aunque todos temíamos que no llegará hasta el parto.

Extrañaba mucho a Bruno, ya no podía buscar la compañía de Antonio porque Julieta se había convertido en su sombra, Clarissa cuando no estaba con Antonio se encerraba en su cuarto a llorar al ver el gran deterioro de su hijo.

Me senté en mi tocador y me contemplé en el espejo, había cambiado bastante mi cuerpo, mis pechos más llenos y no digamos el peso, suspire y tomé el cepillo, mis ojos tropezaron con un papel arrugado, lo abrí y volví a leer la nota se deseos de Antonio.

1- Ser padre ✔

2- elegir a la mujer que será una excelente madre para mi hijo✔

3- ayudar a que Bruno y mamá sean felices.

4- hacer las paces con Julieta.

5- volver a acampar bajo las estrellas.

6- nombrar a mi hijo como mi heredero universal en mi testamento.✔

7- donar las corneas de mis ojos a mi mejor amigo.

Me detuve en el punto #7, cuando leí esa lista la primera vez me enfoque en el secreto y la necesidad de pedir perdón de Antonio.

Ahora me daba cuenta que Antonio estaba dispuesto a donar sus corneas pero no conocía a su amigo ó no lo recordaba, tantos años donde solo fui espectadora en esa casa y no traté de convivir con ellos.

Escuché hablar por teléfono en el pasillo a Julieta y me di cuenta que iba a salir, entreabrí la puerta esperando que desapareciera por el pasillo.

Ella peleó para que se mudaran de cuarto no quería que nuestros cuartos estuvieran de frente pero Antonio se negó, alegó que aunque fuera en silla de ruedas él iba a ver a su hija todas las noches antes que ella se durmiera, mientras había vida en él.

Cuando al fin ella se fue, caminé hasta el cuarto de Antonio, me asomé y se me encogió el corazón al verlo tan marchito en el centro de la cama, había bajado considerablemente de peso.

Me miró y me sonrió, casi corrí hacia él y lo abrase fuerte, no pude detener las lágrimas que escaparon de mis ojos.

Dolía tanto ver a Antonio como día a día nos iba dejando, creo que cuando se marchara una parte nuestra se iría con él.

- ¿Por qué lloras mi dulce Greta? - su sonrisa nunca lo abandonaba, sabía que la extrañaría.

El cuerpo de Antonio podía estar muriendo pero su espíritu estaba vivo, lo admiraba porque él vivía en su cuerpo los estragos del cáncer pero no dejaba que la enfermedad quebrantara su espíritu, su sonrisa.

Antonio era mi ejemplo a seguir, mi hija sabría del espíritu fuerte y libre de su padre y que estuviera donde estuviera sé que estaría con nosotras.

- no quiero perderte Antonio - él acarició mi mejilla - perdona mi debilidad creo son las hormonas.

Antonio calló y sus ojos no me dejaban de observar.

- yo te extrañaré también, te prometo que nunca estarás sola- giré mi rostro para besar su mano.

Recosté mi cabeza en su pecho para escuchar latir su corazón.

- olvide darte tu lista- la saqué del bolsillo y se la entregué -¿donarás tus corneas?

Antonio asintió.

- a Sébastien Avelar - fruncí el ceño porque me sonaba su nombre pero no podía recordarlo.

- ¿él lo sabe? - Antonio negó con la cabeza - ¿cuando se lo dirás?

- él vendrá esta tarde, Julieta lo citó, Sébastien se ha llenado de amargura a causa de su ceguera y quiero darle ese regalo, devolverle la vista.

No dije nada solo lo apreté más fuerte, ese era Antonio, el hombre más humano que conocía.

El se marchaba pero dejaba partes de él a las personas que amaba, indirectamente yo estaba en sus regalos al darme a mi hija y a su amigo...le devolvería la vista.

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Kgerals ❤

 




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