Su prometida por accidente

La Decisión que Lo Rompe Todo

POV Valentina

El teléfono de Sebastián aún mostraba la publicación cuando sentí cómo un peso frío se instalaba en mi pecho.
No era solo un rumor; era una amenaza. Y aunque sabía que Mariana lo había orquestado, también sabía que no era la última vez.

Mi pasado… mis deudas, el taller que aún no existía, la foto manipulada del coche… todo podía convertirse en un escándalo que manchara a Sebastián, justo cuando su imagen y sus negocios no podían permitirse una grieta.

No podía dejar que su vida, sus contratos y su nombre terminaran en ruinas por mi culpa.
Así que, por primera vez en mucho tiempo, elegí no luchar.

Respiré hondo, y sin mirarlo directamente, murmuré:
—Tal vez… Mariana solo está diciendo lo que todos piensan. No pertenezco a este mundo, Sebastián. Y lo sabes.

Él frunció el ceño, confundido.
—¿De qué estás hablando? No voy a dejar que Mariana manipule mí mundo, nunca me he dejado amedrantar por nada ni nadie para que venga una Barbie que no entiende el rechazo a decirme con quien debo relacionarme.

—No tienes que defenderme. Este acuerdo… ya cumplió su propósito. No hay razón para seguir fingiendo.

Tragué saliva. Dolía más de lo que creí que dolería, pero fingí indiferencia, como si no me estuviera rompiendo por dentro.
—Valentina, no… —Su voz sonó más baja, cargada de algo que nunca había escuchado en él.

Lo interrumpí antes de que pudiera seguir.
—Está bien, Anderson. Finge que te molestó, que estoy aprovechándome, que quieres terminar todo antes de que el escándalo crezca. Así nadie cuestionará nada y tu reputación quedará intacta.

Vi cómo sus ojos se oscurecieron, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
—¿Estás… tomando toda la responsabilidad por algo que se me ocurrió a mí porque crees que me importa más la reputación que tú? —dijo, casi en un susurro.

No respondí. Solo sostuve su mirada, obligándome a mantener el rostro sereno. Si decía una palabra más, mis lágrimas me traicionarían.

Finalmente, Sebastián asintió, frío, como si se obligara a cerrarse.
—Si es lo que quieres, Hayes… hasta aquí llegamos.

Se giró y caminó hacia la mansión, dejándome sola en los jardines. Apenas desapareció de mi vista, mi fachada se derrumbó. Las lágrimas que había contenido estallaron mientras caía de rodillas en el césped.

Por primera vez en años, me sentí rota. Y sola.

POV Sebastián

Desde la distancia, apoyado en una columna, observé cómo Valentina se desplomaba en el jardín después de que creía que me había ido.
Supe en ese instante que había mentido. No quería dejar esto. No quería dejarme.

Pero si ella estaba dispuesta a alejarse para “protegerme”, significa que esto es más que un trato para ella.

Mientras caminaba hacia mi coche, un pensamiento se formó con una claridad helada:
Si mis enemigos creen que una foto falsa un chisme pueden acabar conmigo, están muy equivocados.

POV Valentina

Se muy bien que Sebastián no se había creído la aparente sinceridad que le mostré hace un rato, cada vez me cuesta más fingir indiferencia frente a él. Debo actuar primero que él para que esto no estalle en su cara.
No vale la pena arriesgarse no por un compromiso falso.



#6673 en Novela romántica
#1678 en Chick lit
#2939 en Otros
#714 en Relatos cortos

En el texto hay: amor, relaciones fingidas

Editado: 12.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.