No me podía quejar habíamos pasado un muy relajante fin de semana.
Bajamos a desayunar pero solo estaba Clarissa con Jacinto en la mesa, fruncí el ceño al no ver a Antonio.
Bruno me ayudó a sentarme.
- madre y ¿Antonio?
- no se siente bien, no pudo levantarse de la cama - me mordí el labio y sentí culpa por haberlo llevado al lago.
Bruno notó mi preocupación y apretó mi mano fuerte.
- no es tu culpa, cumplió su deseo, sabemos que Antonio tendrá días buenos y malos.
Me llevé mi jugo a los labios, se que Bruno tenía razón pero no dejaba de sentirme culpable.
Suspiré y empecé a desayunar, Bruno estaba atento a mis movimientos.
Le sonreí no quería que se fuera a su trabajo con un peso más, aunque no dijera nada sabía que él estaba preocupado.
- estoy bien - murmuré.
- querida, vi unos vestiditos muy lindos para Alejandra - hice una mueca.
- Clarissa, la niña tiene tanta ropa que no la usará porque crecen tan rápido.
Clarissa sonrió
- lo sé mi amor pero es mi primer nieto y no puedo ver nada de bebé sin evitar comprarlo.
Jacinto se aclaró la garganta y me entregó un paquetito.
- se la compré a la niña, estaba esperando el momento para entregárselos - asentí y empecé a rasgar el papel, mi esposo estaba atento.
Saqué una cajita y al abrirla me encontré con una hermosa cadena de oro blanco, su dije era un corazón y incrustado en él estaba la letra A con un diminuto ramillete.
Levanté el rostro y le sonreí
- es preciosa.
- se abre el corazón - asentí y lo abrí.
El corazón traía para poner 2 fotos, me gustó el gesto de Jacinto, en esa cadena mi hija llevaría la foto de Antonio.
- está muy bonito Jacinto, gracias- mi esposo le agradeció.
Clarissa le depósito un beso en la mejilla, me alegraba que mi suegra estuviera con el hombre que siempre había amado.
Bruno se marchó al trabajo y me pidió que estuviera tranquila, asentí pero realmente hasta que viera a Antonio me sentiría mejor.
Me acerqué a su cuarto esperaba que la antipática de Julieta estuviera de buen genio porque realmente necesitaba verlo.
Toqué y escuché el pase de Julieta, entre y la vi que estaba sentada en la cama dándole un jugo a Antonio.
Me miró y vi la preocupación reflejada en su rostro, ni siquiera sus típicos gestos de desagrado, eso me preocupo más.
Antonio me miró y su rostro demacrado hizo el gesto de una sonrisa, no lo evité y me acerqué a él y lo estreche en un fuerte abrazo.
- dulce Greta - sostuve su mano entre las mías.
- Antonio- nos miramos un segundo en silencio.
- no temas que aún no me voy - Julieta se levantó y pude ver lágrimas en su rostro -mi amor ve a desayunar, Greta puede hacerme compañía.
Ella asintió y salió sin mirarnos, sentí un nudo en la garganta, Antonio estaba por dejarnos y precisamente hoy cumplía 8 meses de embarazo, faltaba un mes aún y temía que él no llegará al día del parto.
Cerró los ojos y yo acaricié el dorso de su mano, era alguien tan joven con un futuro por delante pero el destino cruel le negó seguir y cumplir con todos sus sueños.
Pude ver que se deslizaban lágrimas silenciosas de su rostro, lo abracé y lo acune en mis brazos.
- no quiero ver más sufrir a Julieta- su llanto se hizo más profundo - no quiero que me recuerde así como estoy.
Lo deje llorar y me di cuenta que Julieta había entrado y también lloraba pero en silencio.
- la amó y me duele verla sufrir y abrigar esperanzas de que sobreviviré, me arrepiento cada día de haber dado por hecho que viviría por muchos años y no hacerme un simple chequeo.
Si lo hubiera hecho a tiempo, si habría esperanza de vencer a la enfermedad.
Julieta no lo soportó y se acercó a Antonio, lo solté para que ella pudiera estrecharlo entre sus brazos.
- no es tu culpa mi amor, no llores, todo este tiempo has sido positivo, no me vuelvas a pedir que te dejé porque estaré contigo hasta el final.
Mi corazón dolía al ver a Antonio derrumbado como nunca lo vi.
Sentía pena por Julieta porque ella sabía que pronto no tendría a Antonio entre sus brazos sólo los recuerdos.
Editado: 30.12.2021