Su nombre es Lisa West

Capítulo 53

Él se estaba volviendo loco, esto sobre pasaba todos los limites, no era posible que algo así le estuviera pasando, era tonto y ridículo a la vez. Tenía que tratar de sacársela de la cabeza, tenía que olvidar eso. Ya Lisa se había ido, ya se había esfumado y pronto solo cenizas sería, era tonto seguir queriendo y sufriendo por alguien que ya no está allí. La idea de no olvidarla lo abrumaba, lo asustaba realmente, pues él quería dejar de verla en todas partes. Ya quería que todo ese se olvidara, ni siquiera sabía desde cuando la quería tanto, ¿Sería que volverse inalcanzable para él hizo que se aferrara a un amor imposible? Parecía que había vuelto a la adolescencia, donde fantaseas y vuelas con el amor. Crees que todo se te derrumba cuando esa persona no está y esas cosas, pero él ya había pasado esa etapa, no era un adolescente. Ya era todo un hombre, hecho y derecho, podía estar con una mujer y tener algo serio, superar las cosas rápido y seguir adelante. Este amor lo había convertido en un tonto deprimido que ve a Lisa a donde sea que hubiera una mujer, haciéndolo lucir como tonto cuando ella se esfumaba.

Tantas tonterías habían hecho con otras chicas, tantas veces que quiso a otras y nunca la había pasado algo así, donde ese amor se había apoderado de su mente y su corazón, haciéndolo alucinar y creer en todas estas cosas que lo hacían parecer un completo tonto que no sabía que responder cuando le preguntaban que ocurría y por qué se comportaba de esa manera.

Lisa se había apoderado de ese momento, lo había arruinado sin reparo alguno, ya no podía olvidar haberla visto allí, aunque solo fuera producto de su imaginación. Esto era lo peor de todo, él sabía que esto no era real, aunque la podía ver, aunque ella no estaba su presencia lo seguía a todas partes y no podía parar de sentirla como si ella estuviera allí con él. Le asustaba la idea de que siguiera viéndola y que no se detuviera, dejándolo completamente indefenso ante cualquier situación donde él pudiera verla. Esas cosas eran las que lo aterraban, no saber hasta cuando seguiría pasando estas cosas, ya quería que se detuviera y que ella fuera al cielo, al limbo, a donde ella quisiera ir, pero que lo dejara a él poder disfrutar o hacer las cosas que él solía hacer con normalidad.

Él se acerca a ella, desliza su mano por las de ella hasta llegar a sus dedos, él los entrelaza y ella cierra la mano. La chica se gira y lo mira, sus ojos se clavaron en los de él como si lo hubiera poseído. Ella empieza a mover su cuerpo lentamente hasta tomar el ritmo de la canción en sus caderas. Ella se mueve al ritmo de la música, él hace lo mismo.

Sus amigos quienes estaban bailando cerca de ellos empanzar a reír mientras lo miraban.

La música sonaba y ellos se volvían los protagonistas del momento. Sus cuerpos se tocaban con suavidad. Ella despalda a él se hamaqueaba de un lado a otro mientras él la rodeaba con sus brazos.

Todos saltaban y gritaban a la vez, la música era tan electrizante tanto al punto que se apoderaba de los cuerpos de cada uno de lo que estaban en el lugar.

Ellos seguían bailando en la pista, la rubia toma el mando ella. La chica pone su mano en el pecho de él y lo rodean como fiera a su frágil presa. Él cierra sus ojos y pone su mente en blanco, solo quería disfrutar lo que sea que estaba pasando en ese momento. Cuando ella aparece otra vez frente a él no puede evitar verla, pero otra vez vuelve aparecer Lisa reflejada en ella. Él no se altera y solo vuelve a cerrar sus ojos, la estaba pasando demasiado bien y solo quería seguir sintiendo eso que sentía en ese momento, así que ignora la idea de que es una aparición. Ella toma la mano de él y la levanta al nivel de su barbilla, entrelazando sus dedos.

El momento se vuelve apasionado y caluroso. Él se deja tele transportar y sentirse que ella era quien lo tocaba, lo más mágico del momento era que Lisa estaba ahí, él empezaba a disfrutar del momento, después de todo, no era tan malo sentir la presencia de ella allí. Le encantaba como sus cuerpos se movían en conjunto, la música era perfecta, se entraba por tus oídos y recorría cada rincón de sus cuerpos hasta convertirlo en un impulso a lo que ellos llamaban movimiento.

— ¡Awhhh…! —Grita Jason mientras estaba bailando con su acompañante.

 

 

Los oficiales no habían encontrado nada en aquel lugar, la esperanza de que fuese encontrada el arma se había esfumado. El detective Miller decepcionado se había subido a su auto. La policía científica no había podido dar con nada, tristemente este parecía ser el crimen perfecto. No había pruebas, testigos además de Lucas. No había futuros culpables, enemigos. Este caso no tenía nada, no había absolutamente nada que tomar para sacar el caso adelante.




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