Su nombre es Lisa West

Capítulo 9

 

Yo no podía hacer eso, me moría por sentir sus labios, pero no, ninguno de los dos lo merecíamos, no era justo para nadie. Se sintió feo rechazar lo que siento y darles la espalda a mis sentimientos, yo no quería dañar a nadie. Yo no iba a arruinar lo que habíamos conseguido. Me moría por estar a su lado y algo en mi pecho ardía, pero no, no podía hacerle esto. Simplemente era difícil para mí resistirme a su aroma, a su mirada, a su sonrisa. Todo lo que era suyo lo amaba, solo era lo que siempre quise, pero ahora todo se estaba desmoronando porque un bebe venia en camino.

Miro a la entrevistadora y simplemente se me cae en pedazos el corazón al contar como era todo.

Los dos nos alejamos al darnos cuenta de lo que estábamos a punto de hacer, mi corazón late fuerte tanto que puedo sentir como golpea mi pecho. Estuve tan cerca de besarlo, tan cerca que sentir sus labios sobre los míos, me moría por sentirlos, pero algo dentro de mí dijo que este no era el momento y me frenó en el último segundo. Sé que fue lo correcto, pero duele quererlo y no poder tenerlo junto a mí. Tratando de disimular mi tristeza me pongo de pie y camino hasta la cocina donde tomo un vaso de agua y luego solo me dirijo hasta mi cuarto donde cierro la puerta.

La escucho encerrarse en la habitación y no puedo evitar sentirme culpable por dejar que ella pensara que lo haría, pero es que no, simplemente no puedo hacer esto, ella es mi mejor amiga y necesita a alguien mucho mejor que yo, necesita a un buen tipo a su lado y no a un perdedor como yo, no sé qué pueda pasar con nosotros cuando me vaya y tenga que hacerme responsable de mi hijo. Lisa, ella es una muy buena muchacha yo no arruinaré sus sueños poniéndola de madrastra, ella no necesita eso en estos momentos y tampoco la ilusionaré porque cuando me vaya no quiero destrozarle el corazón.

Después de meditar por un rato en el sofá, me dirijo hasta la habitación de Lisa a ver como ella está. Toco la puerta para que no vuelva a pasar el incidente de la otra vez. Quiero evitar todo tipo de situación que nos pueda poner en una situación incómoda.

— ¡Pasa! —escucho que ella grita.

Abro la puerta y la veo alejarse de esta.

—Lisa, ¿cómo estás? —Pregunto entrando.

—Bien, yo estoy bien—. Se sienta a la orilla de la cama.

— ¿En serio? No parece que estés bien—. Se sienta a su lado.

—Lucas, quiero saber algo —dice mirando sus manos que estaban sobre su regazo—. ¿T-tú sientes algo por mí? —Lo mira.

—Él se queda buscando en su cabeza que decir, pero nada más escuchaba esa vocecita diciendo dentro de su cabeza: sí, sí te adoro mi hermosa Lisa.

—Lisa, yo no quiero causarnos un daño, tú te quedarás aquí y yo me tengo que ir, somos amigos, buenos amigos y una relación de ese tipo no funcionaría entre nosotros dos.

—No, Lucas yo me puedo ir contigo —dice desesperada.

—No, no puedo arruinar tus planes, esto era lo que tú querías, no puedo robarte eso.

—Pero los puedo cambiar —insiste.

—Lisa no, no podría perdóname, pero ahora tengo que descubrir cómo ser un buen padre y seguir siendo un buen amigo para ti. No puedo hacer esto—. Se pone de pie y sale de la habitación.

Lisa lo ve salir de la habitación y la sensación que experimentó en ese momento fue enojo, enojo y tristeza ante el rechazo de Lucas. Se sintió como la mayor de las perdedoras y eso no lo iba aceptar, dolió tanto que él le dijera eso que de alguna manera u otra sintió que él solo quería que estuviera sola. Las lagrimas corrían por sus rosadas mejillas, empapando su rostro de aquel liquido de dolor.

Ella se acordó de su vecino y de que a Lucas no le había gustado para nada el sujeto y en ese momento fue cuando ella decidió que nunca más iba a permitir que alguien la rechazara. Lucas no quiso nada con ella, pero el vecino tal vez si quería. Se le ocurrió una brillante idea y de seguro iba a conseguir lo que quería. Se le olvidó completamente que Lucas era su mejor amigo y pensó que el vecino era lo que necesitaba para que Lucas se sintiera mal por su rechazo.

Ella se pone de pie y se mira en el espejo.

—Perdón Lucas, pero todo es porque te amo —se seca las lágrimas que había derramado.

Lucas se encontraba en su cuarto lamentando tanto haberle dicho esa a Lisa, sintió que había sido muy duro con ella. Él no quería herir sus sentimientos, ni lastimarla, pero él estaba muy claro de cuál era la realidad y quería provocarle el menor daño posible, aunque la quiera tanto. Pero de todos modos piensa que había exagerado cuando le dijo a Lisa que tenía que ser padre y luego su amigo.

Él se puso de pie, pues quería disculparse con ella por lo que le había dicho y decirle que su intención no era hacerla sentir mal y que si él bebe no viniera en camino él hubiera estado con ella porque se moría de amor y que solo era a su lado donde él quería estar, pero cuando toca la puerta de la habitación de ella nadie le responde. Él toca un par de veces más, pues no quería que pasara algo o que ella estuviera en una situación cualquiera y él la interrumpiera. Pero ella no contesta y él abre la puerta sin importarle nada, pero cuando lo hace pasea su vista confundido al no verla allí.




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