Su sonrisa por navidad

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Sentada en mi habitación miro su foto con devoción como si de una estampa de Jesús se tratara.

—Querido Santa, nunca te he pedido nada, y prometí creer en ti cuando necesitara algo y me lo concedieras, así que te pido, su sonrisa por navidad —hablo mientras miro la foto de Diego y su rostro neutro.

Me sorprende como pasa el tiempo, hace unos meses, moría por hablarle y descubrir aquella neutra expresión pero ahora somos novios, hemos compartido tantas cosas y vivió tanto en tan poco tiempo, tanto que ya conozco a su familia y él a la mía.

—Hija, te traje este té, toma con esta pastilla —aviso mi madre entrando a mi habitación.

—Gracias ma.

Me todo el medicamento y decidió acostarme, necesito descansar, llevo cuatro días en cama porque me he sentido muy mal, tengo los síntomas del covid y mi madre teme que pueda contagiar a otros así que todos en casa, estamos haciendo cuarentena, lo que significa que llevo esos días sin verlo, pero me llama todo el tiempo.

Me ha dicho que él tuvo el virus hacia unos meses atras cuando se dieron las clases virtuales, quizá él no se ha enfermado porque aún está inmune, ya que si es el virus, Diego debió estar mal ya que nos hemos besamos, si es la enfermedad, supongo que ha quedado con inmunidad, cosa que me alegra muchísimo, no soportaría que él este enfermo.

Despierto y me doy cuenta que la cabeza me duele mucho, tengo mareos y las piernas no las soporto. Verdaderamente me siento enferma, aún así, me niego a afirmar que es el covid puesto que soy la única enferma en casa.

Me duele tanto la cabeza y el cuerpo que no quiero ver ni el teléfono pero necesito enviarle un mensaje a mi novio. Veo que esta enviado pero no le llega, tampoco tengo mensajes de el; suspiro, cierro mis ojos y vuelvo a dormir.

—Gady, Gady —abro mis ojos y es mi mamá quien me despierta—. Debes comer, debes bañarte, del hospital enviaron a alguien a hacerte la prueba del covid.

Me niego a levantarme pero mi madre, me ayuda y así ella misma me baña como si tal fuera una niña; me viste con un camisón y me da comida, es un caldo, no tengo hambre pero hago gran esfuerzo para probar bocado.

—Diego, ¿no me ha buscado?

—Mi vida, no sabemos nada de él, pensé que te estabas comunicando.

—Si pero en lo que va del día no me ha escrito —mi madre se pone a reír, lastimosamente no puedo ver su sonrisa por el tapa bocas.

—Hija, el amor no se demuestra por los mensajes que se puedan acumular en un día, es normal que deje de escribirte tan seguido, debe tener cosas que hacer y tu deberías dejar de ser tan tóxica —responde riendo.

No me considero tóxica, simplemente estoy costumbrada a que se mantenga muy atento a mi. No le contradigo a mi madre ya que no tengo fuerzas para hablar y me cuesta formular palabra.

Pronto me niego a comer más y mi madre no me exige seguir; me hacen la prueba del covid y el resultado lo sabré mañana.

Mientras el tiempo pasa, a mi no solo me duele el cuerpo, sino que también el corazón. No se nada de mi novio y eso duele, duele y nadie lo entiende.

La prueba salió positiva, tengo covid y también tengo dos días de no saber nada de mi novio, lo llamo y no hay rastros de el, quizá se olvido de mi; seguro encontró a otra; seguro nunca me amo.



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En el texto hay: deseos, navidad, amor

Editado: 09.12.2021

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