Sentí el apretón en mi mano, levanté la mirada y me encontré con el rostro sonriente de Bruno.
- contigo no es tan doloroso visitarlo- sonríe, a ambos nos pasaba lo mismo.
Habían pasado 5 años desde la muerte de Antonio y no dejábamos de visitarlo, lo extrañábamos.
Alejandra se soltó de la mano de su padre y se acercó a la tumba de Antonio.
- papá Antonio- Bruno caminó hacia su hija y la tomó de la mano, me cruce de brazos y los oí hablar con Antonio, me gustaba escuchar a Alejandra contarle las cosas a su papá Antonio.
Esta vez los dejé hablar con él, mis ojos tropezaron con las flores frescas, sabia que eran de Julieta, ella tampoco dejaba de visitarlo, llevaba al bebé y a los niños que había adoptado, la Julieta de hoy era muy diferente a la que conocí años atrás.
Me senté en un banco y cerré los ojos escuchando las voces de Bruno y Alejandra conversando con Antonio.
- mi dulce Greta- giré mi rostro y vi su sonrisa.
- Antonio- se sentó junto a mi- estoy soñando - murmuré.
- sueño o no, me alegra poder verte y hablar contigo- extendí mi mano y toque la suya.
- te extrañó - él sonrió y cerró los ojos.
- lo estás haciendo bien dulce Greta- pasé la lengua por mis labios- estás viviendo por fin.
- gracias a ti- me detuve en su rostro que tanto extrañaba- me enseñaste a vivir y a valorar cada instante.
El sonrió y me quedé sin aliento, ahí estaba esa sonrisa que siempre me daba seguridad y me hacía sentir tan bien.
- me gusta escuchar a mi pequeña Alejandra.
Sentí un nudo en la garganta.
- lamento que no estés mas con nosotros y no puedas sostenerla entre tus brazos.
-estoy con ustedes, me mantienen vivo en sus recuerdos - me miró y sonrió
No quería despertar se sentía tan bien volver a verlo.
- Greta - fruncí el ceño al ver que Antonio movía mi brazo.
Abrí los ojos y me encontré con la mirada divertida de Bruno.
- no recuerdo que con Alejandra te quedaras dormida en todas partes.
Sonreí y toque mi abultado vientre, el nacimiento de mi hijo estaba próximo, se llamaría Antonio.
En estos 5 años desde la partida de Antonio, el tiempo no había borrado su recuerdo, era más vivo, él se había convertido en un ejemplo de vida para todos nosotros, nadie por muy molesto que estuviera se iba a la cama sin arreglar sus diferencias, era muy difícil pero no imposible.
Julieta quien ahora era mi mejor amiga, tenía a sus 3 hijos, los adoptó por amor a Antonio, ella decía que él era su ángel de la guarda y que sabía que él era feliz cuando le daba una esperanza a un niño al convertirlos en parte de su familia, era una persona activa en comités de ayuda contra el cáncer, Antonio había dejado una huella imborrable en cada uno de nosotros, íbamos por la vida sin dar por hechas las cosas, y sin mirar hacia otro lado cuando veíamos a alguien sufrir, no sólo por cáncer sino por todo los que les quitaba la esperanza día a día, no éramos la cura para nadie pero éramos un poco de esperanza.
- ¿hoy no hablaras con Antonio?- sonreí y negué con la cabeza, me guardaría ese sueño para mí, me sentía tan bien haberlo visto de nuevo aunque solo fue en mis sueños.
Me ayudó a levantarme de la banca y caminamos de la mano.
- ¿eres feliz Greta?- sonreí y levanté el rostro hacia el cielo.
- lo soy, como diría Antonio, aprendí a vivir, nunca es tarde Bruno y pienso que él tuvo razón, su vida era con un propósito, él dejó una huella en la vida de cada persona que se involucró con él.
Bruno asintió.
- me siento orgulloso de haberlo tenido como hermano - soltó mi mano y pasó su brazo por mis hombros para atraerme hacia él -y de que eligió bien a mi esposa - lo miré a los ojos.
-¿no te arrepientes de haberte casado conmigo?- él negó con la cabeza - tú querías casarte con Carmen- él me sonrió.
- quería formar una familia Greta y la estaba eligiendo con la cabeza no con él corazón- todos estos años había dejado esa pregunta en el fondo del corazón, tenía miedo a su respuesta pero me alegraba haberla hecho al fin.
- ¿y el amor?
- pensé que llegaría después con el tiempo, no me importaba el amor sólo tener a mi propia familia pero mi hermanito intervino y me dio a la mujer más maravillosa del mundo.
- a pesar de mi mal humor - sonreí.
El se puso a reír y mi corazón se hinchó de alegría, lo amaba y cada día mi amor por él era más grande.
- sabemos que esos cambios de humor son por el embarazo, pero no he dejado de amarte, mi amor por ti no ha disminuido, al contrario aumenta más.
Se inclinó y cargó a Alejandra.
- ustedes son las mujeres de mi vida.
Alejandra abrazo a su padre.
- te amo papá - Bruno cerraba los ojos y disfrutaba esas palabras que su hija le decía todos los días.
- y yo a ti hija mía- me encantaba ver ese cuadro, padre e hija abrazados.
El álbum que comenzamos con Antonio, descansaba en la mesita de noche de Alejandra y todos los días lo veíamos, mi hija sabía que él también era su padre y cuando fuera ya más mayor sabría que ella era un regalo de amor.
La vida podía ser dura en muchos momentos pero al final el sólo hecho de despertar, poder caminar, hablar y mirar a nuestros seres queridos ya era un regalo, todo eso lo aprendí de Antonio quien me pidió que él fuera mi espejo y recordará donde estaba.
Al final la vida es bella y cada uno es dichoso con solo comenzar cada día, otros ahora sólo pueden vivir en nuestros recuerdos porque ya no están con nosotros.
Salimos del cementerio y no evité mirar atrás al lugar donde descansaba el hombre que me enseñó a vivir...mi querido Antonio.
Editado: 03.01.2025