Su nombre es Lisa West

Capítulo 69

Todos estábamos reunidos en la habitación, recuerdo escuchar la voz de mi madre y la de Hanna allí. No podía terminar de reaccionar, pero los podía escuchar. Escuchaba la voz de mis padres, de mi tía allí y la de Hanna. Mi padre hablaba parece que, por teléfono, mi tía y mi madre hablaban entre ellas y Hanna las interrumpía por algunas ocasiones.

Ellos parecían estar relajados, no estaban alterados ni desesperados, parecía una visita normal al hospital.

Intento reaccionar, pero no pasaba nada, ellos se dan cuenta de que algo estaba pasando porque siento la presencia de alguien se posa en mi cama.

Aquella figura acaricia mi pierna. Todos en la habitación hacen silencio. Este era mi momento, momento oportuno para reaccionar, este era mi momento de lucírmela y despertar. Esto era lo único en lo que pensaba en estos momentos. En mi angustia por avivar siento que mis sentidos vuelven a la normalidad. Obtengo la movilidad de mis dedos, aunque aún no he abierto los ojos.

— ¡Se movió! ¡Se movió! —escucho la vos de Hanna.

Escucho un mormullo muy cerca mío. Mi cuerpo empieza a reaccionar, en unos minutos después abro mis ojos. La imagen borrosa del rostro de mi madre hace que mi corazón salte de alegría.

Aun sin poder ver con claridad me abraza.

—Buscaré los doctores —escucho a mi padre decir mientras su voz se volvía más baja.

Hanna sollozaba en la esquina de mi cama, yo le arrojo mi brazo, tocando su pierna. Siento como sus manos sujetan la mía y la aprietan fuerte.

Sonrío al darme cuenta de que estaba vivo, realmente no creí que llegaría a despertar. No sé cuánto tiempo llevaba allí acostado, pero algo me decía que había pasado un buen tiempo.

Mi padre entra a la habitación acompañado de una enfermera y un doctor. Él saca una linterna y abre mis ojos para revisarlos. Siento como la luz me siega más de lo que ya estaba. Él hace lo mismo en el otro ojo. Me toma la presión, y me hace otras revisiones y aparentemente todo estaba bien, mis heridas estaban limpias y estaban sanando. Yo me empezaba a sentir fantástico. 

Conforme fueron pasando los minutos mi vista fue mejorando hasta volverse nítida y a color como lo había sido antes. Ellos estaban felices, la familia llena de gozo anunciaba la noticia a todos los familiares de que había despertado.

Hanna se había acostado junto a mí, el embarazo ya estaba avanzado, toco su abdomen hinchado y me doy cuenta de que esto era real, mi vida cambiaria completamente con la llegada de aquella criatura.

— ¿Qué vamos a tener? —Le pregunto mientras dejo mi mano posada allí.

—Tendremos una hermosa niña —contesta ella sonriendo.

Yo me lleno de alegría al escuchar esa noticia. Hanna debajo de mis brazos, acomodada a un costado mientras yo la miraba y en sus ojos podía ver que esto era lo que ella quería, me siento feliz porque me doy cuenta de que también me gusta la idea y de estar con ella en las mañanas, acostados en la cama de esta manera.

En la habitación todos sonreían, sentía como si volviera a nacer —que hermosa era aquella sensación.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que nadie ha mencionado a Lisa.

—Mamá, ¿Cómo está Lisa? —Pregunto a pesar de todo.

Ellos se miran unos a los otros, mi madre tartamudea y noto que estaba buscando la manera de responderme.

— ¿Qué pasó? ¿Qué ocurre? —Pregunta desesperado por una respuesta.

—Hijo —ella se acerca a él—. Lisa fue encontrada muy cerca de ti muerta, su cadáver estaba tirado en la orilla del rio. No sabemos cómo ocurrió.

Yo la escuché y no puede comprender qué diablos me estaban diciendo. No parecía cierto, era triste, muy triste para mí imaginar que Lisa, su Lisa ya no estaba. Vagamente me arrojé hacia atrás acomodándome en la cama.

—Lo siento mucho hijo, sé que ella era muy importante para ti —ella le frota la mano.

Me mantengo en silencio. Tantas cosas me pasaban por la mente inundándola de ideas tontas que se apoderaban de mí.

Ellos se dan cuenta de que algo me afectaba y que esto iba más allá de la pérdida de mi mejor amiga y desgraciadamente estaban en lo correcto.

Ellos tratan de animarme, pero yo no puedo olvidar nada de lo que había pasado ese día.




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