Monserrat siente como su cuerpo pide a gritos sentarse por lo menos un segundo, su noche mágica se había vuelto realidad. El chico por el quién ella suspira la ha sacado a bailar más de cinco veces pero no siente que el la vea más que una amiga. Su amiga Jessica propuso salír a tomar unos helados luego, Monse no dudó en estar de acuerdo, necesitará aire puro y un buen helado de menta granizada.
— Amiga, ¿ tú conocés a esos tipos? — pregunta su amiga señalando.
— No pero intimidan mucho. — responde dejando de ver a los hombres desconocidos.
La muchacha se sienta en la barra, esperando a que está inolvidable noche acabará. No tardo mucho el dj en apagar la música, cada uno de los presentes empiezan a irse, sin antes decirle a la cumpleañera, que fué " La mejor fiesta ".
Su grupo de amigos esperan a que Monserrat se cambié, baja y parten todos juntos a la única heladería abierta a cinco cuadras de la casa. Cinco minutos después llegan, corren como niños a pedir sus sabores. Salen contentos saboreando la delicia que contienen sus manos.
— ¿ Qué piensas ser cuando termines tus estudios peque? — pregunta su amigo con el apodo que ella detesta.
— ¿ Ser contadora? No lo se, aún me falta un año para pensarlo Ian. — responde regalándole un media sonrisa.
— Te vendría bien ser masajistas, sería tú primer paciente cada lunes. — comenta Lorenzo con picardía.
Ella golpea su hombro jodiendo, ambos ríen, hasta que Monserrat deja de reír para juntar sus piernas aguantando la ganas de hacer pis.
— Necesitamos volver, tengo que ir al baño— dice mordiendo su labio.
— Corre, no estámos tan lejos de tu casa ahora. — dice su amiga.
La jóven niega con miedo, mirando la mitad de calle oscura que debería pasar.
— Nosotros te vamos a observar, no pasará nada.
Accede corriendo, pensando en las palabras recientes de su fiel amigo. Ríe al mirar hacía atrás y ver como ellos la observan pero los rostros de los jóvenes cambia de repente a una cara pálida, su corazón empieza a latir más rápido de lo normal.
— ¡ MONSERRAT! — gritan corriendo hacía ella.
Unos tipos enmascarados bajan de un auto negro, secuestrando a la morena.
— ¡NO DÉJENME! ¡AYUDENMEN! — dice entre llanto, pataleando.
Es metida bruscamente al coche, presionan un pañuelo en ella para que aspire el éter , su cuerpo no tarde en desmayarse.
El coche se aleja a máxima velocidad, los chicos dejan de correr sintiendo como las lágrimas caen de sus rostro.
— ¡ Llama a la policía! — dice alterada Jessica. Uno de ellos llama reportando el secuestro, mientras que los demás se encargan de avisar a la familia.
Una noche mágica para Monserrat, se convierte en una gran pesadilla. Su interior duda en tener la suerte de volver a ver a sus seres queridos. Sé perderá la etapa escolar de su hermanito quién un día ella le prometido que nada en este mundo la separaría de su lado pero se equívoco.