Su nombre es Lisa West

Capítulo 12

Al verlo pude notar que el miraba la camioneta, lo que me resultó algo muy extraño. Me asusto al no esperar que Lucas subiera al vehículo en ese momento. Él extrañado me mira.

— ¿Qué ves? —Pregunta él mirando hacia donde yo miraba.

—Nuestros rostros se giran al mismo tiempo—. Nada, ¿Nos vamos? —Peguntó poniéndome el cinturón.

Él se gira y enciende la camioneta, ve por el retrovisor y allí ve al vecino que va entrando a su casa con unas bolsas vacías. Sin encontrarse extraño verlo sacar la basura arranca.

 

Lucas me dejó en el trabajo justo a tiempo. Él deja la camioneta parqueada frente del garaje y mira a la casa del vecino, se da cuenta de que por el zafacón sobresalía algo negro, cruzó la calle para entrarlo en el bote de basura. Cuando subo la tapa de este vio una capucha negra, en ese momento la imagen se plasma en su cabeza.

Él hombre que había entrado a la tienda y que me daba mal espina llevaba una de estas puestas. Me asusté al verla y me fui de allí dejando que la tapa callera haciendo un ruido espantoso al serrar el zafacón. 

Aterrado me detengo frente a la puerta de la casa y nervioso busco entre mis bolsillos las llaves de la puerta. La abro y me encierro en la casa.

Un sudor frio corre por mi frente, paso mis manos por la cara sin aun creer lo que había visto, cómo se supone que dejaré a Lisa teniendo a este loco de vecino, necesitaba saber quién diablos era este tipo. Solo se me ocurre preguntar por el vecindario si alguien lo conoce.

Salgo de la casa y me dirijo a la que me quedaba al lado con la esperanza de que aquellas personas me acogieran y serian útil para mí. 

Camino hasta la primera casa, esta era pequeña, pero tenía una entrada hermosa, realmente era linda la entrada. Tenía un lindo jardín en el frente con un camino de rocas lisas que conducían hasta el porche de la misma. En este había una hermosa hamaca de colores a un lado y unas cuantas plantas en masetas. El hermoso piso de madera le daba ese toque de un espacio natural y fresco.

Toco la puerta esperando a que alguien me abriera, entro mis manos en los bolsillos mientras espero.

—Hola —dice una señora abriendo la puerta.

—Yo me doy la vuelta—. Hola, mucho gusto —estrecho mi mano —yo soy Lucas, su nuevo vecino. Perdón por no presentarme antes, pero vengo de un estado un poco distante y la trasferencia desde allá hasta aquí no fue fácil.

—Ella me sonríe muy simpática —sí eso escuché.

—Yo le sonrió—. Muy bien, quisiera saber si mi podría ayudar en algo.

—Sí, sí, claro que sí —afirma ella.

—Bien. ¿Conoce al vecino del frente? —Señalo la casa.

— ¿Ha, Anderson? Es una buena persona, siempre colabora y va a todas las reuniones de la iglesia y junta de vecinos.

— ¿En serio? —Quiero asegurarme.

—Sí —sonríe.

—Está bien, muchas gracias —me marcho.

La señora no me ayudó en nada, según ella él tenía un muy buen perfil, para mí era el perfil perfecto para un loco acosador.

Camino hasta la próxima casa y hago lo mismo: toco la puerta y espero hasta que me abran.

—Buenas, soy su nuevo vecino Lucas —miro a la joven—. ¿Están tus padres aquí?

Ella no me responde y entra a la casa mientras me deja del otro lado de la puerta. A lo lejos puedo escuchar a la niña hablar.

—Mamá, hay alguien en la puerta —dice ella asomándose.

—Hola —levanto mi mano—. Mi nombre es Lucas, el nuevo vecino.

—Hola —saluda una hermosa mujer de cabellera pelirroja.

—Me gustaría preguntarle algo, sino es mucha molestia.

—Diga.

— ¿Usted conoce al señor Anderson, el vecino de allá?

—Ella asoma su cabeza y mira hacia la casa—. Sí, no tengo una relación estrecha con él, pero sí, puedo decir que él es una persona que prefiere la comodidad de su hogar.

—Rasco mi cabeza—. Gracias—. Me alejo.

Toco cada una de las puertas de las casas que estaban allí, pero ninguna de esas personas lo conocían suficiente para decirme lo que necesitaba saber. Estas personas no tienen ni la más mínima idea de a quién diablos tienen de vecino y lo que más me sorprende es que el hombre tiene cuatro años viviendo en esa residencia y hay personas que lo conocen desde que se mudó, pero ninguno de ellos me pudo decir aquello que estaba buscando lo cual era casi increíble y casi imposible  de comprender, de cómo puedes vivir al lado de extraños y llamarlos vecinos, esas personas ni siquiera se dedicaron en invitarlo a su casa y bueno, eso es lo mejor que pudieron hacer, pero también lo peor porque no saben qué clase de calaña tienen viviendo al lado de ellos.




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