Su Hijo [serie Arévalo #1]

Capítulo 33

Los días pasaban y la alegría estaba tomada de la mano de la tristeza.

Alejandra era una luz en la casa y nos llenaba de alegría pero Antonio cada día se marchitaba.

Era una ironía de la vida, mi hija cada día florecía y Antonio cada día se marchitaba.

Tuvimos que contratar una enfermera, Julieta estaba desecha como todos porque sabíamos que el fin estaba a la vuelta de la esquina.

Antonio ya no se levantaba, pasaba casi todo el día dormido, ya que se sentía cansado, tristemente era parte de cómo se iba marchando poco a poco.

Julieta se había sumido en un silencio y no se apartaba de su lado, era como si ella quisiera marcharse junto con él.

Estábamos en el cuarto de Alejandra cuando la enfermera llamó a la puerta, Bruno se dirigió a abrir.

- señor- María, quién era la enfermera contratada para cuidar a Antonio, tenía la consideración de avisarnos cuando Antonio despertaba - el joven Antonio acaba de despertar.

Bruno me miró y salió del cuarto, me senté en la mecedora que estaba frente a la ventana.

Nadie lo decía pero todos vivíamos con el miedo que Antonio no despertará más.

Cada vez que María se aparecía donde estábamos, el corazón de todos latía fuertemente temiendo las palabras que saldrían de la boca de ella.

Clarissa no se había derrumbado por el apoyo constante de Jacinto, pero ella había bajado de peso, suspiré cuando escuché el llanto de Alejandra era un reloj mi pequeña bebé, ya tocaba darle el pecho.

La saqué de la cuna y me volví a sentar frente a la ventana mientras mi hija succionaba con voracidad mi pecho.

La miré y sonreí, la alimentaria para ponerla más linda de lo que era para que fuera a visitar a su padre.

Antonio sonreía cuando la veía llegar con sus suntuosos vestiditos, como toda una princesa.

Su princesa así la había nombrado Antonio, en sus ojos apagados se veía el orgullo que sentía por su hija.

Clarissa entró al cuarto, llevaba en sus manos un álbum de fotos, con una sonrisa triste me lo extendió.

- lo hice para Antonio - asentí

Lo abrí y me conmoví, era un álbum con solo fotos de él con Alejandra.

Ese álbum más bien sería para Alejandra, cada día desde su nacimiento estaba registrado con una foto de ambos, creo que ahora comprendía más el dolor de Clarissa, yo ahora era madre.

- está despierto - se inclinó para cargar a Alejandra que ya había dejado de alimentarse.

- lo sé, María, me avisó pero Antonio quería hablar con Bruno un momento a solas.

Me mordí el labio al ver que Clarissa no lo dijo pero el miedo estaba palpable en su rostro, ella pensaba lo mismo que yo, posiblemente ya se estaba despidiendo, ya que nos había dicho María que iba a llegar un momento que él confundiría la realidad con los sueños, estaría perdiendo la conciencia...

POV BRUNO

María me indicó cuando íbamos por el pasillo que mi hermano deseaba hablar conmigo.

Mi corazón se encogió porque desde que su condición había empeorado casi no habíamos hablado.

Lo extrañaba verlo en la mesa todas las mañanas, ver como se saludaba con Greta con un fuerte abrazo, su dulce Greta como él la llamaba, cuando entraba al comedor dirigía su mirada al lugar vacío de Antonio.

Toqué la puerta y escuché bajito el pase.

Entré y como todos los días suspiraba fuertemente para no llorar en su presencia.

Mi hermanito, ese niño al que yo le llevaba 5 años, el que amé desde el momento que llegó a casa y que siempre protegí, por él, yo sería capaz de hacer cualquier cosa, estaba desmejorado y lo que más me partía el alma era que no abandonaba esa sonrisa cuando nos veía.

- Bruno - extendió su mano - me alegra aún poder verte hermano.

Tomé su mano y la besé, también para mí era una inmensa alegría aún poder verlo con vida.

Soporté la marcha de papá por Antonio porque tenía que ser fuerte para él, ahora temía que su partida me iba a quebrantar porque para mí él era mi pequeño.

Julieta descansaba en la cama junto a Antonio, su palidez era tan notoria, no salía del todo del cuarto, ella estaba dormida.

- si un momento dude de su amor, ahora estoy seguro cuán grande es y qué no está conmigo por lástima - dejó de verla para mirarme directo a los ojos -por favor no la abandonen cuando me vaya.

Me senté junto a mi hermano en la silla que ocupaba María o Julieta para leerle o para velar su sueño.

- no te preocupes hermano, no la dejaremos sola - él asintió y se quedó pensativo viendo el techo.

- aún me falta completar unos puntos en mi lista de deseos- me mordí el labio al recordar el papel arrugado que Antonio caminaba en su bolsillo - él estiró su mano y cogió el papel arrugado que estaba doblado en su mesita de noche.

Le alcance un lapicero.

- ¿eres feliz? - sonreí con ironía como me podía preguntar eso si sufría por él.- me refiero con Greta.

Entrecerré los ojos y asentí, si era feliz con Greta.

- dime la verdad, es importante para mí - asentí, sea lo que sea que él necesite saber se lo diría -¿la amas?

La pregunta me tomó por sorpresa y me hizo examinar mis sentimientos, Greta se había convertido en una de las personas más importante de mi vida, pensaba en ella todo el tiempo, cuando por fin fue mía, las emociones que albergaron mi cuerpo, mi corazón y mi alma eran totalmente nuevas, cuando me llamaron avisando de su caída y que estaba inconsciente fue una de las experiencias más aterradoras de mi vida, por eso golpeé con furia a Renato por haberse atrevido a hacerle daño, yo era un hombre que me controlaba totalmente pero perdí el control cuando vi a ese desgraciado y lo golpeé con tanta furia que tuvieron que quitármelo, su rostro había quedado irreconocible de tantos golpes, así que, si, yo la amaba, ella me había robado el corazón desde el momento que aceptó la propuesta de llevar al bebé de Antonio.

- sí, la amó - él sonrió y garabateo algo en la lista.




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