Fuí corriendo hacia él y lo abracé. Pero no sentía que sus brazos me sostenían a mi también. Sino que los tenía a ambos lados de su cuerpo.
— Ellie —escuché la voz de mi padre.
Me separé de él lentamente mirándolo a los ojos. Él hacía lo mismo, pero con una mirada que nunca antes la había visto en él. Era una mirada fría, y de odio haciéndome entender que no tenía que haberle abrazado.
— Aiden, puedes irte a instalar en tu nueva habitación. Sube las escaleras, es la segunda puerta de la derecha. —dijo mi padre.
Aiden lo miró y luego me miró a mi. Aún con su mirada fría, no dijo nada y se dirigió hacia las escaleras. Una vez que desapareció en ellas, mi padre habló.
— De ahora en adelante, Aiden vivirá con nosotros. Sus padres fallecieron hace dos años, los asesinaron en un intento de robo.
— ¿Y a él no le hicieron nada? —preguntó mi madre confundida.
—No, en ese momento él no se encontraba en la casa. E igualmente está muy traumado. Y por lo que me dijeron, no ha vuelto a hablar desde ese día.
— ¿Y por qué viene a vivir con nosotros? —pregunté.
— Porque no tiene a nadie más. Y aquí podrá seguir con sus estudios. Es más irá a tu mismo instituto.
Quedé muy sorprendida luego de lo que dijo mi padre. Es confuso, ya que sus padres fallecieron hace dos años y yo me entero recién ahora. Y es más, ¿por qué recién ahora lo traen aquí? ¿por qué no lo trajeron antes?
Luego de esta conversación, me dirigí a las escaleras. Una vez arriba, la puerta de donde será la habitación de Aiden, estaba abierta; y en el marco de esta estaba él mirándome con una sonrisa de lado.
Aún con su mirada puesta en mi, seguí mi camino hasta mi habitación, la cual estaba enfrente a la de él. Ingresé en ella y cerré la puerta rápidamente apoyando mi espalda en esta.
Luego de unos segundos, escuché como su puerta también se cerraba.
Me acosté en la cama mirando el techo.
— Regresó —susurré y una sonrisa tonta apareció en mis labios.
...
Eran apróximadamente las ocho de la noche, la hora de la cena. No salí de mi habitación en todo el día. Y aquí adentro no hice nada tampoco.
Ya mi estómago comenzaba a darme señales de que necesitaba alimentarse. Así que me levanté de la cama y salí de mi habitación.
No se escuchaba a nadie, estaba igual a como estaba esta mañana. Bajé las escaleras y fui a la sala, no había nadie. En la mesita que había allí, se encontraba una nota escrita por mi madre.
"Nos fuimos con tu padre a la empresa, surgió un problema. No nos esperes, llegaremos tarde. Dile a Mónica que les haga la cena"
-Mamá.
Mónica es otra empleada de aquí. Quien es la que nos cocina.
Suspiré y me dirigí a la cocina. Tenía ganas de comer lasagna, así que prepararé eso.
Una vez comencé a prepararla, escuché una puerta de arriba cerrarse de golpe y unos pasos rápidos que descendían. Volteé y miré la puerta de la cocina, en la cual se encontraba Aiden apoyado en el marco de esta. Me miraba con una sonrisa de lado y los brazos cruzados sobre su pecho.
Puse los ojos en blanco y seguí con lo mío. Escuché como rió y sus pasos alejándose. Y luego el sonido del televisor de la sala.
Luego de unos minutos, la lasagna ya estaba lista. Así que preparé la mesa para dos.
Me dirigí a la sala y él se encontraba casi acostado en el sofá y mirando la televisión.
— Ya está la cena —dije.
Me miró serio y se levantó. Comenzó a caminar hacia mi y mi corazón comenzó a latir muy rápido. Me sonrió y pasó por mi lado derecho, dirigiéndose a la cocina.
Luego de unos segundos, reaccioné y me dirigí yo también allí. Antes de ingresar en esta, Aiden salió con un plato y la lasagna que hice en él. Me miró serio otra vez y se fué hacia las escaleras. Luego escuché la puerta de su habitación cerrarse.
Suspiré y fui a la cocina a comer. Tratando de entender todo lo que él está viviendo y por qué es así.