Su toque suave - Zeenunew

Capítulo 8

Nunew tomó un sorbo de sidra de manzana mientras se reclinaba en su silla. Estaba agradecido de que Zee hubiera recordado que le proporcionaran algo sin alcohol. No quería olvidar un solo momento de su recepción de boda, aunque no conocía ni a una sola de las personas que se encontraban en el salón. Eso no quería decir que no hubiera conocido a un montón de gente esa noche, porque lo había hecho, más de lo que jamás podría posiblemente recordar, incluso sobrio.

Zee parecía conocer a todos, y Nunew adivinaba que eso estaba bien. En realidad era una fiesta a lo grande. Zee, obviamente, había contratado a la mejor ayuda en todo. Probablemente había ayudado que fuera el dueño del hotel. Los camareros mantenían los vasos llenos y caminaban alrededor ofreciendo canapés a todos los invitados. Una orquesta tocaba suavemente en el fondo. La gente bailaba. La gente reía. La gente celebraba.

Sí, era un infierno de fiesta, y Nunew estaba aburrido. Apenas podía dejar de bostezar. Recepciones de alto vuelo definitivamente no eran lo suyo.

—¿Cómo lo llevas, Liebling? —preguntó Zee.

Nunew se encogió de hombros. —Estoy bien, pero me sentiría mucho más cómodo en el 'Pub Murphy' jugando al billar con James y contigo.

—Yo también —dijo Zee. Agitó la mano hacia la multitud—. Todo esto va a terminar pronto y podremos volver a casa. Sólo un poco más, ¿de acuerdo?

Nunew asintió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Esta fiesta parecía ser importante para Zee.

—Hey, Liebling. ¿Sabes por qué Nueva York se llama 'La Gran Manzana'?

La frente de Nunew se arrugó con confusión. No estaba seguro de por qué Zee le había hecho esa pregunta en particular. —Uh, no.

—Bueno, de acuerdo con la New York Public Library, el nombre proviene de un libro llamado 'El Caminante en Nueva York' escrito por Edward S. Martin en 1909. Ahora, todavía hay un cierto desacuerdo sobre esto, pero es una teoría del pensamiento.

—¿Estás de acuerdo con esa teoría? Zee se encogió de hombros. —No sé.

—Y me estás diciendo esto porque...

Zee se encogió de hombros de nuevo, esta vez se añadió un poco de color rojo a su cara. —Sólo es algo que he escuchado en alguna parte.

Nunew resopló. Se inclinó y besó la mejilla de Zee, luego acarició su nariz contra su marido. —Siéntete libre de compartir conmigo estas cositas inútiles de información cada vez que quieras, chico grande. Haré mi mejor esfuerzo para recordar todas y cada una de ellas.

—Ahora te estás riendo de mí.

—No, amor, me estoy riendo contigo. Hay una gran diferencia.

—¿Eh? —preguntó Zee, una ceja levantada—. No estoy seguro de ver la diferencia.

—Bueno — Nunew se rió entre dientes—, si me hubiera reído de ti, yo te hubiera dicho de mantuvieras para ti esas cosas extrañas de mierda que nunca he oído. Sin embargo, desde que me estoy riendo contigo, no lo diré.

—De alguna manera, todavía no veo la diferencia — dijo Zee.

Nunew se inclinó hacia Zee, acariciando su lado. — No lo haces—se rió.

—Ahora, ¿qué entiendes tú por es...? — Zee comenzó, sólo para ser interrumpido por una voz detrás de ellos.

—Sr. Panich, lo siento, nos hemos perdido la gran entrada. Me han dicho que fue espectacular. Fuimos detenidos por un accidente de tráfico y llegamos un poco tarde. ¿Dónde tiene a su hermosa novia?

Nunew se congeló. Conocía esa voz. Lo perseguía en sus sueños y pesadillas. Se giró lentamente en su silla para mirar por encima de su hombro. Rezó porque la persona que sabía estaba allí, no fuera realmente la que él pensaba. No hubo suerte.

—Hola, padre.

—¡ Nunew ! —exclamó el senador Perdpiriyawong. Su rostro palideció—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Antes de que Nunew pudiera decir nada, Zee se puso de pie. Colocó su mano en la espalda de Nunew, tomando y tirando de él a su lado. —Senador, ¿entiendo que usted está emparentado con mi marido, Nunew?

—¿Su... su marido? —exclamó el senador Perdpiriyawong.

Nunew observó con una especie de curiosidad cómo toda la sangre se drenaba de la cara de su padre. Su madre estaba junto a él con la mirada perdida, como siempre estaba. Nunew ni siquiera estaba seguro de que ella viviera en el mismo planeta que todos los demás. Pero era un hermoso trofeo de esposa, aún a su edad.

—Sí, Nunew es mi marido. — Nunew se sintió cálido con el brazo de Zee sobre sus hombros—. Creo que soy muy afortunado.

Nunew podía ver el horror en los ojos de su padre, poco a poco comenzando a ser sustituido por un destello calculador. Sabía qué veía. Su padre estaba tramando algo y Nunew sabía que lo más probable es que fuera algo peor de lo que pensaba.

—Bueno, entonces creo que tengo que felicitarlos.

¿QUÉ?

Nunew no pudo evitar que su quijada cayera abierta en estado de shock. ¿Su padre, el gran senador Perdpiriyawong que presionaba con tanta fuerza contra los matrimonios del mismo sexo, les ofrecía sus felicitaciones? No era posible.

—Tú has perdido tu jodida cabeza —graznó Nunew.

— Nunew —advirtió el senador Perdpiriyawong—. Sé que tu madre y yo te hemos enseñado mejores modales que eso.

—¡Tú no me enseñaste una mierda! — Nunew dio un paso hacia su padre, de repente no estaba intimidado por él, como lo había estado la última vez que se habían visto. Fue el día en que el senador echó a Nunew de su casa sin nada más que la ropa que tenía puesta.

—Estamos en un lugar público, Nunew —gruñó el senador—. Eres un Perdpiriyawong. Recuerda quién eres y pórtate bien.

Nunew sonrió. —Soy un Panich. No he sido un Perdpiriyawong desde que me echaste a la calle porque era gay. —Cruzó los brazos sobre el pecho y miró a su padre, desafiándolo a seguir con sus palabras.

La nariz del senador Perdpiriyawong quemaba y su cara estaba enrojecida. Nunew sabía que estaba tratando de contener su ira. Al senador no le gustaba que lo contradijeran, en especial uno de sus hijos, y menos si era gay.



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En el texto hay: fanfic, boyslove, zeenunew

Editado: 11.04.2024

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