POV Valentina – Alemania, meses después de la separación
La televisión del área de descanso del hospital estaba encendida, como siempre, mostrando un programa de espectáculos que a nadie le interesaba. Yo apenas prestaba atención, repasando mentalmente la lista de medicamentos y la próxima cita para el tratamiento de papá.
Hasta que escuché un nombre que me hizo detener en seco.
—Sebastián Anderson, uno de los empresarios más codiciados de Estados Unidos… —anunció la presentadora—, fue visto en un evento benéfico en Miami acompañado por la supermodelo Clara Duval.
Levanté la vista. Y ahí estaba. Sebastián.
Alto, impecable, con ese porte frío que siempre intimidaba a todos… sonriendo junto a una mujer de cabello rubio platino y vestido rojo, que parecía salida de una portada de revista.
La presentadora continuó:
—Aunque Anderson no ha confirmado una relación, los rumores apuntan a que Clara podría ser su nuevo interés romántico tras el mediático escándalo con Valentina Hayes.
Mi pecho se apretó como si me hubieran golpeado. Sentí la garganta seca, el estómago revuelto.
No debería sorprenderme. Yo fui quien se fue.
Yo fui quien lo dejó sin explicaciones, con una nota escrita a toda prisa, y desaparecí como si nada hubiera significado.
Apreté los puños sobre mis piernas, intentando que el temblor se detuviera.
No tiene derecho a dolerte, Valentina. Tú lo elegiste.
Pero aun así, el dolor estaba ahí.
Porque, aunque había pasado todo este tiempo, aunque la vida aquí con papá y mis hermanos me había cambiado, una parte de mí seguía amándolo. Y verlo con alguien más… fue como sentir que la puerta se cerraba para siempre.
Me levanté y apagué la televisión antes de que nadie más notara mi reacción. No podía darme el lujo de derrumbarme. No ahora. Papá todavía me necesitaba.
Respiré hondo y me repetí en silencio:
"Es lo mejor. Él merece alguien que no lo deje atrás. Y yo… debo terminar lo que empecé aquí."
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Editado: 14.08.2025