Estos días se me pasaron muy rápidos, hoy ya era sábado y tenia que salir, ayer había llevado a Ann a un concierto de unos tipos que ni yo sabia que existían, luego a un restaurante que solo se veía elegante, por suerte no era tan caro allí, y luego volvimos a casa, hoy la llevaría de compras porque quiere un vestido para vestirse por si acaso hay una ocasión especial, honestamente no entiendo a que se refiere, porque si lo dice por mi trabajo estará muy equivocada, no la llevare a eventos de trabajo, la ultima vez me hizo un berrinche para que regresáramos a casa.
-Ann, ¿ya estas lista?- pregunte mirando mi reloj de mano, un regalo de una de mis tías, mi favorita.
-Ya, ya estoy lista, eres un desesperado- dijo caminando hacia la salida- espero que el carro no haga lo mismo que la ultima vez.
-Ya te dije que en aquella ocasión había olvidado cambiarle el aceite- dije mientras rodaba los ojos- Ahora dime, ¿a que tienda iremos esta vez?, y espero que no sea la misma de la ultima, todo en aquella tienda era demasiado caro para mi gusto- la frustración en mi voz era muy notable, no me gustaba ir a esas tiendas caras.
-El dinero es lo ultimo por lo que deberíamos de preocuparte, tendrías que preocuparte de serme feliz- rodé los ojos, el ascensor se abrió y nos recibió con otros inquilinos del edificios, ambos subimos y nos pasamos el camino al primer piso en silencio.
Una vez las puertas del ascensor se volvieron a abrir Ann y yo salimos de aquella caja, no quería que nadie nos escuchara discutir sobre el mismo problema de siempre, no es que no quiera complacerla, es que quiero que ahorremos dinero para un futuro, quiero que tengamos algo de dinero para ir a vacacionar juntos a un lugar hermoso, no quiero tengamos que tengamos que pedir prestamos ni nada por el estilo.
Salimos del edificio y nos dirigimos hasta donde estaba mi auto, una vez dentro lo encendí y me dirigí hacia donde estaban las tiendas de la clase media, Ann se va a enojar, pero esto es por el bien de los dos y que agradezca que no la estoy llevando hacia las tiendas de segunda mano o a las tiendas de "gente pobre", como ella le dice.
-¿A donde vamos?- pregunto dejando de ver su celular, en casi todo el camino lo estuvo mirando.
-Vamos a una de las tiendas donde yo compro mi ropa- dije sin mas, eso a ella no le gusto ya que sentía su mirada furiosa- La ropa en esa tienda es hermosa, no tienes que preocuparte por marcas.
-Edmund, voy a comenzar a creer que ya no me quieres- dijo haciendo el papel de dramática- ya sabes que las tiendas en las que yo compro están hacia el otro lado.
-Ann, no se por que estas de esta manera, hace años yo te llevaba a tiendas no tan costosas y eras feliz, ahora estas que quieres ponerte al nivel de la gente con dinero, no somos ricos- dije aparcando el auto enfrente a la tienda- ademas, yo siempre que te compro algo es en esta tienda, y te gusta, nunca te veo quejarte.
-Edmund...- la corte mientras salia del auto y me dirigía a abrirle la puerta- estoy comenzando a creer de que no te importa mi felicidad.
-Ann, tu sabes lo que siento por ti, no quiero que dudes de eso, pero debes entender que el dinero no crece en los arboles y que debemos ahorrar- ella se negó a salir del auto, se cruzo de brazos y miro hacia otro lado, yo solo me limite a suspirar- Ann, quiero que ahorremos dinero para irnos de vacaciones, para eso debemos hacer sacrificios, como comprar ropa en un lugar mas barato.
-Pero...- levante una mano.
-El vestido que quieras, compralo aquí, no voy a volver a repetirlo- dije en tono autoritario, a ella no le quedo mas remedio que hacer lo que yo le pedí.
Ambos entramos a la tienda, ella parecía niña chiquita cuando le niegan un dulce, a mi no me esta quedando mas remedio que suspirar y mirar alrededor para ver si encuentro algo que a ella le guste, no me emociona mucho salir de compras con ella, siempre tardaba una eternidad decidiendo lo que quiere, es por eso que ella sale con su madre, mayormente.
Vi un hermoso vestido violeta que sabia que a ella le quedaría bien, tiene buen cuerpo, por lo que ella no se debería de quejar.
-Es hermoso, pero no es de las tiendas a las que yo frecuento- dijo una vez se lo mostré.
-Pues vas a tener que acostumbrarte, de ahora en adelante esta es a la tienda donde vas a venir a comprar ropa- ella rodó los ojos y se fue al probador.
Continué mirando la ropa, sentí la mirada fija de alguien, una chica, algo mas de lo que debería tener paciencia este día. Mientras intentaba escapar de la mirada de aquella chica me encontré con un traje de tres piezas en color azul marino por lo que no dude en llamar a la encargada para que me consiguiera uno en mi talla, lo cual ella hizo.
Diez minutos después salio Ann del probador con el vestido en mano, lo ultimo que yo quería escuchar es que no le gusto y que quiere ir a la tienda donde siempre compra ropa, yo no estoy como para volver a discutir por ello y menos en publico, ya estoy lo suficientemente ansioso como para que ella comience con sus berrinches nuevamente.
-No quiero escuchar quejas- dije mirándola, ella iba a decir algo pero decidió callar- ¿Te gusto el vestido?
-Esta lindo, es el único que he visto que me llamara la atención- dijo mirándolo- Ahora faltan...
-Tienes muchos zapatos, no pidas mas- dije cortándola, le di una mirada severa cuando iba a quejarse y decidió mirar su teléfono- Vamos a pagar.
Las horas iban pasando muy lentas para mi gusto, me sentía emocionado y ansioso por alguna razón, pero intente concentrarme en otras cosas, lleve a Ann a un buen restaurante, no tan bueno como mi restaurante favorito, ambos fuimos a hacer las compras para nuestro apartamento, compramos nuevas cortinas tanto para el baño como para las habitaciones, compramos nuevas alfombras, cobertores para los sofás, no estaba demás cambiar los viejos por los nuevos y la verdad es que fue sorprendente encontrarlos.