Las cosas iban cambiando por todas partes, Lisa ya estaba adaptada a su horario, a su trabajo. Lentamente se fue acomodando a esta nueva vida que ella llevaba, Lucas en cambio cada semana que pasaba pensaba más y más en su bebe y que estaba cerca de él, hacía un mes de la llamada de su madre y aun no encontraba como decirle a Lisa lo que ocurría. Hanna lo había llamado un par de veces y este trataba de ocultárselo a Lisa, pero sabía que solo era cuestión de tiempo para que todo se supiera. Ella había estado distante de él, ya no intentaba abrazarlo o estar demasiado cerca. Ella trataba de olvidarlo y a la larga esto era lo que tenía que pasar.
Lucas había notado que ella últimamente pasaba mucho tiempo en el teléfono y esto no era algo usual en ella, porque no era de esas personas que les dedicaban mucho tiempo a las redes sociales. Apenas lo usaba para hacer llamadas, además de que no era una persona con un gran círculo de amigos y varias veces la escuchó hablar con su madre, pero sabía que no era con ella que hablaba todo el tiempo, lo cual era algo que a él le extrañaba.
Lisa esta acostada en su cama, Lucas está sentado en la sala y hasta allá se escuchan sus carcajadas. Lucas se pone de pie y se asoma a la habitación de ella.
—No soy yo, simplemente eso fue lo que pasó —dice ella sentándose en la cama.
Él la observa un poco más y se va a apagar la televisión.
Lisa se da vuelta y mira hacia la puerta creyendo que había visto una silueta parada allí. Ella no presta atención y continúa con su charla.
—Tenemos que salir alguna vez —sugiere ella poniéndose de pie hasta la puerta.
Lucas está caminando en dirección a la cocina cuando escucha un portazo: Lisa cerró la puerta.
Para él algo estaba fuera de lo normal, no saber qué pasaba lo molestaba porque tenía muchas cosas en que pesar y que se le agregara otra era increíble. Él toma un vaso de agua del refrigerador, cuando toma dicho líquido pone el vaso sobre la isla. Él camina hasta la habitación donde ella se encontraba, él toca la puerta.
—Lisa se acerca a esta y abre la `puerta—. ¿Qué pasó? —pregunta ella.
—Lucas se da cuenta de que ella trata de ocultar su teléfono que aun agarraba—. ¿Quería saber si ibas a cenar? —la mira.
—No, estoy bien así, si quieres prepara algo para ti, no tengo mucha hambre, Bianca llevó una ensalada increíble y me dio un poco, pero gracias—. Cierra la puerta.
Él se queda allí parado tratando de entender qué diablos estaba ocurriendo con esta chica, será que alguien le está diciendo lo que pasa con él. No, él no podía creerlo porque de ser así Lisa habría hecho todo un escándalo al saberlo, conociéndola no iba a estar tan tranquila. Él se va hasta su habitación y coloca el teléfono sobre la mesa de noche que estaba junto a su cama. Este se tira a la cama cansado de pensar en qué diablos era lo que estaba pasando. Realmente esto era algo que lo abrumaba, que lo mantenía inquieto no sentía que se le caería el cabello de los nervios.
Él se gira y mira hacia el techo.
Lisa aún continuaba hablando con quien sea que lo estuviera haciendo. El tiempo pasa, Lucas ya se había quedado dormido, pero Lisa aún seguía despierta caminando de un lado a otro por toda la habitación mientras hablaba.
—Sabes que todo lo hace para cuidarme, no es un tonto, de verdad se preocupa por mí.
Su teléfono emite un sonido, ella mira la pantalla y se da cuenta que indicaba batería baja.
—Oye, me tengo que ir, mi teléfono está bajo de pila y no te quiero dejar hablando solo, así que descansa, ten un buen día mañana.
—Gracias, espero verte mañana.
—Yo también espero poder verte —ella sonríe—. Bueno adiós.
Lisa cuelga quedando con deseos de saber más de él, este hombre empezaba a interesarle, realmente se empezaba a sentir como adolescente otra vez, lo cual para ella era bueno. Sentía que estaba envuelta en este juego peligroso que solo ella sabía que estaba metida. Realmente ni sabía porque lo hacía, solo que este nuevo hombre podría ser lo que ella necesitaba, lo que tenía que tener en estos momentos y no lo dejaría ir por suposiciones.
Lisa se entra a la ducha para luego tomar un abaño. El agua fría mojaba su piel mientras ella tarareaba una canción. Al salir se va hasta su habitación y cuando se está cambiando su teléfono suena. Ella lo toma y mira que era un mensaje de él.
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en el texto hay romance, en el texto hay crimenes, en el texto hay corazones rotos
Editado: 25.07.2018