Su nombre es Lisa West

Capítulo 65

Tras una larga búsqueda para recuperar el arma de fuego su teléfono timbra. Él ya estaba exhausto y no estaban ni cerca de encontrarla. Habían revisado casi todo el lugar para no decir que todo, pero aun no tenían ni idea de donde se encontraba, y como iban las cosas se presumía que no la encontrarían.

Él toma la llamada, era del hospital…

 

Annie se pone de pie y mira a Anderson que se sienta en el banco, apoya sus codos de las rodillas y apoya su cabeza de las manos.

—Perdóname —Annie se sienta junto a él y lo abraza.

Él cierra los ojos y derrama unas cuantas lágrimas.

—Fui poco insensible y poco cuidadosa —dice ella en medio de susurros.

—No, descuida, tu no la conocías y ni me conoces, está bien, no te culpo de nada —dice él secándose las lágrimas.

Ella coloca su mentón sobre el hombro de él, Anderson gira su rostro hacia el de ella. Ellos unen sus frentes.

—Gracias —dice él.

— ¿Por qué gracias? —Pregunta ella mirándolo a los ojos.

—Porque necesitaba un abrazo —Sonríe.

Annie lo mira y no puede evitar sonreír. Ella se siente afligida por el estado de ánimo de Anderson. Era tan poco usual ver a un hombre triste que hasta extraño se sentía.

Ella no podía parar de ver esos ojos, grandes y soñadores que la hacían perderse en ellos al descubrir todo un mundo que habitaban en ellos. ≪Qué hermosos≫, pensaba ella mientras más lo miraba. No podía evitar sonreír mientras los miraba.

Anderson la miraba a ella, no decía nada, se mantenía en silencio, pues no sabía que pensar, qué creer en estos momentos.

—Bueno, creo que es hora de volver a casa —dice él irrumpiendo aquel hermoso momento que era para ella.

—Ella despierta del trance—. Sí, sí creo que he salido por mucho tiempo, ya hay que volver a casa.

—Ellos se ponen de pie él se acomoda el suéter— ¿Nos vamos?

—Sí, sí claro—. Empieza a caminar.

Ella espera a que él se adelante un poco, solo quería ver que tan bien se vería este hombre. Y para ser honestos se veía muy bien, lo suficiente para gustarle. Cumplía todas sus expectativas y tenía como algo extra la sensibilidad.

—Él se da media vuelta— ¿No vienes? —Le pregunta.

—Sí, sí claro —apresura el paso para acercarse a él.

 

Él detective toma la llamada, el sol golpeaba su cara y gotas de sudor estropeaban su elegante aspecto de profesional.

—Buenos días, hablamos del hospital donde se encuentra interno el señor Lucas Fisher, se le quiere informar de que el joven ha reaccionado.

Él se sorprende, pues esto era exactamente lo que él necesitaba escuchar en estos momentos.

Miller no pudo evitar sonreír al recibir la noticia.

— ¿En serio? ¿Hace qué tiempo despertó? —Pregunta él entusiasmado.

—Hace ya un par de horas, no se le había avisado porque le estaban haciendo unos análisis y algunos procedimientos médicos. Actualmente se encuentra consciente, su familia está aquí acompañándolo.

—Esto es perfecto —dice él saltando de la alegría.

Una joven que estaba realizando la búsqueda del arma de fuego se acerca a él, calmadamente le toca el hombro.

—Señor—. Él se da vuelta.

—Si dígame —dice alejándose la pantalla de su teléfono de la cara.

—Hemos encontrado el arma —ella levanta una bolsa a nivel de su hombro.

—Él abre los ojos como platos—. Muchas gracias por informarme —le dice a la señorita del teléfono.

—Gracias a usted—. Cuelga.

—Por Dios, díganme en donde la han encontrado —pide él tomando la bolsa.

—Estaba a la orilla del rio un poco más debajo de en donde se había encontrado el cadáver. Tal parece que quizás la corriente la había arrastrado, pero los muchachos la encontraron.

—No sabes lo que acaba de suceder —dice él aun en shock.




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