Su nombre es Lisa West

Capítulo 11

Varios días después…

Me encuentro en el mostrador esperando a que algún cliente apareciera, el lugar estaba lleno, casi siempre venían turistas de otros estados y se detenían aquí y pedían algo de comer. Era normal que a las doce y una de la tarde el lugar estuviera lleno, pero ya a eso de las cuatro a seis el lugar solo fuera visitado por unos cuantos clientes. Las horas pesadas eran a la hora del almuerzo y la noche, pero el resto del día era casi muerto.

Cuando llego a casa me echo al mueble porque no aguanto los pies de pasarme todo el día parada. Lucas casi siempre me iba a buscar al trabajo y era quien me llevaba porque así le dejaba la camioneta para que él saliera o hiciera cualquier diligencia. Mis padres se habían ido la noche pasada y otra vez me quedaba sola en la casa contando con la compañía de Lucas la cual no estaba para nada mal.

Me entro a la ducha mientras que Lucas se había quedado en la sala viendo la televisión. Yo lavo mi cabello y al salir de la regadera lo cepillo frente al espejo. Mi dirijo hasta mi habitación y pongo seguro para cuidarme de aquel incidente. Pongo la toalla sobre la cama y me paseo libremente por la habitación dejando mi cuerpo expuesto ante cualquier ojo que me desee ver.  Enciendo el televisor y sintonizo mi canal preferido, prosigo a esculcar mis gavetas para vestir mi cuerpo.  Mientras me pongo el pijama sale un boletín de último minuto donde hablan de la desaparición de una niña. Me siento en la cama y escucho atentamente lo que decían sobre el caso.

—Se conoce de otro caso donde en la ciudad de Nueva York la jovencita Ahleeya Sudlow…

Ella se pone de pie y apaga el televisor antes de que terminen de dar la información y se dirige a la sala donde Lucas se encontraba.

Él estaba viendo una película cuando ella llega y se sienta junto a él para acompañarlo. Lisa apoya su cabeza sobre el hombro de él, Lucas la mira y acepta que ella me mantenga tan cerca de él, después de todo él la quería cerca.

—Lisa, ¿Por qué haces esto? —Pregunta él mientras ve el televisor.

— ¿Qué? —Se sienta derecha—. ¿Qué hago qué? —pregunta confundida mientras lo mira.

—Esto, sabes a lo que me refiero. No quiero iniciar otra discusión contigo por el mismo tema, es mejor que te quedes por tu lado y yo por el mío y tratemos de no actuar de esta manera porque no está bien, ni para ti ni para mí.

—No, Lucas, yo-yo dejaré de insistir. No quiero perderte por no saber controlar lo que siento, así que seamos los de antes. Yo actuaré como si no me pasara nada contigo y tú olvidarás que yo siento esto por ti. Y seguimos siendo los mejores amigos que siempre fuimos, no quiero destruir lo que construimos juntos por algo que al final no dará resultado. Si me acerco a ti ya no será con otra intención que no sea de amiga, porque a pesar de todo eres muy importante para mí y la verdad lo que estás haciendo, eso de cuidarme nunca he sabido de alguien que lo haga, y por una amiga menos.

—Lisa, sabes que haría eso y mucho más por ti, pero no quiero que mal interpretes mis intenciones, porque son los más sinceros de todos los propósitos, pero no puedo ser lindo contigo cuando cada cosa que hago crees que es porque quiero estar así contigo. Lisa, aunque pudiera no debo, no puedo hacerlo. Estas aquí, sola conmigo, puedo y podemos hacer lo que queramos y para los demás está bien porque técnicamente vivimos juntos y podemos ser pareja y pasar desapercibido porque ya estoy aquí contigo. En cambio, no, no se puede porque no está bien esto, eso no es lo mejor para ti.

—Lucas —baja la cabeza—. Comprendo todo lo que dices y eso… Pero, mejor me iré a dormir, el trabajo estuvo muy pesado hoy, me están matando mis pies y la espalda, de seguro es por el cansancio, así que mejor hablamos en la mañana cuando estemos del camino al trabajo —se pone de pie.

—Bueno está bien, yo ya iré a dormir también —se pone de pie frente a ella.

—Que pases buenas noches —le sonríe.

—Gracias Lisa, tú también y que tenga lindo sueños—. Le da un beso en la frente.

Los dos se despiden en el pasillo y luego se van a las habitaciones donde se echan a dormir.

 

Al día siguiente Lisa es espantada por su despertador, ella lo apaga y se sienta en la cama, estruja sus ojos y mira hacia la ventana. Ella se pone sus pantuflas y se dirige a esta para abrirla y respirar aire fresco. Saca su cabeza pr la ventana, una ligera briza toca su cabella: ella sonríe.

Lisa se va a tomar una ducha.

El viento que entraba por la pequeña ventana del baño hacia que la cortina se moviera. El olor a café recién hecho inundaba toda la casa. El agua caía sobre su piel mojándola. Lucas terminaba de preparar el desayuno y los pájaros cantaban esa mañana.




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