Su toque suave - Zeenunew

Capítulo 4

—Ya voy, ya voy —gritó Nunew a quien fuera que golpeara tan fuerte a su puerta. Terminó de abrocharse los pantalones y corrió la mano por el cabello desaliñado por dormir antes de tirar de la puerta y abrirla.

—Hola, Nunew.

— Zee. ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Nunew mientras lo miraba con asombro. Pensaba que nunca volvería a ver al hombre de nuevo. Nunew se sorprendió de ver a Zee, y de darse cuenta de lo mucho que aún lo quería.

—¿Puedo entrar? Me gustaría hablar contigo —dijo Zee, metiendo su cabeza hacia el interior del apartamento.

Nunew lo observó por un momento antes de dar un paso atrás y dejar que entrase. Él miraba con fascinación cómo Zee se agachaba para pasar por el marco de la puerta. Maldita fuera, era tan alto y tan jodidamente hermoso. Después de que Zee entró a la sala de estar, Nunew cruzó los brazos sobre su pecho para evitar reaccionar ante su presencia y pedirle que se quedara para hacer el amor con él, sólo amarlo. La sensación era tan abrumadora, que por un momento no sabía si podría luchar contra ella.

Sentado frente a él, Nunew levantó un pie en el borde de la silla y envolvió sus brazos alrededor de su pierna, tirando de ella contra su pecho desnudo. Él miró a Zee, a la espera de ver lo que quería.

—¿Cómo has estado, Nunew? —preguntó Zee cuando se sentó, cruzando una pierna sobre la otra. Él juntó las manos en su regazo.

—He estado muy bien. ¿Qué quieres, Zee? — preguntó Nunew. Él sabía que estaba siendo grosero, pero cuanto más tiempo permaneciera allí Zee, Nunew tenía más oportunidades que perderse y empezar a mendigar.

—No va a haber charla, por lo que veo. — Zee se rió entre dientes.

—¿Hay un punto en todo esto, Zee? Yo pensaba que los papeles de anulación me dijeron prácticamente lo que querías decirme. Los firmé tal como tú querías. ¿Qué más tenemos que hablar?

—¿Por qué los firmaste, Nunew?

Nunew observó a Zee con sorpresa, después, con confusión. —Tú me los enviaste. Evidentemente, querías que yo los firmara y te los regresara. ¿Qué debía hacer con ellos? ¿Empapelar mi cuarto de baño?

—¿Por qué rechazaste mi pago, entonces? Podrías haber hecho las cosas mucho más fáciles para ti. No tendrías que trabajar tan duro. Podrías hacer lo que quisieras.

—Yo no quiero tu dinero, Zee. Nunca lo quise. Infiernos, hasta que llegaron los papeles de nulidad, ni siquiera sabía que tenías dinero — Zee rio amargamente— . Pero, no me importaría más, aún si valieras millones. Yo no lo quiero.

—¿Qué quieres?

Nunew bajó los ojos para mirar a sus pies, con el deseo de que Zee no lo estuviera mirando con tanta atención. Él no quería avergonzarse por enjugarse las lágrimas que de repente saltaban de sus ojos en frente de Zee.

—¿Nunew? ¿Qué quieres? —preguntó otra vez Zee cuando Nunew no le respondió.

—Algo que, evidentemente, no puedes darme — susurró con tristeza.

—Oh, yo no sé nada de eso, Nunew. Tengo un montón de dinero. Tengo serias dudas de que haya algo ahí fuera que no pueda darte.

—¿Por qué te importa? —preguntó Nunew, levantando los ojos hacia Zee—. Yo firmé los papeles de anulación. No hay nada de lo que quiero, que tu dinero pueda comprarme, Zee. No creo que haya nada más que nosotros tengamos que hablar.

Nunew no sabía qué esperar de Zee cuando lo vio de pie en su puerta. Una parte de él de repente se llenó de esperanzas de que Zee hubiera venido a llevárselo, pero cuando el hombre comenzó a hablar, incluso eso comenzó a desvanecerse. Zee no estaba allí por él. Él sólo quería aliviar su conciencia, nada más. Nunew deseaba que el hombre se fuera para poder lamer sus heridas en privado. Quería aferrarse a algo de dignidad.

—Mira, Zee, acaba lo que has venido a decir y vete, ¿por favor? —preguntó en voz baja Nunew.

—Yo quería asegurarme de que estás bien.

—Estoy bien. Tu conciencia está limpia. Ahora, por favor, vete —dijo Nunew cuando se puso de pie y caminó hacia la puerta de su casa. Se agarró a la puerta y la abrió, con el rostro inclinado hacia el suelo para no tener que ver a Zee salir. Pero todavía podía ver los pies de Zee cuando se detuvo frente a él. 

— Nunew —dijo en voz baja—. Mírame, Nunew.

Sabiendo que era una muy mala idea, Nunew levantó la cara para mirar a Zee. Su respiración se quedó atrapada en su garganta ante la tierna mirada en los ojos de Zee mientras lo miraba.

—Lo siento, Nunew. Nunca quise que nada de esto sucediera — susurró.

Nunew lógicamente sabía que Zee pedía disculpas por la situación en la que estaban, pero sentía cómo las palabras del hombre le atravesaban el corazón. ¿Zee lamentaba la situación en la que se encontraban por haberse casado con Nunew en primer lugar?

—¿Nunca quisiste que esto sucediera? —murmuró suavemente Nunew.

—Nunca quise lastimarte. Esa es la última cosa que querría, Nunew —respondió Zee, su mano descansando en la pared junto a la cabeza de Nunew.

—¿Qué quieres?

La sonrisa de Zee era triste mientras miraba hacia abajo a Nunew, su mano fue a acariciar suavemente el lado de su cara. —Yo sólo te quería.

Nunew alcanzó a agarrar la mano de Zee, sujetándolo contra el costado de su cara. —Tú me tenías, ¿recuerdas? Tú fuiste el que se fue.

—Tú... — Zee comenzó, pero el brillo del oro y la plata en el dedo de Nunew le llamó la atención. Él agarró la mano de Nunew y le dio la vuelta mirando hacia abajo al anillo de matrimonio que le había dado hacía tres meses.

—¿Por qué sigues usando tu anillo de bodas, Nunew? —preguntó Zee en silencio mientras frotaba los dedos sobre los bordes duros.

—Porque yo estoy casado, y ningún pedazo de papel que me hagan firmar va a cambiar eso —espetó Nunew cuando él apartó la mano de las garras de Zee, doblándola protectoramente contra su pecho como si tuviera miedo de que Zee le sacase el anillo.

—Firmaste la anulación, Nunew, al igual que yo. Ya no estamos casados.



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En el texto hay: fanfic, boyslove, zeenunew

Editado: 11.04.2024

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