Monserrat suspira una vez que termina con su examen, se levanta silenciosamente para caminar hacia su profesor de historia, sin dudas no mentía cuando advirtió a sus alumnos que sería difícil pero ese no fué un problema para la jóven, sinó que hoy cumple sus dichosos dieciocho años y su madre está con los preparativos sin importarle que éste delicada por la operación de vesícula.
— Exelente Monserrat y felíz cumpleaños, puedes irte. — dice su profesor devolviéndole la hoja ya corregida. Sonríe orgullosa de si misma.
— Muchas gracias, hasta mañana. — murmura en busca de su mochila para luego salir a paso apresurados del colegio. Corre un poco para poder llegar más rápido, espero mucho tiempo con ansias éste día y no lo hiba a desaprovechar si ocurriera algo mínimo. Nadie podría quitar la felicidad inmensa que su corazón siente, está noche será su fiesta soñada.
— ¡Mamá llegué! — avisa agitada, su madre la ve y se ríe de la emisión que contiene su bella y mayor hija.
— Monse, hija guarda esa alegría para la noche. — dice su madre besando su frente.
— Vale pero ahora quiero que descanses, yo seguiré con los preparativos madre.
Su madre no se niega y se sienta a observar a su hija como tiembla, cada vez que toca algunas de las cosas.
— Si sigues así terminarás rompiendo algo aunque estés intentando no romper. — la regaña con una media sonrisa.
Monserrat ríe y su querida madre se une pero se queja de inmediato del dolor, caando que Monse se sintiera culpable. Dejá todo para atenderla, mientras que su hermanito de dos años pide upa, lo carga besando su mejilla.
— Lo siento madre, olvidé que éstas operada. — habla apenada, su madre acaricia su mentón dándole entender que no es nada de que preocuparse.— Hasta olvidé que no puedes cocinar en ese estado, papá vendrá cansado con hambre, mejor iré a cocinar y luego llamaré a Jessica para que me ayude— agrega dejando al pequeño viendo televisión, va a la cocina y busca todo lo necesario para preparar pollo al horno con papás e morrón.
En su mente piensa en Jackson, el chico quién ella anela salir algún día, sabe que estará está noche en su fiesta por lo que esta el doble de nerviosa por el moreno.
La puerta se abre, su padre ha llegado justo a tiempo para comer comida caliente y no recalentada como la mayoría de las veces por llegar tardé del trabajo.
— ¡Familia el almuerzo está listo! — grita desde el comedor, su madre con ayuda de su marido se sienta para poder almorzar todos juntos. Monserrat busca a su hermano y lo sienta junto a ella en su sillita para ayudarlo a comer sin quemarse. — Que disfruten.— finaliza con una sonrisa grande y la más sincera para sus padres.
— Gracias hija— responden ellos al mismo tiempo.
Ambas amigas ríen a carcajadas mientras terminan con los preparativos.
— Gracias Jessi, sin tu ayuda no hubiera terminado. — agradece, abrazando a su amiga.
— Nos es nada, aunque aún pienso en que con el dinero que tienes, no has contratado a personas para casi nada. — dice
— Quería que sea muy personal todo, sólo contrate a dos barman y todo lo que es la mesa dulce. — comenta
— Bueno, debo irme para poder comprarme lo que me pondré está noche. — dice despidiéndose— Ahh, lo olvidaba te contrate una maquilladora profesional y un peluquero divino. Felíz cumpleaños nena. — murmura saliendo de la casa. Monserrat agradece a su amiga que sea muy atenta, ya se había olvidado de su maquillaje e peinado.