Su nombre es Lisa West

Capítulo 34

Era sábado por la mañana, en el aire una energía negativa se movía cuando el viento soplaba de aquí a ya. Me había despertado con una sensación extraña, algo raro en el ambiente reinaba.

Aun no tengo noticias de ellos, ya no solo me preocupaba Lisa, sino también Lucas. No sé nada de ellos, los oficiales no me han dicho nada desde que vino el detective hace unos días y me estoy desesperando. Nunca pensé que fuera tan angustiante no saber del paradero de alguien o de qué ocurre.

Enciendo la televisión como frecuento hacer todas las mañanas, mientras preparo algo de café. Estoy pasando los canales cuando veo las imágenes de Lisa y de Lucas en la televisión. Un terror cósmico invade hasta los rincones más remotos de mi cuerpo, un sudor frio corre por mi frente mientras espero ansioso poder escuchar la noticia.

Oigo que tocan mi puerta, enojado me pongo de pie y la abro.

— ¿Quién es? —Digo tirando con furia la puerta.

Cuando me doy cuenta de que era el detective Meller mi cara de asombro revela que no lo esperaba.

—Señor —dice suspirando—. Necesito que nos acompañe, tiene que reconocer el cuerpo.

Mis ojos se abren como platos al escucharlo decir esto.

Dejo al hombre en la puerta y corro hasta la televisión, corro sin aceptar lo que me acaba de decir aquél sujeto.

Escucho atentamente la noticia donde una reportera de cabello alborotado y de tez morena daba los detalles.

—Aquí tenemos al alguacil quien nos dará más detalles de lo ocurrido.

—Yo y mi equipo llegamos y vimos todo. Le informamos al detective Miller quien estaba realizando la investigación de dos jóvenes desaparecidos desde hace dos días.  Él llegó y no solo encontramos el cadáver de ella, sino que también había otro cuerpo, pero esto es lo que tenemos hasta ahora.

Al escuchar la palabra cadáver entre lo que el hombre decía mi piel se erizó. El detective entra a la sala y con la mirada entristecida me dice.

—Ya sus padres lo saben todo. Los padres de Lisa vendrán mañana por la mañana y los padres de Lucas se dirigen al hospital.

—Con lágrimas en los ojos lo miro —¿En el hospital?

—Sí, él está muy mal herido, tiene dos disparos y según lo que me han informado es que hasta ahora no está capacitado para poder dar sus declaraciones porque está en estado de coma.

En el momento que él escucha esto se lleva las manos hasta la boca. Él no se esperaba algo así. Una lágrima es derramada por su ojo. El oficial lo mira con lastima mientras aún permanece parado.

—Dígame que no es ella —se sienta en el sofá.

—Necesito que por favor me acompañe, su cuerpo está allí desde ayer —dice con un nudo en la garganta.

— ¿Ahora mismo? —Pregunta.

—Es lo más preferible.

Anderson mira a su alrededor, suelta un suspiro y tras de un golpe en sus rodillas con sus manos se pone de pie.

—Salgamos de esto —dice poniéndose de pie.

—Sí —susurra Miller.

Anderson sale de la casa y ve el auto del oficial parqueado frente a su casa.

—Vamos, Anderson —dice él caminando hasta su auto.

Él se sube al asiento de atrás, olía a justicia y sabía que solo sería cuestión de tiempo para que la verdad saliera a la luz y la verdad que se ocultaba detrás de todo esto sería revelada. Anderson se encontraba muy abatido por la noticia, nunca pensó que algo así pasaría. Ellos solo salieron a dar un paseo y que ahora era posible que estuviera muerta Lisa, eso era inaudito, él no se explicaba cómo podía haber estado con ella y verla perfectamente bien y que al poco tiempo se enterara de que esta podría estar muerta y que solo Dios sabe que pasaría en esos momentos. El detective enciende el auto y arrancamos.

Coloco mis manos frente al asiento de adelante, poniendo mi cabeza sobre ellas mientras miraba mis pies. Ni siquiera vi el camino, no sé nada. Una y otra vez se repite el momento en que ella sale de mi casa y se va a buscar a Lucas.

Flashback

Lucas sale de la casa enojado, quien sabe cuántas cosas pensó en ese momento. Lisa, quien está resguardada en mis brazos da dos pasos alejándose de mí en el momento que Lucas sale. Ella se detiene frente a la puerta y mira como él cruza la calle, yo pongo mis manos sobre sus hombros.

—Déjame ir —dice ella.




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