Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 26

Llegamos al bosque donde la familia acampaba cuando éramos niños.

Bruno y Jacinto se pusieron a instalar las casas de campañas, Antonio se sentó en la silla plegable frente al lago, sonreí al ver su rostro de paz.

Julieta estaba sentada a la par de él, enfurruñada al saber que había sido mi idea llevar a Antonio a acampar.

Clarissa andaba alrededor de Bruno y Jacinto comprobando que todo estaba quedando bien, aunque ellos eran capacitados en hacerlo, pensaba que lo hacía para estar cerca de Jacinto.

Lo miraba con timidez y le sonreía, Jacinto la miraba pero me daba cuenta que se limitaba, me imaginó que es porque no sabe que tienen la bendición de Bruno y Antonio.

Cuando terminaron de instalarlas, saqué botellas de agua y se la pase a Bruno y Jacinto.

Mi esposo me sonrió y sentí mi corazón latir a mil, Jacinto se bebió su agua y se apartó para hacerse en algún rincón pero Bruno no se lo permitió, lo invitó a sentarse con nosotros frente al lago.

El se sorprendió pero no dijo nada, creo que era urgente que Clarissa hablará con él y le diera la nueva noticia que podían al fin ser felices porque el pobre hombre se notaba confundido con tantas sonrisas coquetas de Clarissa delante de todos y el que los hermanos lo estaban integrando para compartir con nosotros.

Bruno puso mi silla al otro lado de Antonio, él cuando me senté tomó mi mano y la besó, sin mirar a Julieta sentía su mirada taladrándome.

- Gracias mi dulce Greta - ambos nos miramos y sonreímos.

Toda la tarde la pasamos conversando y observando el atardecer.

Cuando ya la noche empezó a caer, Bruno y Jacinto ya tenían encendida la fogata, Julieta ya había abrigado a Antonio, podía que la antipática no me quisiera pero no podía negar que era una mujer que cuidaba bien a Antonio.

Ella había renunciado a la vida que llevaba de continuos viajes por placer y trabajo para estar con Antonio.

Sentí pena por ella, me daba cuenta que lo amaba y habían perdido meses de sus vidas en que pudieron ser felices por malos entendidos entre ellos y ella fuera quien llevará a su hijo en su vientre.

Todos conversábamos y comíamos alrededor de la fogata.

Antonio se levantó, Julieta estaba conversando con Clarissa así que decidí acompañarlo.

- voy contigo - el asintió y empezamos a caminar al lago.

Me alegra verlo satisfecho, nos sentamos en las sillas y él se recostó a mirar las estrellas.

Las contemplamos en silencio, disfrutando del sonido de los animales nocturnos.

- ¿alguna vez te has arrepentido de algo en tu vida? - medite en su pregunta.

- sí, cuando mis padres murieron en el accidente, yo me culpaba por haber sobrevivido, me encerré en mi misma y cuando reaccioné me di cuenta que habían pasado los años y todo ese tiempo lo perdí - lo miré - ¿y tú tienes algo de que arrepentirte?

El miró las estrellas y suspiró.

- no ser sincero.

Reí porque Antonio no era de los que se callaban él decía lo que pensaba no se guardaba nada.

- siempre lo eres Antonio, es algo que me gusta de ti.

Sus ojos me miraron con tristeza.

- no siempre lo he sido Greta, no sabes cuantas noches me atormenta el no decir la verdad, el sumirme en el silencio - fruncí el ceño.

- ¿es el secreto de tú lista? - él asintió - ¿tú secreto tiene que ver con la persona que tienes que pedirle perdón? - él volvió a asentir.

Lo vi morderse los labios.

-¿qué te detiene para revelarle tu secreto y pedirle perdón?

Antonio me miró

- hay cosas que es mejor callarlas y llevárselas a la tumba porque causará mucho dolor.

Julieta se acercó y se sentó a la par de Antonio, ignorándome.

- esta preciosa la noche Antonio - ella tomó su mano - esperó pase una estrella fugaz para pedir un deseo.

Antonio agachó la cabeza.

- mi Julieta ya no hay esperanza te lo dijo el médico, no quería que pasarás por esto, te pedí que siguieras con tu vida y te negaste.

Ella negó con la cabeza y recostó su rostro en la mano de Antonio.

- te amo y si es poco tiempo lo que la vida me concede tenerte, lo viviré contigo.

Me mordí el labio y decidí irme de ahí esos momentos eran de ellos.

Bruno estaba a la par de nuestra casa de campaña con los brazos cruzados esperándome.

- tienes que descansar Greta, en todo el día no te has recostado

Tomé la mano que me extendió y entramos al interior de la casa de campaña.

Lo miré al ver que solo había un saco de dormir.

- ¿donde se supone que dormirás?- examiné el interior por si estaba doblado el otro saco de dormir.

- ahí- lo señaló.

- ¿y yo?

- ahí también -volvió a señalar el sacó.

- con esta enorme panza no alcanzaremos los 2 ahí - mis manos sudaban de la expectación.

- estas maravillosa con esa enorme panza, me encanta verte.

Me descalce y saqué mi camisón, me di la vuelta para cambiarme pero Bruno se me acercó y me giró hacia él.

- yo te ayudó- levantó mis brazos y sacó con cuidado mi vestido, no llevaba sostén así que cruce mis brazos para taparme pero él me las apartó.

- no te escondas de mi - se inclinó y me besó.

Deseaba fundirme en su cuerpo pero no podía por mi enorme vientre abultado.

Me ayudó a acostarme en el saco de dormir y lo miraba hipnotizada como se despojaba de sus ropas, era magnífico y era mío.

Se acomodó a mi lado y empezamos a besarnos, su pasión era igual a la mía, ambos nos deseábamos con ansias.

- te prometo que seré cuidadoso y no lastimare a la bebé.

Asentí y nos fundimos en un beso apasionado, esa noche mi amado Bruno me llevó a las estrellas no sólo una vez sino tres veces.

Si te ésta gustando la historia no olvides votar.

Kgerals ❤




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.